Compilado por Graciela Sepúlveda
El 30 de Abril de
1985, Richard Bass llegaba a la cumbre del Everest, convirtiéndose, en ese
entonces, no sólo en la persona de mayor edad en haber llegado a la cima del
Everest, a sus 55 años, sino también en la primera persona en escalar las siete
cumbres, los siete picos más altos de los siete continentes; 17 años y medio
más tarde, Erik Weihenmayer emulaba a Richard coronando las siete cumbres,
después de alcanzar la cima del monte Kosciusko, en Australia. Tan solo con una
sutil diferencia. Erik era ciego desde la edad de 13 años…
Erik Weihenmayer nació el 23 de septiembre de 1968 en
Princeton, New Jersey. Cuando aún era solo un niño se le detectó retinosquisis
congénita. La retinosquisis es una enfermedad que afecta con cierta frecuencia
a la visión de las personas de avanzada edad, pero su versión congénita es
mucho más rara y problemática. En el caso de Erik evolucionó como un glaucoma
que a la edad de tan sólo 13 años lo había dejado legalmente ciego.
Erik se esforzó en seguir llevando una vida normal, con el
tiempo se enfocó en la lucha libre y se convirtió en una fuerza importante en
la preparatoria. Representó a Connecticut en el Campeonato Nacional de Lucha
Libre junior Freestyle en Iowa. A los 16 años, empezó a usar un perro guía. Después
de la preparatoria asistió a la Universidad de Boston y se graduó con una doble
licenciatura en Inglés y Comunicaciones. Se convirtió en maestro de la escuela
secundaria Phoenix Country Day School.
También fue entrenador de lucha libre en Phoenix.
Desde pequeño el padre de Erik le propuso desafiar la
flexible línea que marcaba los límites establecidos entre lo que las personas
ciegas podían hacer y lo que no. Erik se negaba a limitarse a lo que cualquier
persona ciega en sus mismas circunstancias hubiera hecho, y comenzó a practicar
todo tipo de deportes en asociaciones para personas ciegas.
El baloncesto fue durante muchos años su deporte favorito,
pero le resultaba muy molesto los golpes que se llevaba partido tras partido
dada su incapacidad de anticipar las trayectorias del balón hasta que golpeaba
su cara. El gran punto de inflexión llegó cuando en un programa para personas
invidentes lo llevaron a hacer prácticas de escalada. Según comentaba hace años
en una entrevista a National Geographic,
inmediatamente se quedó fascinado al enfrentarse a una gran barrera en la que
con sus manos tenía que encontrar los agujeros para conseguir conectar las
mejor trayectoria que pudiera llevarle a superarla. La gran destreza demostrada
aquel primer día hizo que el resto de los chicos se refirieran a él como “Monkey boy” (el chico mono).
Esta novedosa afición a la escalada, unida con la
experiencia haciendo senderismo con ayuda de su padre, terminaron convirtiendo
a Erik Weihenmayer en un persistente e inquieto montañista. Con los años y la
experiencia, Erik se convirtió en un gran explorador manual de las rocas que
escalaba, y los retos que se planteaba eran cada vez más ambiciosos. Su gran
salto llegó en 1995, cuando junto a un grupo de amigos llegó a la cima del
monte McKinley, la cumbre más alta de
Norteamérica.
Tras ello, su fascinación por la montaña y afán de
superación no hizo más que incrementarse. El año siguiente escaló El Capitán, una de las cimas más
complicadas de Estados Unidos. En 1997 convenció a su novia, Ellie Reeve, para
subir juntos al monte Kilimanjaro. Al
llegar a la cumbre ambos celebraron su boda, mostrando la admiración que ambos
compartían por la montaña.
Tras escalar el Aconcagua,
la cima más alta de Sudamérica en 1999 y el monte Vinson, la cumbre más alta de la Antártida en 2000, llegó su gran
reto: afrontar el ascenso al Everest.
De todos los que intentan subir al techo de Asia y del mundo, tan solo un 10%
consigue llegar a la cima. Y pese a que hasta entonces ningún ciego lo había escalado
anteriormente, las intenciones de Erik no se frenaron. En marzo de 2001 llegó a
Lukla, Nepal, y comenzó el sendero del ascenso desde su punto más bajo.
Según cuenta Erik en su autobiografía, los sherpas se
quedaron fascinados con su gran seguridad a la hora de moverse por la montaña,
tanto que muchos dudaron de su ceguera. Erik lo demostró quitándose las gafas
durante un pequeño tramo, acallando todo tipo de dudas sobre su pequeña
dificultad. La ascensión del Everest fue
con diferencia la más complicada de las siete cumbres de Erik. Los problemas se
continuaron desde los primeros días, con tormentas imprevistas que fueron
retrasando su ascenso. Finalmente el equipo consiguió sobreponerse a las
adversidades y Erik pisó la cima del Everest en la mañana del 25 de mayo de
2001, dos meses después del inicio.
El año siguiente, Erik Weihenmayer escaló los dos últimos
obstáculos antes de entrar en el selecto grupo de los hombres de las siete
cumbres, coronando el monte Elbrus el
13 de junio de 2002 y el monte Kosciusko
el 5 de septiembre de 2002. Aun así, la controversia le persiguió durante años.
Son muchos los que no consideran el monte
Kosciusko la gran cumbre de Oceanía, sino que otorgan el honor al monte Jaya, en Indonesia. Para acallar todo
tipo de dudas, el 20 de agosto de 2008 coronó la última de las cimas escalando
el Jaya.
Pero me pregunto ¿Cómo
es posible que Erik llegue a la cima siendo completamente ciego? Porque por mucho que su tacto fuera
extraordinario, sería imposible orientarse correctamente ante la multitud de
posibles escaladas de montañas de la magnitud de las siete cumbres. La clave
estaba en dos personas de confianza. La gran parte del tiempo, una persona
precedía a Erik y otra se situaba detrás, y gracias al cascabel que ambos
llevaban, Erik podía tener en mente el camino que seguían. En las zonas de
mayor peligro, las dos personas que rodeaban a Erik tensaban una cuerda para
marcar el camino correcto a Erik. En los momentos de escalada de paredes, Erik
también se solía situar entre dos personas de confianza aunque, según cuenta en
su autobiografía, muchas veces se veía obligado a escalar unos cuantos metros
en primera posición si la persona que le precedía fallaba al marcar la ruta.
Después de su ascenso al Everest los tibetanos le pidieron a
Erik que enseñara a los niños ciegos del Tibet montañismo y escalada, esto hizo
que a los niños y jóvenes les aflorara el coraje para sobresalir en un país
donde los ciegos tienen muy pocas oportunidades, y todo esto culminó con que él
y seis adolescentes tibetanos ciegos subieran el lado norte del Everest a 21,500
pies, lo más alto que cualquier grupo de personas ciegas han estado alguna vez,
un documental sobre esto fue producido por Steven Haft (La sociedad de los
poetas muertos) y se titula “Blindsight”
que provocó ovaciones de pie en los festivales donde se presentó.
Son muchos los retos que se ha impuesto y logrado Erik y me
tomaría mucho espacio relatárselos, uno de ellos andar en kayak por los rápidos
de varias partes de Estados Unidos, pero se pueden conocer en los dos libros
que ha escrito: “Touch the Top of the
World” (Tocando la Cima del Mundo) un libro inspirador, lleno de detalles y
de humor, y que fue llevado a la pantalla en 2006, y el otro libro “The Adversity Advantage: Turning Everyday
Struggles Into Everyday Greatness” (Las Ventajas de la Adversidad:
Convirtiendo las Luchas de Cada Día en la Grandeza de Cada Día) con el puro
título me imagino lo excelente que debe de estar. Erik también ha escrito en Time, Forbes y Selecciones de Reader’s Digest.
Sin dejar sus
aventuras hoy en día Erik es un orador de renombre cuyo éxito lo ha llevado por
todo el mundo, desde Hong Kong a Suiza, de Tailandia a la Cumbre APEC 2005 en
Chile. Erik le habla a las audiencias sobre el aprovechamiento del poder de la
adversidad, la importancia de tener un "equipo de cuerda" o “rope
team” (un equipo de confianza), y la lucha diaria para perseguir sus sueños.
Claramente, los logros de Erik demuestran que uno no tiene que tener una vista
perfecta para tener una visión extraordinaria, y que los límites que nos
impiden alcanzar lo que queremos nos los ponemos nosotros mismos, así que mejor
no hay que esperar una adversidad para dar lo mejor, empecemos a convertir las
luchas de cada día en la grandeza de cada día y moviéndonos aparecerá el camino
que nos llevará al éxito.
Erik con su esposa e hija |
Les invitamos a ver el avance de su película...
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