sábado, 17 de agosto de 2013

Manos milagrosas




Dr. Ben Carson…

…pasó de ser el alumno “más tonto del mundo”
al más sobresaliente de la escuela.




Compilado por Graciela Sepúlveda

El actor Cuba Gooding Jr. y el Dr. Ben Carson

Hace poco me tocó ver la película para televisión “Manos milagrosas” y me impactó esta entretenida y emocionante historia de un Neurocirujano que ha hecho tanto bien a muchísimas personas que sufrían terribles problemas en su cerebro, me puse a investigar y les quiero compartir la semblanza de este extraordinario hombre que no la tuvo nada fácil para llegar hasta donde está…


Benjamin Solomon Carson, nació en Detroit, Míchigan el 18 de septiembre de 1951. Su madre, Sonya Carson, abandonó la escuela en tercer grado. Con sólo trece años Sonya se casó con Robert Solomon Carson, un ministro bautista procedente de Tennessee. Pero cuando Ben sólo tenía 8 años su madre Sonya se separó pues descubrió que su marido tenía otra familia y que vendía drogas. Así Sonya se quedó con la responsabilidad de sostener a Benjamin y a su hermano mayor, Curtis trabajando en dos (a veces tres) trabajos a la vez para poder mantener a sus hijos. Un problema adicional para la familia era que la señora Carson se deprimía constantemente. La familia de Ben no podía ser más disfuncional (monoparental, pobre, madre depresiva, afroamericanos,…) Era el perfecto caldo de cultivo para que los niños se convirtieran en pandilleros.

Ben tuvo durante su educación primaria numerosas dificultades escolares, llegando a ser el peor alumno de su clase, aunado esto a que era una escuela predominantemente blanca, Ben era excluido por sus compañeros y continuamente ignorado por sus maestros. Ante tantos insultos, paulatinamente, fue desarrollando un temperamento agresivo e incontrolable.


A pesar de todo, su madre constantemente le decía: Ben, todos lo pueden hacer, pero nadie mejor que tú”.

Un día, estando la madre de Ben haciendo labores de limpieza en la biblioteca de la casa donde trabajaba, se quedó admirada por la cantidad de libros ahí reunidos. En ese momento de contemplación, súbitamente entró a la habitación el viejo profesor dueño de esa casa, y entonces la mujer se atrevió a preguntar: “Profesor ¿acaso ha leído todos esos libros?”. El hombre contestó: “Casi todos”.

Esta breve experiencia fue suficiente para la madre de Ben. En ese momento intuyó con toda claridad los pasos a seguir con sus hijos. Así fue que tomó una sencilla pero trascendental decisión que habría de cambiar el futuro de los niños: condicionarles la televisión, la cual veían desmesuradamente; también se negó a dejarlos salir a jugar hasta que hubiesen terminado la tarea de cada día.

El trato consistió en permitirles ver exclusivamente dos programas a la semana, pero solamente si leían dos libros de la biblioteca pública, para lo cual tenían que escribir las reseñas correspondientes (a pesar de que, debido a su propia falta de educación, ella apenas podía leer los informes que Ben escribía). Los niños protestaron, se inconformaron, pero la madre no cedió. Se mantuvo firme. Esta era la nueva regla del juego.

Al paso del tiempo Ben empezó a disfrutar de los libros, del aprendizaje que, al combinar la lectura con la música clásica, gradualmente hicieron que su imaginación comenzara a despertar de manera genial: así empezó a imaginarse a sí mismo siendo doctor. Fue entonces que se dio cuenta de que no era tonto.

En el lapso de un año y medio, ante la mirada incrédula de sus compañeros y maestros, pasó de ser el alumno “más tonto del mundo” al más sobresaliente de la escuela. Se graduó con honores.

Pero debido a un incidente racista por parte de una profesora su madre lo cambió de escuela. En este nuevo lugar Ben se empezó a juntar con malas compañías, renació su incontrolable temperamento a tal punto que se volvió agresivo, dejó la lectura y su pasión por la música clásica. Inclusive, llegó a amenazar a su madre y casi apuñala a un compañero, situación que lo hizo reflexionar y enmendar para siempre el camino.

Gracias a su aprovechamiento, Ben recibió una beca para la Universidad de Yale, donde, en 1973, obtuvo con honores una licenciatura en Psicología. Después, en 1977, en la Universidad de Michigan se graduó en medicina, su oficio soñado, también con honores.

Fue aceptado en el prestigioso hospital Johns Hopkins en Baltimore, Maryland, siendo el primer afroamericano residente de neurocirugía. Su excelente coordinación mano-ojo y sus habilidades de razonamiento lo convirtieron en un sobresaliente cirujano. Para 1982, con solo 32 años, ya era el jefe de residentes; y un poco más adelante fue nombrado director de neurocirugía pediátrica. Fue el médico más joven en ocupar esta posición.

Ben Carson es uno de los neurocirujanos más famosos del planeta al ser pionero en avanzados métodos quirúrgicos. Fue el primer médico en operar a un feto dentro del útero. Es conocido por realizar operaciones de muy alto riesgo, como la separación de gemelos unidos por la cabeza, en 1987, hizo historia al ser el cirujano principal del equipo de 70 personas que realizó exitosamente, tras 22 horas, el complejo procedimiento de separar a los gemelos siameses alemanes Binder, que estaban unidos por la parte posterior de la cabeza.

El Dr. Ben Carson es considerado uno de los 20 principales médicos y científicos de Estados Unidos y una de las 89 “leyendas vivientes”. También fue galardonado con la Medalla Spingarn, el más alto honor otorgado por la Asociación Nacional por el Progreso de la Gente de Color (NAACP) y la Medalla Presidencial de la Libertad, la más alta consideración otorgada a un civil en EE.UU.

En junio de 2002 se le detectó una forma agresiva de cáncer de próstata, pero afortunadamente fue descubierto y extraído a tiempo. Sin embargo, debido a su encuentro con la muerte, Carson realizó algunos cambios en su estilo de vida, consagrando más tiempo a su familia y disminuyendo su cantidad de pacientes, aunque todavía opera a más de tres centenares de niños al año. Lo que más le preocupaba de su enfermedad, es que si moría, era mucha la gente que dejaría de ayudar.

En 1994, Ben y su esposa establecieron el Fondo de Estudios Carson para animar a los estudiantes a explorar los campos de la ciencia y la tecnología. Actualmente, mantiene dos programas: Las Becas Carson, que premian a estudiantes de escasos recursos que manifiesten altos niveles de excelencia académica y se destaquen en el servicio a su comunidad  y El Proyecto de Lectura Carson que fue establecido en el 2000 y tiene como objetivo incentivar la lectura a través de la creación de acogedoras Salas de Lectura en las escuelas.

Debido a su dedicación incansable a los niños y sus muchos descubrimientos médicos, Carson ha recibido más de 50 doctorados honoris causa y es miembro de la Sociedad Médica de Honor Alfa y de la Sociedad Horatio Alger de Americanos Distinguidos.

Ben es un ejemplo que nos demuestra que, en ocasiones, aquellos que tienen más posibilidades de salir adelante —por la abundancia de los recursos— se quedan en el camino, y esos que menos oportunidades tienen para triunfar, terminan asombrando a propios y extraños. Este hombre demuestra que todos tenemos un don milagroso el cual hay que descubrir, así como que la determinación, la disciplina, el coraje y el amor de una madre coadyuvan al logro de los sueños de los hijos. Increíble es también la manera en que la lectura puede transformar la vida de las personas. A pesar de que vivimos invadidos de pantallas, la vida del Dr. Carson nos invita a apagar la televisión, los videojuegos, desconectarnos de Internet y las redes sociales y disfrutar de las oportunidades de vida que la lectura nos regala.

Te invito a adoptar esta como filosofía de vida:

“…todos lo pueden hacer,
pero nadie mejor que tú.”



Salas estudiantiles de lectura

















Conozcan al Dr. Ben Carson


La película...