domingo, 20 de septiembre de 2015

Restableciendo el equilibrio / Restoring Balance

Tenemos una historia que contarte…
We have a story to tell...
(Please read this story below the Spanish version)


Restableciendo el equilibrio

Todos venimos a este mundo con una tarea que cumplir... cuando no pensamos en estas cosas y nos quedamos atrapados en el día a día, nos olvidamos de  nuestras responsabilidades espirituales. Llegamos a una etapa en la que nos preguntamos, “¿Es esto todo lo que hay?” – “¿Por qué estoy aquí?”

Crecí en Barbados, pasamos muchos días maravillosos caminando por la playa y hurgando en los arrecifes de la costa este de la isla... ahhhh... no hay nada de aquí a la costa de África -el aire está más limpio y las olas nunca dejar de estrellarse.

Mi padre compró nuestra casa en la playa hace más de 55 años. Quería que mi hermana mayor  pasara el mayor tiempo posible ahí, así se aliviaría de sus problemas con el asma. Las cuatro hermanas tenemos los mejores recuerdos de vivir en la casa de la playa. Los días despreocupados de estar al sol y sentir la brisa de la sal por toda tu piel y la arena en el cabello -¡oh qué tiempos aquellos!. Me pasaba horas mirando todas las piscinas que se formaban en las rocas de los arrecifes durante la marea baja. Le hablaba a los peces y sostenía a los erizos de mar y veía todas sus agujas espinosas bailar. Me encantaban todas las algas y las formaciones de coral – eran mi hogar. Necesitaban ser cuidados y protegidos.

Años más tarde me encontraba felizmente casada en Toronto. Mi esposo Pablo amaba la costa del Este tanto como yo lo hice y cuidaba el medio ambiente profundamente. Yo siempre había querido ayudar pero no sabía cómo. Anhelaba limpiar la playa y educar a la gente a ser más consciente del medio ambiente. Criamos a nuestros hijos al pendiente de los peces y buscando patrones en las formaciones de coral cuando íbamos de vuelta a casa en nuestras vacaciones. Crecieron retozando en las mismas piscinas de roca que nosotros y nuestros padres. Yo quería que estos preciosos seres humanos tuvieran las mismas experiencias que cuando crecimos.

Hay una parte de nosotros que se pone perezosa cuando "crecemos a la vida adulta" - nos olvidamos de la fuerza y dones recibidos del Creador - dejamos de tener tiempo para estar quietos y no nos damos tiempo para alinearnos con nuestro origen. Esto nos aleja de las cosas que amamos y atesoramos - las mismas cosas que queremos para nuestros hijos y nuestros nietos. Y sin embargo, si no nos tomamos el tiempo para todas esas cosas y mostrarles a nuestros hijos que estamos haciendo todo lo posible para mantener "nuestra casa" pura y limpia, ¿cómo van a aprender y en qué condición estará nuestro planeta si nosotros no nos damos el tiempo para cuidar lo que se nos olvida y que es lo más querido?

Si cada hogar tomara la decisión de vivir más conscientemente, la vida sería más amable. Muy a menudo con el ir y venir y con el trabajo, nos olvidamos de que un paseo por el bosque, nadar en el lago o simplemente recostarse sobre una manta en el parque mirando las hojas de los árboles y las nubes en el cielo, es lo que más necesitamos para sentir esa sensación de lo que está bien con nosotros - tomar tiempo para estar agradecidos por todo lo que tenemos. Esto se puede hacer regresando de nuevo a las leyes de la Madre Naturaleza; simplificando y asegurándonos de que todos tomemos el tiempo para conectarnos con nuestra naturaleza divina. Si tomamos decisiones más conscientes de lo que necesitamos para nosotros, seríamos más gentiles con nosotros mismos y con nuestro planeta. Incluso en los más largos y fríos inviernos, podríamos sentirnos de una manera más acogedora, cerrar los ojos y dar gracias. A medida que llegamos a la primavera, recordemos devolverle y cuidar a nuestra Madre Tierra.

Juntos podemos restablecer el equilibrio de lo que realmente importa.

Mala Brindley

Publicada originalmente en Internet en Insight Of The Day de Bob Proctor



Adaptación al Español: Graciela Sepúlveda y Andrés Bermea


Here the English version…

Restoring Balance

We all come into this world with a task to accomplish… when we don’t think on these things and we get too caught up in the day to day we forget our spiritual responsibilities. We reach a stage where we ask, “Is this all there is?” - “Why am I here?”

Growing up in Barbados, we spent many wonderful days walking the beach and poking around the reefs of the east coast of the island… ahhhh… there is nothing between there and the coast of Africa - the air is cleaner and waves never stop crashing.

My dad bought our beach house over 55 years ago. He wanted my eldest sister to spend as much time there so it would ease her asthmatic conditions. All four girls have the best memories of spending time at the beach house. The carefree days of being in the sun and getting the salt spray all over your skin and the sand in your hair - oh those were the days. I would spend hours looking into all the rock pools in the reefs at low tide. I’d talk to the fish and hold the sea urchins and watch all their spiny needles dance. I loved all the seaweeds and coral formations - they were home. They needed to be cared for and protected.

Years later I would find myself happily married in Toronto. My husband Paul loved the east coast as much as I did and cared for the environment just as deeply. I always wanted to help but I didn’t know how. I wanted so much to clean up the beach and to educate people on being more environmentally conscious. We raised our boys checking out the fish and looking for patterns in the coral formations when we’d go on our holidays back home. They grew up frolicking in the same rock pools that we did and our parents did. I wanted for these precious human beings to have the same experiences that we had growing up.

There’s a part of us that gets lazy as we “grow up” - we forget the power and gifts given by the creative forces - we stop taking time to be still and we don’t make time to align with Source. This takes us away from the things we love and treasure - the same things we want for our children and our grandchildren. And yet if we don’t make time for those things and show our children that we are doing all that we can to keep “our home” pure and clean, how will they learn and what condition will our planet be in if we don’t make time to look after what we forget is most dear?

If every home made a conscious decision to live more mindfully, life would be more gracious. So often in the taking and working, we forget that a walk in the forest, a swim in the lake or just laying on a blanket in the park watching the leaves on the trees and the clouds in the sky is what we need most to feel that sense of what’s right with us - taking time to be grateful for all that we have. This can be done by going back to Mother Nature’s laws; to simplifying and making sure we all take time to connect to our divine nature. If we made more conscious choices of what we needed for ourselves, we would be gentler with ourselves and our planet. Even in the coldest longest winters, we can get cozy, close our eyes and give thanks. As we emerge into this spring, let’s remember to give back and take care of our Mother Earth.

Together we can restore balance to what really matters.

Mala Brindley

Originally published on Insight Of The Day from Bob Proctor
  

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