Compilado por Graciela Sepúlveda
Hace unos días escuché
en la radio una charla sobre Amelia Earhart, y despertó mi curiosidad
investigar más sobre esta gran mujer que hizo de su vida una gran aventura y
que inspiró a miles de mujeres a lograr sus sueños, les comparto…
Amelia Earhart nació el 24 de julio 1897 en Atchison, Kansas
en los Estados Unidos. Pasó gran parte de su infancia jugando con su hermana
menor Muriel con la que vivía todas sus aventuras, recogían insectos y ranas,
trepaba a los árboles, le disparaba a las ratas con un rifle calibre 22 en el
granero de su abuelo, también jugaba beisbol y futbol, era una niña muy
inquieta y activa. Otro de sus pasatiempos era reunir recortes de periódicos de
mujeres famosas que sobresalían en actividades tradicionalmente protagonizadas
por hombres.
Cuando Amelia tenía once años, en 1908, vio a uno de los hermanos Wright en unos de sus primeros
aviones en la Feria Estatal de Iowa. Ella no presentó ningún interés en el
vuelo y no pensaba mucho en los aviones en ese momento.
Después de graduarse de la escuela secundaria, Amelia no
estaba segura de lo que quería hacer. Entonces ingresó a la Escuela Ogontz en
Pennsylvania, pero la abandonó para convertirse en una auxiliar de enfermería para
atender a los soldados heridos de la Primera Guerra Mundial. Después inició
estudios para convertirse en mecánico, pero pronto regresó a la escuela para
estudiar la carrera de medicina. Finalmente, decidió dedicarse a la
investigación médica. Esto fue hasta que voló por primera vez en avión, eso cambió
todo.
El 28 de diciembre 1920 Amelia y su padre visitaron una
exhibición aérea en California. Amelia subió y voló por primera vez en un avión
ese día. Una vez que el avión estuvo a pocos cientos de pies de altura Amelia
supo que “tenía que volar”, o como
decimos aquí ella diría: “De aquí soy”.
Su primer avión |
Amelia trabajó duro y, junto con algo de dinero de su madre,
pudo pagar las lecciones de vuelo. Siguió trabajando más para ahorrar y comprar
su propio avión, y lo logró muy pronto, compró un avión de color amarillo
brillante al que apodó “Canario”. Obtuvo
su licencia de piloto y estableció un nuevo récord de altitud para los pilotos
de sexo femenino al alcanzar los 14,000 pies de altura.
Para 1923 obtuvo la licencia de piloto de la Federación Aeronáutica Internacional,
siendo la decimosexta mujer en recibirla.
En 1927 se unió a la Asociación
Aeronáutica Nacional (en Boston). Se dedicó a invertir dinero para
construir una pista de aterrizaje, vendió aviones Kinner y promovió la
aviación, especialmente entre mujeres. Ya comenzaba a hacerse un nombre en la
sociedad. El Boston Globe la
reconocía como una de las mejores pilotos de Estados Unidos.
En 1928 invitaron a Amelia a participar en un vuelo
histórico a través del Atlántico. Junto con el piloto Bill Stultz y el copiloto
Delgado Gordon, Amelia voló a través del Océano Atlántico en el avión Amistad. Amelia fue la navegante en el
vuelo. El 18 de junio 1928 después de veintiún horas de vuelo, el avión
aterrizó en Gales. Logró ser la primera mujer en hacer el vuelo a través del
Atlántico.
Amelia fue recibida en Estados Unidos como una heroína. Hicieron
un desfile para ella en la ciudad de Nueva York e incluso se reunió con el
presidente Calvin Coolidge en la Casa Blanca. A raíz de este viaje empezó a ser
conocida como “Lady Lindy”, por su
parecido al aviador Charles Lindbergh.
Sin embargo, Amelia no estaba satisfecha. Quería hacer el
mismo viaje a través del Atlántico, pero esta vez quería pilotar el avión y
hacer el vuelo sola. El 20 de mayo 1932 despegó de Harbour Grace, Terranova a bordo de un monomotor rojo brillante.
Tenía la intención de hacer el mismo vuelo que Charles Lindbergh había hecho
cinco años antes y volar a París, Francia.
El vuelo fue muy peligroso. Hubo mal tiempo, nubes espesas,
problemas mecánicos y a menudo el parabrisas y las alas estuvieron cubiertas de
hielo. Puesto que no tomaba café o té, Amelia se mantenía despierta oliendo
sales. Sólo llevaba un termo con sopa y una lata de jugo de tomate. Catorce
horas más tarde había cruzado el Océano Atlántico, sin embargo por todos los
problemas que tuvo se vio en la necesidad de cortar el vuelo, aterrizando sobre
pasto en Londonderry, Irlanda del Norte. En esta travesía impuso varias marcas:
primera mujer en hacer un vuelo solitario en el Atlántico, primera persona en
hacerlo dos veces, la distancia más larga volada por una mujer sin derenerse y
récord por cruzarlo en el menor tiempo. Recibió muchos reconocimientos por esta
hazaña, el presidente Herbert Hoover le dio la medalla de oro de la Sociedad National Geographic, el
Congreso de los Estados Unidos la premió con la “Cruz del Vuelo Distinguido” siendo la primera vez que se le otorgaba
a una mujer. Amelia sintió que el vuelo probó que los hombres y mujeres eran
iguales en “trabajos que requirieran
inteligencia, coordinación, velocidad, sangre fría y fuerza de voluntad”.
Amelia y su esposo George Putnam |
En 1934 le anunció a George Putnam, su esposo, con que el
que se había casado en 1931, que la próxima aventura seria un vuelo a través
del Pacífico, desde Hawaii a California, y después a Washington. Diez pilotos
lo habían intentado y murieron. Salió de Honolulu el 11 de enero de 1935 y
aterrizó en Oakland, California, ante una multitud que la vitoreaba. Roosevelt
le envió sus felicitaciones. Ese mismo año realizó el primer viaje solitario de
Los Ángeles a la Ciudad de México, y de allí a Newark, Nueva Jersey.
Amelia continuó volando en los siguientes años. Rompió
muchos récords y también escribió y dio discursos sobre lo que era volar y
sobre los derechos de las mujeres.
Amelia y Fred Noonan |
A pesar de que era la piloto más famosa en el mundo, Amelia
no estaba satisfecho todavía, siempre buscando ir más allá, imponiéndose nuevos
retos y metas, y ahora quería ser la primer mujer en volar alrededor del mundo.
Amelia y Fred Noonan, su navegante, partieron de Los Ángeles hacia Florida el
21 de mayo de 1937. El 1 de junio salieron de Miami, y su primer destino fue
San Juan, Puerto Rico, de ahí bordeó Sur América con rumbo a África y el Mar
Rojo. Desde allí realizó un vuelo inédito en la historia de la aviación, hacia
Karachi en Pakistán. Después se dirigieron rumbo a Calcuta el 17 de junio.
Posteriormente sus destinos fueron Rangún (Birmania), Bangkok, Singapur y
Bandung.
En Bandung en la isla de Indonesia ocurrieron algunos percances.
Hubo retraso por el mal tiempo y a la aeronave se le realizaron reparaciones.
Pero lo más grave fue que Amelia enfermó de disentería. Partieron de allí el 27
de junio hacia Darwin en Australia, donde mandó los paracaídas de regreso
porque no serían necesarios —según ella—en lo que restaba del viaje.
Llegó a Lae, Papúa Nueva Guinea el 29 de junio con 35,405
kilómetros volados y 11,265 por recorrer. En ese lugar se comunicó con el Herald Tribune. Las fotos la mostraban
enferma y cansada. Partió a las 0:00 GMT el 2 de julio. Se cree que el avión
tenía 2,000 galones de combustible para 20 ó 21 horas de vuelo, pero la
situación atmosférica no era la más favorable pues estaba nublado y con lluvias
intermitentes. Después de mantenerse en contacto por la radio, a las 20:14 GMT
el guardacostas recibió el último mensaje dando su posición, hacia las 21:30
GMT determinaron que el avión pudo haberse estrellado en el mar y entonces
comenzó la búsqueda.
Se ha establecido que el aeroplano cayó de 56 a 160
kilómetros de la costa de la isla Howland.
De acuerdo con los expertos se cree que el avión pudo haber flotado debido a
los tanques vacíos. El presidente Franklin D. Roosevelt autorizó la búsqueda
con 9 barcos y 66 aviones, una operación de un costo de 4 millones de dólares.
Alrededor del 18 de julio el rastreo fue abandonado en el área de Howland. George Putnam buscó más ayuda
para continuar, pero las esperanzas de encontrarlos fueron ya inexistentes. Un faro
fue construido en 1938 en la isla Howland
en su honor. De su desaparición ha habido multitud de teorías acerca de su
final y el de su compañero. Amelia regularmente enviaba cartas a George, y en
una de ellas escribió: «Por favor debes
saber que soy consciente de los peligros, quiero hacerlo porque lo deseo. Las
mujeres deben intentar hacer cosas como lo han hecho los hombres. Cuando ellos
fallaron, esas fallas deben ser un reto para otros».
Linda Finch |
Sesenta años después de que Amelia Earhart desapareció
misteriosamente en el Pacífico durante su intento de convertirse en la primera
persona en dar la vuelta al mundo a lo largo del ecuador, Linda Finch, una
empresaria de San Antonio, Texas, piloto experta e historiadora de la aviación,
reconstruyó y completó el último vuelo de su ídolo como un tributo al espíritu
y la visión de la pionera de la aviación. El vuelo se llevó a cabo en marzo de
1997 en un avión idéntico al de Amelia, la diferencia fue que llevaba mejores
sistemas de navegación y de comunicación, la misma ruta de Amelia Earhart le
llevó a Linda dos mese y medio en completarla.
Se ha llevado su vida a la pantalla grande en varias
ocasiones, algunas de ellas son: en 1994 Diane Keaton fue Amelia en “Amelia Earhart: The Final Flight”, en
el 2000 se hizo una versión para la televisión llamada “The Final Hours: Amelia Earhart's Last Flight y en el 2009 Hilary
Swank fue la protagonista en “Amelia”.
Amelia Earhart fue una
mujer fuerte y exitosa y realmente una pionera y una inspiración para ayudar a
las mujeres a perseguir sus sueños. Nunca permitió que nadie le dijera que no
podía lograr lo que ella se había propuesto. En mí deja el mensaje de que hay
que vivir la vida, dejar a un lado los temores y empezar a creer que es
aceptable fallar, sabiendo que si no fallas es porque no lo has intentado. Sin
lugar a dudas la filosofía y los logros
de Amelia Earhart han trascendido el tiempo.
Te invitamos a ver estos videos sobre Amelia...
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