sábado, 10 de diciembre de 2016

Después de las llamas…


Compilado por Graciela Sepúlveda





Hace unos días escuché en la radio una entrevista a Virginia Sendel, y recordé a la mujer culta, talentosa, con una gran personalidad, trabajadora, y a quien una gran tragedia le cambió el rumbo de su vida y la llevó por el camino del servicio y la ayuda a los niños que han sufrido quemaduras graves…

Virginia Sendel Iturbide nació el 15 de noviembre de 1944 en la ciudad de México, sus padres fueron el tenista Federico Sendel y la actriz del cine mexicano Rebeca Iturbide. Desde pequeña siguió los pasos de su padre y a los 6 años empieza a jugar tenis, llegando a ser campeona nacional infantil y juvenil.

Al mundo del tenis le debe su matrimonio y se puede decir que su carrera periodística,  pues a su esposo lo conoció en un torneo de tenis, era un gran tenista y llegó a ser el capitán del equipo de la Copa Davis, Ives Lemaitre, y en cuanto a su carrera periodística, ella cuando veía desde su hogar el noticiero “24 Horas” con Jacobo Zabludovsky notaba que faltaba gente que supiera de tenis, así, por medio de una amiga que conocía a alguien de Televisa ofreció sus servicios, cual va siendo su sorpresa que unos días después le llaman de parte de Jacobo Z. y le piden que vaya a una entrevista, y ¡se quedó en el noticiero! Más adelante empezó a cubrir entrevistas de todos los temas, con grandes personalidades. Con su cultura, con los idiomas que sabía (inglés y francés), con su personalidad y con las ganas que le echaba a su trabajo logró destacar en todo lo que hacía.

Poco después la nombraron directora de los noticieros de fin de semana, empezó a dirigir 24 Horas del sábado, Semanario PM domingo y Cápsulas informativas de 5, 5.

En el ’89 produjo los programas “México Mágico”, “De Mujer a Mujer”, “Increíble” y “Fantástico Animal”. Llegó a ser Vicepresidenta de Televisa.

Después la pasaron a la XEW como directora a donde llegó llena de ideas y de energía, elevando el rating de la estación a niveles que nunca había tenido.

Llegó el año 1997, un año lleno de tristeza para Virginia, durante este año muere su padre, al poco tiempo el padre de sus hijos, Ives, se habían divorciado años antes, pero siempre llevaron una muy buena relación, de hecho Virginia lo cuidó en sus últimos días, y el 19 de diciembre de ese mismo año, el hecho más doloroso que una madre puede sufrir, la muerte de su hija y de un nieto.

Su hija Michou (Michelle) tenía 4 hijos y vivía en una casa de 3 pisos, ese día hicieron corto circuito las luces del pino de navidad y empezó un incendio en el primer piso, Michelle salvó a dos de sus hijos a quienes lanzó de una ventana del segundo piso a la terraza de una vecina, pero regresó al interior para intentar rescatar a Camila, entonces de tres años, y a Mau, de cinco, sin saber que los bomberos ya los habían rescatado con quemaduras severas.

Michou, murió calcinada; Cami y Mau fueron trasladados a un hospital del Distrito Federal, en donde Virginia se topó con un deficiente servicio médico y fue entonces cuando por su mente pasó crear un organismo para ayudar a víctimas de incendios: la Fundación Michou y Mau, de la que ella es fundadora y presidenta.

“En el hospital de México nos decían que si los movíamos (trasladar a los pacientes a un mejor hospital) morirían y es al revés, un niño quemado, o cualquier quemado, entre más pronto reciba atención especializada, en horas, tiene más posibilidad de salir adelante”, dice Virginia.

“Diez días después, Mau llegó infectado ya al Hospital Shriners de Galveston, Texas, a pesar de haber estado en el mejor, o por lo menos el hospital más caro de México. Sus posibilidades (de sobrevivir) fueron pocas aunque él tenía 50 por ciento de su superficie corporal quemada, y Cami tenía 45 (por ciento). Mau se infectó en el camino. Murió 20 días después del accidente” se lamenta Virginia, quien entiende que un accidente le costó la vida a su hija, pero no entiende la muerte de Mau por falta de una adecuada atención en México.

“Cuando vi que el personal del hospital (Shriners) entregó su corazón y su alma e hicieron todo lo posible por sacar adelante a Mau y me sacaron adelante a Camila en una forma maravillosa… ahí mismo yo juré, el día que murió Mau, que a ningún niño mexicano le volvía a pasar eso: morir por no recibir atención especializada”.

Michou, Mau y Lorenzo

-No existen las casualidades, la tarde de la tragedia Michou iba a salir con unas amigas, pidió un taxi y nunca llegó, pidió otro y tampoco llegó, entonces desistió de su salida, si Michou no hubiera estado en su casa esa tarde, hubieran muerto sus 4 hijos, Virginia comenta sobre esto que a ella no le hubiera gustado tener a su hija viva, pero con el dolor de haber perdido a sus 4 hijos.

Transcurrieron casi tres meses del fatal accidente, cuando Virginia regresó a México con Camila. Fue entonces cuando cayó en la cuenta de que no había vivido el duelo por la pérdida de Michou, pues había estado al pendiente de la vida de sus dos nietos. Entonces se encerró en su casa llena de tristeza y depresión. Llegaron las amigas de Michou, la sacaron de la cama y le dijeron: “tú habías prometido hacer una fundación, ahora te levantas y vamos. ¿A dónde se tiene que ir? ¿Qué tenemos qué hacer?” y la llevaron. Se firmó la “Fundación Michou y Mau, I.A.P.” a los 15 días, en abril de 1998, y a los 15 días tuvieron el primer traslado; no sabían con qué lo iban a pagar, se pagó con la tarjeta de crédito de Virginia, sin tener apoyo económico atrás, pero a partir de ese momento consiguieron “padrinos” y nunca les ha vuelto a faltar para trasladar a un niño en riesgo de perder la vida.

El costo para tratar a un niño quemado es elevado: sólo el vuelo especial y el acondicionamiento requerido a Galveston vale 12 mil dólares. A Boston, Cincinnati y Sacramento, 25 mil. Eso aparte de las operaciones y la cirugía plástica.

Virginia dice que a la primera llamada le siguió otra, de Guadalajara. La explosión de una pipa había envuelto a seis niños.

A la fecha la Fundación Michou y Mau ha trasladado y salvado la vida de más de 1,750 niños, atienden las secuelas de 8,000 menores, han capacitado a 35,000 profesionales de la salud en la atención especializada de quemaduras y gestionado la instalación de 8 Unidades de Quemados en 7 estados.

En casos de niños con secuelas agudas derivadas por quemaduras, cuando presentan limitaciones motrices, profundas afectaciones físicas y estéticas, o alguna situación de riesgo, se reciben en clínicas semestrales para valoración, atención y tratamiento quirúrgico.   Estas jornadas se realizan dos veces al año en Toluca, Monterrey, Guadalajara, San Luis Potosí, Veracruz y Distrito Federal, recibiendo en promedio de 150 a 300 casos en cada oportunidad, contando con el apoyo de especialistas médicos del Shriners Burns Institute y médicos asociados.

Con el fin de que los niños no sufran quemaduras, hay que enseñarlos como evitarlas. Con este fin, se estableció la campaña nacional permanente de prevención “NO T-QMES”, que enseña de forma didáctica y práctica a reconocer el peligro y evadir las quemaduras.   La campaña se basa en canciones que llevan a ejercicios educativos, complementados con cuadernos de dibujo, juegos de mesa, vídeos, capsulas y pósters informativos, además de difusión por los principales medios de comunicación: televisión, radio, cine, prensa escrita y anuncios públicos.

La mascota “Chispas” el perico bombero, es el personaje que se encarga de enseñar a los niños cómo evitar las quemaduras y qué hacer en caso de incendio. “Chispas” visita centros educativos, culturales, recreativos y comunitarios, impulsando la cultura preventiva.

Los cursos son impartidos por instructores voluntarios, educadores y trabajadores sociales, que han recibido capacitación por la Fundación Michou y Mau, I.A.P.

La Fundación Michou y Mau sacó a la venta un gel para quemaduras que enfría la zona afectada, deteniendo el proceso por el cual sigue quemándose el área, el cual no lo detiene el agua fría, ni la mostaza, ni la mantequilla y todo lo que nos ponemos cuando nos quemamos, el gel se llama “Quema Alive”.

Hoy, Virginia reconoce que al principio sus hijos no estaban convencidos de su misión.

"Hoy son los más orgullosos", explica contenta, sin embargo recuerda con tristeza:

"Para mí cada chiquito quemado es Mau", dice cuando se le pregunta cómo ha mantenido la fuerza. "Cada chiquito que salvamos, Camila. Me involucro con todo mi espíritu en cada caso”. Su nieto Lorenzo que también  se había salvado del incendio tristemente murió en mayo de 2006.

"Michou, Mau y Lore siempre estarán conmigo, pero mi vida ha salido adelante por el trabajo que decidí hacer... Si no se me hubiera ocurrido, no sé dónde estaría".

Virginia Sendel ha recibido muchos reconocimientos a través de su vida, tanto por su labor periodística, como por su labor altruista, sin embargo, el mayor reconocimiento, y que la llena de orgullo y satisfacción es ver la cara de felicidad de los papás de los niños que han sufrido quemaduras, cuando han salido adelante. Un ejemplo a seguir de una mujer exitosa en todos los aspectos, que supo encauzar el dolor y convertirlo en una fuente de bienestar para los demás.


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