sábado, 19 de enero de 2013

"Ese día el cuerpo se me congeló y el corazón se me arrugó"...


“Yo amo lo que hago y lo que amo lo hago, por eso no tengo que trabajar.”



Hoy te compartimos la semblanza de un colombiano que en el servicio a los demás encontró un tesoro, su propósito de vida y misión. Encontró igualmente el éxito porque es feliz haciendo lo que hace.

Es la historia de...

Jaime Jaramillo "Papá Jaime"

Compilado por Graciela Sepúlveda


Mi hija está leyendo el libro “Te amo…pero soy feliz son ti” y me recomendó investigar la vida de su autor Jaime Jaramillo, para la biografía de esta semana, me impactó su maravillosa vida y todo lo que ha hecho por los demás, sobre todo por los niños, les comparto la vida de este extraordinario ser humano…

Jaime Jaramillo nació el 1 de enero de 1956 en Manizales, Caldas, Colombia. Es Ingeniero Geofísico y de Petróleos y Magister en Prospección y Exploración Geofísica de la Universidad de Montana en Austria. Se especializó en Geoquímica y Mineralogía en la Universidad de Johannes Gutemberg, en Mainz, Alemania. Aparte de su contribución científica al desarrollo de la ciencia y la tecnología, Jaime Jaramillo, "Papá Jaime", como cariñosamente le dicen en Colombia, ha venido trabajando durante más de tres décadas con intensidad creciente en la recuperación del sector de niños, niñas y adolescentes, que en distintas ciudades de Colombia tienen como vivienda las calles y los espacios interiores del sistema de alcantarillado urbano. Tengo que contarles como Jaime inició todo esto, como fue que encontró su misión en esta tierra.

En la navidad de 1973, Jaime Jaramillo caminaba por una calle de Bogotá y vio que de un carro en marcha tiraban una caja de muñecas a la calle.

"Una niña de la calle salió corriendo, tomó la caja y me miró feliz", dijo Jaramillo con tristeza, para luego explicar que, en ese mismo momento, venía un camión a gran velocidad que la atropelló. La niña murió sin saber que aquella caja estaba vacía. "En ese momento supe cuál era el propósito de mi vida y entendí mi misión en este mundo", agregó Jaramillo. Desde ese día, dijo, comenzó a recorrer las calles para repartirles juguetes y "tratar de calmar el dolor de los niños" sin hogar.

Unos años más tarde, vio a un grupo de personas que corrían hacia un puente. Para su sorpresa, en el piso había una niña, aparentemente atropellada por un auto. "Recordé a la otra niña y supe que se trataba de una señal divina. Así que inmediatamente la llevé al hospital", contó Jaime.  Luego supo que la menor sólo había sufrido un ataque de epilepsia.
Después de mucho insistir, averiguó que la jovencita no tenía padres y que vivía debajo del puente, en una alcantarilla. Así conoció un lugar que jamás había imaginado, un lugar oscuro, hediondo y lleno de ratas, donde la desesperanza reinaba.

"Ese día el cuerpo se me congeló y el corazón se me arrugó", describió Jaramillo, “ese día soñé con rescatar a cada uno de esos hijos de la oscuridad para darles una oportunidad. Y conté mi sueño a todos los que conocía, porque cuando uno los cuenta, se hacen realidad".

Así nació la Fundación Niños de los Andes, entidad que acoge a menores desamparados que viven en las calles de Colombia. La entidad da servicio a 6,000 niños y desde que fue creada hace más de 30 años ha ayudado a 55,000 menores.

En ese espacio se ha roto el círculo de la violencia y la desesperanza, para darles a esos niños las herramientas para integrarse a la sociedad que los marginó. Pero esta vez, preparados para aportar, ser útil y ayudar a otros.

"Alas a la imaginación y tren de aterrizaje a los sueños" es una de las máximas que aprenden los niños y jóvenes de la Fundación Niños de los Andes. Su modelo ha sido copiado en muchos países con gran éxito. El primer paso es la fase de acercamiento que se hace con patrullas de rescate para, por medio de recorridos por toda Colombia, lograr encontrar a los niños y adolescentes de la calle y animarlos a dejarse ayudar. Después es la fase de acogida y adaptación, donde en un ambiente de tranquilidad se le da lo que cada uno necesita, se les nivela en su escolaridad, se les  atiende médicamente, se les dan talleres ocupacionales, después viene el proyecto de vida, la preparación para el egreso y finalmente su inclusión social y seguimiento, en donde los jóvenes ya están listos para poner en práctica los valores y normas que se han venido trabajando en las otras fases. Han logrado reconocerse como "seres de derechos y deberes" que pueden aportar de sí mismos y a los demás como personas responsables de su propia vida. Continúan en colegios externos y/o con su formación técnica laboral. Son reintegrados a sus familias si las tienen, sino, se les construye un entorno social saludable donde cuentan con el apoyo, orientación, seguimiento y soporte económico de la Fundación. Adicionalmente se les ofrece atención psicológica y social, asesorías legales y conexión con redes de servicios especiales que procuren su éxito en la inclusión social. Papá Jaime sigue soñando con muchas otras formas de ayudar a los demás como “Brochazos de amor”, “Una mano amiga” etc., y a pesar de haber sufrido un accidente que casi le cuesta la vida en el 2009 y que lo dejó sin los sentidos del tacto, olfato y gusto y viendo con destellos de colores, él sigue agradecido por todo lo que sí tiene, viviendo el presente y dando todo lo mejor que hay en él.

El mayor impacto que ha causado su organización es la de crear conciencia social y enseñar que el espíritu se alimenta del servicio, que ayudar es rico y que ayudar a los demás no es un sacrificio.

Su brillante carrera profesional, su contribución al desarrollo social del país, su gran capacidad de liderazgo y vocación de servicio lo han hecho merecedor de múltiples reconocimientos mundiales como el Premio Mundial de la Paz y Justicia en 1991, que compartió con la Madre Teresa de Calcuta, en 1990 fue nominado al Premio Nobel de la Paz, también el premio Embajador Mundial de la Paz, Premio Mundial de los derechos, es considerado uno de los 50 líderes espirituales y humanistas del mundo del siglo XX, y muchísimos premios más en muchas partes del mundo.

Hay muchísimo más que decir de Jaime Jaramillo, sin embargo, terminaré diciendo que este hombre logró el éxito al encontrar su misión, su propósito en esta vida, y desde ese momento trabajó por los demás, ayudándolos a redescubrir su vida y a encontrar la riqueza más grande que está en su corazón, la paz interior y el amor, y cuando lo encuentran, Jaime los inspira a que den lo mejor de ellos a otros, y así, no solamente crecen, sino que trascienden y dejan huella.







Te invitamos a ver este video sobre Papá Jaime...


 .