sábado, 2 de diciembre de 2017

De puerta en puerta

Don Humberto Lobo Villarreal


Compilado por Graciela Sepúlveda

Una de las principales avenidas de San Pedro Garza García, N.L. es la ave. Humberto Lobo, pero ¿Quién fue Don Humberto Lobo? ¿Por qué le dieron su nombre a una importante avenida? Después de investigar lo que encontré de su exitosa vida, comprendí por qué tiene una avenida, colegios y otras instituciones con su nombre, realmente un ejemplo a seguir de disciplina y dedicación, y con ello la muestra de que solo así se logra el éxito y la realización, les compartimos la semblanza de Don Humberto Lobo Villarreal…

Don Humberto Lobo Villarreal nació el 29 de diciembre de 1917 en Monterrey, N.L. México, tuvo 8 hermanos y junto a sus papás Humberto y Juanita vivieron situaciones económicas muy difíciles.

En 1924 Don Humberto Lobo inició sus estudios de primaria teniendo que abandonarlos en quinto año pues se enfermó de paludismo.

Desde los nueve años ayudó a la economía familiar de muchas maneras; entre ellas, vendiendo pequeños cofres de madera que él mismo armaba, pulía, labraba, decoraba y barnizaba.

Para lograr nuevas oportunidades de trabajo, sus padres se trasladaron al municipio de Parras en el estado de Coahuila, donde su mamá, que era maestra, se dedicó a dirigir un colegio, Don Humberto permaneció en Monterrey en el internado del sacerdote Rafael Jardón.

Aprovechó su estancia en Monterrey para estudiar la Carrera de Comercio, formación profesional técnica que cursó en la Academia “Zaragoza”, institución muy distinguida entonces en la formación de recursos humanos para el comercio y las empresas, oficio que le sirvió para entrar al “mundo de los negocios” al realizar, si bien simples, pero ingeniosas operaciones de compra-venta, las que le permitían mejorar su solvencia y ser el sostén económico de su familia, el trabajo y el estudio fueron las constantes del joven Humberto.

El Padre Jardón le enseñó el valor de la productividad a través del fomento de los hábitos necesarios para obtener la disciplina y dedicación, y por recomendación del mismo padre, Don Humberto obtuvo a la edad de 15 años su primer puesto de trabajo como mensajero del departamento de ventas de la Compañía Vidriera Monterrey, donde, por nunca limitarse únicamente a sus funciones y mostrar siempre poco conformismo y capacidad de sobra, obtuvo el reconocimiento de sus jefes, que lo compensaron con nuevas responsabilidades y mejor remuneración, la dedicación y disciplina adquiridas comenzaron a dar fruto.

Obtuvo también la representación de una empresa alemana que producía baquelita, su principal cliente era la Vidriera, ya que esta manufacturaba los envases de cristal pero no las tapas.

En muy poco tiempo fue nombrado por esa compañía alemana como el "mejor vendedor" y siguió dedicando su tiempo a la representación, hasta que el plástico norteamericano sustituyó la resina sintética y que Vidriera Monterrey iniciara su propia fabricación de tapas.

A los 17 años fue recomendado para el puesto de subgerente en una tienda del Mercado del Norte, donde vendía loza de segunda de la Compañía Troqueles y Esmaltes, S.A. Este establecimiento se encontraba con problemas administrativos, y en muy poco tiempo fue convertido por Don Humberto en un negocio bien administrado y sus ventas se elevaron notablemente.

En 1939, cuando tenía 22 años obtuvo la gerencia de la compañía Impermeabilizantes y Pinturas S.A.- hoy Berel.- teniendo al ingresar la importante responsabilidad de mejorar y desarrollar los servicios de impermeabilización con los productos que esa empresa ofrecía.

El 7 de diciembre de 1940, contrajo matrimonio con Dolores Morales; una joven de 20 años de edad que trabajaba como secretaria para una empresa estadounidense. Ella representó, a partir de entonces, el elemento fundamental que impulsó a Don Humberto hacia la consecución de todos sus logros posteriores.

En 1945, Don Humberto inició los trabajos de Protexa en la cual invirtió su escaso capital, instalando el taller en el patio de una casa en el centro de Monterrey. Su personal lo integraban tres oficinistas, cinco obreros, una secretaria, un chofer, y él mismo. Y así, tocando "de puerta en puerta" formó gradualmente una fuerte cartera de clientes, consolidada a través del tiempo por la alta calidad de materiales, precios competitivos, garantías de cinco a quince años y una eficiencia en los trabajos de impermeabilización que realizaba a base de asbesto y alquitrán de hulla, se preocupaba por hacer muy bien las cosas desde la primera vez, y esto hizo que su fama fuera creciendo basada en su integridad y responsabilidad en el trabajo.

A partir de ese momento Don Humberto Lobo le dio a la empresa el impulso  que la convertiría en una de las mejores del país y reconocida mundialmente. Esta empresa creció y se diversificó rápidamente, abarcando servicios de protección catódica para tubería subterránea, construcción de estaciones de bombeo, obras hidráulicas, eléctricas, industriales; la urbanización y construcción de casas, edificios y unidades habitacionales, fundando además instalaciones en toda la república y en el extranjero y que con su habilidad empresarial pudo lograr que todas prosperaran y tuvieran una estabilidad, siendo reconocido por ello a nivel mundial.

Don Humberto y Doña Dolores tuvieron 11 hijos, y siempre supo inculcar en ellos su filosofía en el trabajo y deseo de superación, continuando ellos no solo con los logros de su padre, sino creando y diversificando su emporio hacia nuevos horizontes, pero siempre teniendo el ejemplo de vida que les heredó Don Humberto Lobo Villarreal.

Don Humberto murió el 29 de Junio de 1976, dejando a la vista del mundo, cincuenta y ocho años de trayectoria profesional y personal ejemplares.

Lo más admirable de conocer algo de la exitosa vida de Don Humberto Lobo, es que no sólo sus logros son de reconocerse, sino el cómo los realizó, partiendo de que fue una persona como la mayoría de nosotros, con nada más que trabajo, dedicación y deseo de superación. La vida de Don Humberto es además de un ejemplo a seguir, una motivación para todas las personas, al saber que no es requisito nacer con dinero para ser un empresario exitoso, sino que las herramientas principales para ello es uno mismo, y que aparte del requerido conocimiento, se necesita habilidad y visión, el saber qué hacer ante cualquier probable adversidad y no dejarse vencer, e ir siempre adelante buscando el éxito total en cada empresa que realicemos.