sábado, 8 de julio de 2017

Su “lucha” por la paz




Compilado por Graciela Sepúlveda

Hoy quiero platicarles sobre la ganadora del Premio Nobel de la Paz en el 2011, Leymah Gbowee, quien nos da una gran lección que nos enseña que la unión hace la fuerza, ella, unida a miles de mujeres cristianas y musulmanas, lograron detener la sangrienta segunda guerra civil en Liberia, África, y tener PAZ…

Leymah Gbowee nació en Liberia, África, en la zona central, el 1 de febrero de 1972. A los 17 años se mudó a Monrovia, en la misma Liberia, pero en la costa oeste, cuando estalló la primera guerra civil del país. Leymah se entrenó como terapeuta para ayudar a las personas a superar el trauma que supone una guerra, trabajó durante la guerra civil con los niños soldados del ejército de Charles Taylor, el dictador que presidió Liberia de 1997 a 2003 y gobernó a base de asesinatos, violaciones, esclavismo, mutilaciones y uso de niños como soldados, entre otras cosas. Madre de seis hijos y rodeada de imágenes de guerra, se dio cuenta de que si algo debía cambiar en la sociedad, debería ser llevado a cabo por las madres. La Segunda Guerra Civil estalló en 1999 cuando la oposición al régimen del presidente fue creciendo.

En 2002, Leymah Gbowee era una trabajadora social que organizó la Acción Masiva por la Paz de las Mujeres de Liberia. El movimiento por la paz empezó de forma local, en Monrovia, con mujeres cristianas y musulmanas que rezaban y cantaban en el mercado de pescado, las organizó para rezar por la paz y llevar a cabo protestas pacíficas por la no violencia.

Miles de mujeres unieron sus esfuerzos y llevaron a cabo protestas entre las que se encontraba una huelga de sexo y la amenaza de una maldición hacia los que contribuyeran a la guerra. Forzaron una reunión con el presidente Charles Taylor y consiguieron de él la promesa de asistir al diálogo de paz en Accra, Ghana para negociar con los rebeldes de Liberianos Unidos por la Reconciliación y la Democracia.

Luego Leymah lideró una delegación de mujeres de Liberia que se dirigieron a Ghana para seguir presionando durante todo el proceso de paz. Celebraron una protesta silenciosa en el exterior del Palacio Presidencial en Accra, pidiendo un acuerdo para los diálogos de paz. Lo que iba a durar 2 semanas se extendió por 3 meses. Durante este proceso se enteraron que un misil había sido lanzado a una embajada donde estaban varios liberianos, esto hizo enfurecer a Leymah, se dirigió al salón de la paz y les dijo a las mujeres que estaban ahí: “vamos a dejar a estos hombres sin agua y sin comida”, e hicieron una barricada, claro que la quisieron arrestar los de seguridad, pero ella amenazó con quitarse toda la ropa, inmediatamente se fueron, esto se debe a que cuando una mujer decide que va a entregar el último vestigio de su dignidad, eso es algo que hace despertar a cualquiera, incluso al dictador más desalmado. Con todo, todavía se tardaron 3 semanas más en firmar el tratado de paz.

Leymah Gbowee y Comfort Freeman, presidentes de dos iglesias luteranas diferentes, organizaron la Red de Mujeres para la Construcción de la Paz (WIPNET por sus siglas en inglés) y dirigieron una declaración de intenciones al Presidente: “En el pasado nosotras éramos silenciosas, pero después de haber sido asesinadas, violadas, deshumanizadas, e infectadas por enfermedades, y viendo a nuestros niños y nuestras familias destruidas, la guerra nos han enseñado que el futuro yace en decir ¡NO a la violencia y SÍ a la paz! No pararemos hasta que la paz prevalezca.”

Su movimiento trajo el fin de la Segunda Guerra Civil de Liberia en 2003 y lideró la elección de Ellen Johnson-Sirleaf, como presidenta, promoviendo el voto en las mujeres, algunas de las cuales nunca en su vida habían votado, siendo entonces Liberia la primera nación africana en tener a una mujer en este cargo.

Vestidas con camisetas blancas para simbolizar la paz, y contadas por miles, las mujeres se convirtieron en una fuerza política contra la violencia y el gobierno y han liderado con éxito la petición de paz en otros estados africanos.

Leyman Gbowee es el personaje principal del documental rodado en 2008 “Ruégale al diablo que regrese al infierno”. La película ha sido usada como un instrumento de propagación en zonas de postconflicto como Sudán y Zimbabwe, movilizando a mujeres africanas para solicitar la paz y la seguridad. También escribió un libro: “Un sueño de Paz”.

Leymah Gbowee es la directora ejecutiva de la Red de Mujeres por la Paz y la Seguridad basada en Accra, Ghana y trabaja para construir relaciones en la región de África occidental en apoyo de la capacidad de la mujer para prevenir, apartar y terminar conflictos.

La paz no se obtiene cuando se firma el tratado de paz, las injusticias no se acaban cuando el dictador se va, la discriminación no se acaba cuando se promulgan las leyes, la paz es una lucha continua en la que Leymah está al frente y sin descansar hasta ver que su país, Liberia, avance a una paz estable y un desarrollo sostenible, y asegurarse de que todos sus líderes, sean hombres o mujeres, sean responsables por todo lo que hacen.

Entre paréntesis, el desgraciado dictador Charles Taylor, después de buscar escapar, actualmente cumple una condena de 50 años por crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos en su país y en Sierra Leona, convirtiéndose en el primer exjefe de Estado contra el que la justicia internacional ha completado un juicio.

Leymah se ha hecho acreedora a muchos premios y reconocimientos, el más grande, el Premio Nobel de la Paz en el 2011, compartido con la presidenta de su país, Ellen Johnson-Sirleaf, y con la yemení Tawakkul Karman, otros honores son:

  • Galardonada en el 2010 con la Medalla de Justicia John Jay
  • Galardonada con el Premio Gruber 2009 de Derechos de la Mujer
  • Galardonada con el Premio al Coraje John F. Kennedy en 2009
  • Galardonada con Premio Mujeres Líderes del Siglo 21 en el 2008

 Leymah Gbowee, una mujer de éxito, que logró la paz en su país a base de mucha lucha, paciencia, entrega, y sobre todo, unión, y donde la unión hizo la fuerza, y donde por la unión se hicieron notar en su país y en el mundo, que gran enseñanza nos deja Leymah Gbowee.