“Yo amo lo que hago y
lo que amo lo hago, por eso no tengo que trabajar.”
Hoy te compartimos la semblanza de un colombiano que en el servicio a los demás encontró un tesoro, su propósito de vida y misión. Encontró igualmente el éxito porque es feliz haciendo lo que hace.
Es la historia de...
Jaime Jaramillo "Papá Jaime"
Compilado por Graciela Sepúlveda
Mi hija está leyendo el libro “Te amo…pero soy
feliz son ti” y me recomendó investigar la vida de su autor Jaime Jaramillo, para
la biografía de esta semana, me impactó su maravillosa vida y todo lo que ha
hecho por los demás, sobre todo por los niños, les comparto la vida de este
extraordinario ser humano…
Jaime Jaramillo nació
el 1 de enero de 1956 en Manizales, Caldas, Colombia. Es Ingeniero Geofísico y
de Petróleos y Magister en Prospección y Exploración Geofísica de la
Universidad de Montana en Austria. Se especializó en Geoquímica y Mineralogía
en la Universidad de Johannes Gutemberg, en Mainz, Alemania. Aparte de su
contribución científica al desarrollo de la ciencia y la tecnología, Jaime
Jaramillo, "Papá Jaime",
como cariñosamente le dicen en Colombia, ha venido trabajando durante más de
tres décadas con intensidad creciente en la recuperación del sector de niños,
niñas y adolescentes, que en distintas ciudades de Colombia tienen como
vivienda las calles y los espacios interiores del sistema de alcantarillado
urbano. Tengo que contarles como Jaime inició todo esto, como fue que encontró
su misión en esta tierra.
En la navidad de 1973,
Jaime Jaramillo caminaba por una calle de Bogotá y vio que de un carro en
marcha tiraban una caja de muñecas a la calle.
"Una niña de la calle salió corriendo, tomó
la caja y me miró feliz",
dijo Jaramillo con tristeza, para luego explicar que, en ese mismo momento,
venía un camión a gran velocidad que la atropelló. La niña murió sin saber que
aquella caja estaba vacía. "En ese momento supe cuál era el propósito
de mi vida y entendí mi misión en este mundo", agregó Jaramillo. Desde ese día, dijo, comenzó
a recorrer las calles para repartirles juguetes y "tratar de calmar el dolor de los niños" sin hogar.
Unos años más tarde,
vio a un grupo de personas que corrían hacia un puente. Para su sorpresa, en el
piso había una niña, aparentemente atropellada por un auto. "Recordé a la otra niña y supe que se
trataba de una señal divina. Así que inmediatamente la llevé al hospital", contó Jaime.
Luego supo que la menor sólo había sufrido un ataque de epilepsia.
Después de mucho
insistir, averiguó que la jovencita no tenía padres y que vivía debajo del
puente, en una alcantarilla. Así conoció un lugar que jamás había imaginado, un
lugar oscuro, hediondo y lleno de ratas, donde la desesperanza reinaba.
"Ese día el cuerpo se me congeló y el
corazón se me arrugó",
describió Jaramillo, “ese día soñé con
rescatar a cada uno de esos hijos de la oscuridad para darles una oportunidad.
Y conté mi sueño a todos los que conocía, porque cuando uno los cuenta, se
hacen realidad".
Así nació la Fundación Niños de los Andes, entidad
que acoge a menores desamparados que viven en las calles de Colombia. La
entidad da servicio a 6,000 niños y desde que fue creada hace más de 30 años ha
ayudado a 55,000 menores.
En ese espacio se ha
roto el círculo de la violencia y la desesperanza, para darles a esos niños las
herramientas para integrarse a la sociedad que los marginó. Pero esta vez,
preparados para aportar, ser útil y ayudar a otros.
"Alas a la imaginación y tren de aterrizaje a
los sueños" es una de las máximas que aprenden los niños y jóvenes de
la Fundación Niños de los Andes. Su modelo ha sido
copiado en muchos países con gran éxito. El primer paso es la fase de acercamiento que se hace con
patrullas de rescate para, por medio de recorridos por toda Colombia, lograr
encontrar a los niños y adolescentes de la calle y animarlos a dejarse ayudar.
Después es la fase de acogida y
adaptación, donde en un ambiente de tranquilidad se le da lo que cada uno
necesita, se les nivela en su escolaridad, se les atiende médicamente, se les dan talleres
ocupacionales, después viene el proyecto
de vida, la preparación para el egreso y finalmente su inclusión social y
seguimiento, en donde los jóvenes ya están listos para poner en práctica
los valores y normas que se han venido trabajando en las otras fases. Han
logrado reconocerse como "seres de
derechos y deberes" que pueden aportar de sí mismos y a los demás como
personas responsables de su propia vida. Continúan en colegios externos y/o con
su formación técnica laboral. Son reintegrados a sus familias si las tienen,
sino, se les construye un entorno social saludable donde cuentan con el apoyo,
orientación, seguimiento y soporte económico de la Fundación. Adicionalmente se
les ofrece atención psicológica y social, asesorías legales y conexión con
redes de servicios especiales que procuren su éxito en la inclusión social.
Papá Jaime sigue soñando con muchas otras formas de ayudar a los demás como “Brochazos de amor”, “Una mano amiga” etc.,
y a pesar de haber sufrido un accidente que casi le cuesta la vida en el 2009 y
que lo dejó sin los sentidos del tacto, olfato y gusto y viendo con destellos
de colores, él sigue agradecido por todo lo que sí tiene, viviendo el presente
y dando todo lo mejor que hay en él.
El mayor impacto que
ha causado su organización es la de crear conciencia social y enseñar que el
espíritu se alimenta del servicio, que ayudar es rico y que ayudar a los demás
no es un sacrificio.
Su brillante carrera
profesional, su contribución al desarrollo social del país, su gran capacidad
de liderazgo y vocación de servicio lo han hecho merecedor de múltiples
reconocimientos mundiales como el Premio Mundial de la Paz y Justicia en 1991,
que compartió con la Madre Teresa de Calcuta, en 1990 fue nominado al Premio
Nobel de la Paz, también el premio Embajador Mundial de la Paz, Premio Mundial
de los derechos, es considerado uno de los 50 líderes espirituales y humanistas
del mundo del siglo XX, y muchísimos premios más en muchas partes del mundo.
Hay muchísimo más que
decir de Jaime Jaramillo, sin embargo, terminaré diciendo que este hombre logró
el éxito al encontrar su misión, su propósito en esta vida, y desde ese momento
trabajó por los demás, ayudándolos a redescubrir su vida y a encontrar la
riqueza más grande que está en su corazón, la paz interior y el amor, y cuando
lo encuentran, Jaime los inspira a que den lo mejor de ellos a otros, y así, no
solamente crecen, sino que trascienden y dejan huella.
Te invitamos a ver este video sobre Papá Jaime...
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