Tenemos una historia que contarte…
We have a story to
tell...
(Please read this
story below the Spanish version)
Karma instantáneo, todo se te regresa
La primera vez que vi la película El Secreto realizada por Rhonda Byrne
todo me sonó tan cierto que se sentía como que yo ya lo sabía, pero que no lo
había integrado conscientemente. Me ha tocado experimentar continuamente
grandes cosas sólo por ser agradecida por todo, imaginando lo que quiero y por
ser una observadora cuidadosa.
Hace poco, durante el viaje de un vuelo
nocturno de Boston a Phoenix fui una de las primeras en embarcar porque había
pagado una cuota adicional para tener un mejor asiento al frente del avión. En
el mismo vuelo hace un año tuve la suerte de ser la única en mi fila, así que
pude recostarme completamente y dormir durante el viaje. Todo el día había
visualizado que los asientos junto al mío estaban vacíos para que pudiera
disfrutar del mismo lujo. Al colocar mi equipaje en el compartimiento arriba de
los asientos oí a una mujer mayor detrás de mí solicitando a la sobrecargo si
podía sentarse en una de las primeras filas. Se le explicó que esos asientos tenían
un costo extra y ella rápidamente replicó que padecía un poco de claustrofobia
y que necesitaba estar al frente. Continué acomodándome en mi lugar, mientras
que amablemente le explicaban que ella podía moverse, pero que tendría que
pagar la diferencia a lo que respondió con severidad que no podía permitírselo.
Conforme el resto de los pasajeros abordaba mi
deleite crecía mientras veía que las personas pasaban sin que nadie se sentara
en mi fila. Me repetía lo extraordinario que pueden ser las visualizaciones. La
sobrecargo anunció que todo el mundo estaba a bordo, que despegaríamos en unos
minutos, y pidió que todos apagáramos nuestros aparatos electrónicos antes de
que cerraran la puerta de la cabina. Yo estaba feliz de saber que mi deseo fue
concedido, pero mi mente volvió a la ancianita. Pensé en lo incómodo que debe
ser para ella estar en la parte de atrás y sentirse atrapada. Yo no podría
disfrutar de todo el espacio extra a sabiendas que ella estaba sufriendo. Me
levanté y me dirigí a la misma sobrecargo que le había atendido. Le expliqué
que yo pagaría la cuota extra de la señora con claustrofobia para que pudiera
ocupar un asiento en mi fila, pero que tendría que prometer no decirle que
pagué por ella. La sobrecargo me sonrió y me dijo que se ocuparía de ello.
Tras unos cuantos minutos, la ancianita fue
acompañada a mi fila y ocupó un asiento. Apenas hablamos brevemente, pero ella
parecía muy feliz y eso colmó mi corazón con más satisfacción que la que el
sueño podría darme. Y la noche parecía volar.
Hacia el final del vuelo los sobrecargos recorrieron
el avión para cargar a las tarjetas de crédito de cada pasajero por los
consumos de comida y bebida. Esperé a que llegaran a mi fila, pero al parecer
me habían saltado. Finalmente la misma sobrecargo con quien hablé se detuvo junto
a mi asiento y se inclinó cerca de mí mientras yo le extendía mi tarjeta de
crédito. Ella no tomó la tarjeta. Habló en un tono muy suave mientras me decía
que quería que yo supiera que en nombre de toda la tripulación me daba las
gracias. Añadió que lo que hice fue el gesto más amable que cualquiera de ellos
había experimentado en sus vuelos, y que todos se sintieron emocionados.
Terminó diciendo que no sólo no me van a cobrar por su asiento, sino que además
ellos mismos querían pagar por mi comida y bebida, para darme las gracias.
Me sentí tan honrada y tan llena de amor que
apenas podía hablar. Le susurré "¡Gracias!"
Fue una experiencia maravillosa y amorosa y
estoy sorprendida de que surgió tanta alegría sólo porque ME OFRECÍ a hacer
algo bueno.
Por Diana R.
Phoenix, AZ, EE.UU.
Acerca de Diana R. de Phoenix, AZ:
Soy una persona que piensa en positivo, una mujer de
negocios, he vivido en muchas áreas diferentes de los EE.UU. y viajo por todo
el país un par de veces al año.
Publicada originalmente
en Internet en The
Secret
Adaptación al Español:
Graciela Sepúlveda y Andrés Bermea
Here
the English version…
Instant
Karma
When
I first watched The Secret movie it
rang so true that it felt like I already knew it, but I hadn't put it all
together. I have continuously experienced great things just by being grateful
for everything, by envisioning what I want and by being a careful observer.
Most
recently while traveling a night flight from Boston to Phoenix I was one of the
first to board because I had paid extra for a better seat up front. On the same
flight a year ago I was lucky enough to be the only one in my row so I was able
to stretch out and sleep during the trip. All day long I had visualized the
seats next to me being empty so I could enjoy the same luxury. While placing my
luggage overhead I heard an older woman behind me asking the flight attendant
if she could sit in one of the front rows. It was explained to her that those
seats cost extra and she quickly snapped back that she's a little
claustrophobic and needs to be up front. I continued getting settled as they
kindly explained that they could move her but she'd have to pay extra to which
she replied harshly that she couldn't afford it.
As
the rest of the passengers boarded my delight grew while people passed but no
one sat in my row. I repeated to myself how amazing visualizations can be. The
attendant announced everyone was on board, that we would be leaving after a few
minutes and requested that we all finish using our electronics before they shut
the cabin door. I was happy knowing that my wish was granted but my mind
flashed back to the old woman. I thought of how uncomfortable it must be for
her to be in the back and feeling trapped. I couldn't possibly enjoy all this
extra room knowing that she was suffering. I got up and walked to the same
attendant who had spoken to her. I explained that I wanted to pay for the lady
who was claustrophobic to be moved to the seat in my row, but they would have
to promise not to tell her I paid for it. The attendant grinned at me and said
she'd take care of it.
After
several minutes the older woman was ushered to my row and seated. We only spoke
briefly but she seemed very happy and that filled my heart with more joy than
sleep ever could have. And the evening seemed to fly by.
Towards
the end of the flight the attendants were going around charging each person's
credit card for their food and drink. I waited for them to stop at my row but
they seemed to have missed me. Finally the same attendant I spoke to stopped at
my aisle seat and leaned down near me as I held out my credit card to her. She
didn't take the card. She spoke in a very soft tone as she said that she wanted
me to know that on behalf of the entire crew she was to thank me. She added
that what I did was the nicest thing any of them had ever experienced while
flying, and that they were all inspired by it. She ended saying that not only
were they not going to charge me for her seat, but they wanted to pay for my
food and drink themselves, to thank me.
I
felt so honored and so filled with love that I could barely speak. I whispered
back "Thank you!"
It
was such a wonderful and loving experience and I'm amazed that so much joy
rippled out just because I OFFERED to do something kind.
By Diana
R.
Phoenix,
AZ, USA
About
Diana R. from Phoenix, AZ:
I'm a
positive thinker, a business woman, I've lived in many different areas of the
US and I travel across the country a couple times each year.
Originally
published on The Secret
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