“Cuando carecemos de objetivos
claramente definidos, nos hacemos extraordinariamente leales a realizar
diariamente puras banalidades hasta que finalmente nos convertimos en sus
esclavos.”
Robert A. Heinlein (7 de julio de 1907 - 8 de mayo de 1988) fue un escritor
estadounidense de ciencia ficción considerado por algunos críticos entre los
tres mejores de todos los tiempos (junto con Isaac Asimov y Arthur C. Clarke).
Ganó cuatro
premios Hugo por Estrella doble (1956), Tropas del espacio (1960), Forastero en
tierra extraña (1962) y La Luna es una cruel amante (1967). Fue elegido en 1974
Gran Maestro por la Asociación de escritores de ciencia ficción y fantasía de
Estados Unidos (SFWA), convirtiéndose así en el primer galardonado con esta
distinción.
Robert A. Heinlein (July 7, 1907 – May 8, 1988) was an American science
fiction writer. Often called the "dean
of science fiction writers", he was one of the most influential and
controversial authors of the genre in his time. He set a standard for
scientific and engineering plausibility, and helped to raise the genre's
standards of literary quality.
He was one of the first
science fiction writers to break into mainstream magazines such as The Saturday Evening Post in the late
1940s. He was one of the best-selling science fiction novelists for many
decades. He, Isaac Asimov, and Arthur C. Clarke are known as the "Big Three" of science
fiction.
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COMO EL HOMBRE PIENSA,
ASÍ ES SU VIDA
( As a Man Thinketh )
Taller -
Día 14
Nuestros
ojos están acostumbrados a ver hacia afuera, para eso están diseñados,
construidos y acomodados… Nuestra vista generalmente está enfocada hacia el
exterior, hacia lo que nos rodea y eso que vemos afuera dice mucho de los que
somos por dentro. ¿Por qué? Pues ya hemos mencionado que nuestras
circunstancias son el resultado de lo que pensamos.
Nada es gratuito
ni puede ir en contra de las leyes naturales, si así fuera, hace tiempo que la
sociedad y el mundo hubieran colapsado y desaparecido. ¿Cómo están el interior
y el exterior de nuestra casa, la recámara, el automóvil o el escritorio de la
oficina? ¿En orden, limpios, cuidados o por el contrario, abandonados,
maltratados, sucios, desordenados? Qué
tal si pensamos que así como están, también lo estamos interiormente. Una
manzana viene de la semilla del manzano, no puede ser de otra manera.
De ahí que
en donde debemos trabajar es en nuestro interior, en nuestra mente, en nuestros
pensamientos, es dejar de ver hacia afuera para ver el interior…
Sigamos
avanzando con algunos párrafos en el 2° capítulo del libro…
2. Efecto del pensamiento en las circunstancias
(Continuación)
Las circunstancias, sin embargo, son tan
complicadas, el pensamiento está tan profundamente enraizado, y las condiciones
de felicidad varían tanto entre individuos, que la condición del alma del
hombre en su totalidad (aunque él la conozca) no puede juzgarse de otro modo
que no sea por el aspecto externo de su vida. Un hombre puede ser honesto en
cierta dirección, y aún así sufrir de privaciones; un hombre puede ser deshonesto
en cierta dirección, y aún así adquirir riquezas; pero la conclusión usual de
que el primero falla debido a su
particular honestidad, y que el segundo es próspero gracias a su particular deshonestidad, es resultado de un juicio
superficial, que asume que el deshonesto es corrupto casi por completo, y el
honesto es casi enteramente virtuoso. A la luz de un profundo conocimiento y
mayor experiencia, tal juicio se encontrará erróneo. El deshonesto ha de tener
algunas virtudes admirables que el otro no posee; y el honesto, vicios dañinos
que están ausentes en el otro. El hombre honesto cosecha los buenos resultados
de sus pensamientos y actos honestos; también atrae el sufrimiento que su vicio
produce; El deshonesto del mismo modo cosecha sus propios sufrimientos y
dichas.
La vanidad humana se complace al creer que uno
sufre por causa de su virtud; pero hasta que el hombre haya extirpado cada
pensamiento malsano, amargo e impuro de su mente, y limpiado cada mancha
pecaminosa de su alma, no estará en posición de saber y decir que sus
sufrimientos son resultado de su buenas, y no de sus malas cualidades; y en el
camino de la perfección, habrá encontrado funcionando en su mente y en su vida,
la Gran Ley
que es absolutamente justa, y que no da bien por mal, ni mal por bien. En
posesión de tal conocimiento, entenderá, mirando atrás en su pasada ignorancia
y ceguera, que su vida se desarrolla, y siempre se desarrolló, con justicia, y
que todas sus experiencias pasadas, buenas y malas fueron fruto imparcial de su
propio ser en proceso de evolución.
Buenos
pensamientos y acciones jamás pueden producir malos resultados; malos
pensamientos y acciones no pueden jamás producir buenos resultados.
Esto no es otra cosa que afirmar que no puede cosecharse más que trigo del trigo,
u ortiga de la ortiga. El
hombre entiende esto en el mundo natural, y trabaja con ese conocimiento; pero
pocos lo entienden en el mundo moral y mental (aunque esta operación es tan
simple y directa), y por lo mismo no cooperan con esa ley.
El sufrimiento es siempre el efecto de los pensamientos equivocados en alguna
dirección. Es indicador de que el individuo está fuera de armonía consigo
mismo, con la ley de su ser. El único y supremo uso del sufrimiento es la
purificación, quemar todo aquello que es inútil e impuro. El sufrimiento cesa
para quien es puro. No hay sentido en quemar el oro después que la escoria se
ha retirado, y un ser perfectamente puro e iluminado no puede sufrir.
COMENTARIOS:
Lo que hoy nos rodea es algo que hemos atraído y acumulado
desde que nacimos, por eso se ve tan complicado lograr cambios, es mucho lo que hay, y ha
pasado tanto tiempo que además nuestra manera de pensar ha echado raíces
profundas en nuestra mente y por eso a veces es difícil cambiar nuestra conducta. Pero
veamos como a un delincuente se le juzga por lo que hace, por sus actos, lo
mismo sucede al contrario, si pensamos en los santos –es decir aquéllos que ya
se encuentran en el Cielo- fueron canonizados por sus actos, sus obras “sus
milagros”.
Cuando nos ponemos a detectar, a poner el lente a lo que
hacemos, podemos empezar a ver qué tipo de pensamientos son los que nos están
generando nuestros malos resultados. Por ejemplo, si tenemos problemas en la
oficina porque no tuvimos a tiempo un trabajo, un proyecto que se nos solicitó,
o no lo presentamos adecuadamente, con errores o incompleto, y ese tipo de
comportamiento se repite con cierta frecuencia, eso sin duda va a influir de
una manera negativa y determinante para un ascenso, un aumento en el sueldo o
incluso en un despido. ¿No será que ese trabajo, que sabíamos tiempo atrás que teníamos
que hacer, lo fuimos postergando… dejando para mañana… porque siempre
encontramos un pretexto para dejarlo para después, hasta que se llegó el
momento de presentarlo y claro, el proyecto fue deficiente. Si no recibimos un
mejor puesto, el aumento, o nos despidieron. No tendríamos que culpar al jefe
de que es un mal superior o que nos tiene mala fe, o que la empresa nos exige
demás por lo que nos paga. Más bien habría que analizar cuáles fueron los
pensamientos que nos hicieron postergar el hacer la tarea que nos correspondía
y dejarla para “mañana”. Esos
pensamientos pueden ser muchos: “no hay prisa, mañana me vengo temprano y lo
hago, hoy tengo flojera o no me siento bien, o tengo que hacer… cualquier otra cosa. Etc. etc..”… Esos
son los pensamientos que generaron el problema. Si cambiamos los pensamientos,
cambiaremos también los resultados. Por ejemplo, “Voy a hacerlo ahora mismo,
así si se me dificulta, estoy a tiempo de solicitar ayuda, o puedo terminar
antes y mejorar la presentación, o revisar mejor “los números”…” En este
segundo caso ¿Cuál habría sido el resultado final?...
Lo anterior es sólo un ejemplo y tal vez a algunos les
parezca simplón, pero lo que busco es probar como a fin de cuentas nuestros
resultados tienen su origen en nuestros pensamientos.
No es difícil preguntarnos y hasta sentir envidia de otros a
“los que les va muy bien” mientras
que son unos buenos para nada, unos sinvergüenzas, deshonestos, lambiscones, corruptos
y oportunistas. Mientras que a mí, que soy toda honradez, mi comportamiento es “intachable”
ni me presto a malos manejos, “me va tan
mal”… Lo que sucede es que ese primer “malvado” algo debe de estar haciendo
bien y no todo en él es condenable, mientras que nuestra conducta honesta puede
esconder ciertos vicios de los que nos hacemos de “la vista gorda”.
Recuerda esto:
“Buenos
pensamientos y acciones jamás pueden producir malos resultados; malos
pensamientos y acciones no pueden jamás producir buenos resultados.”
“El sufrimiento es siempre el efecto de los pensamientos equivocados en alguna
dirección.”
ACCIONES:
Estemos atentos a nuestros pensamientos. Evitemos que la
mente divague y tomemos nosotros el control de lo que pensamos. Debemos impedir
a como dé lugar pensamientos malsanos,
es decir dañinos para la salud o el espíritu, como desear con envidia lo que
tiene el otro, sea de sus bienes materiales o personales, desearle un mal
personal, en sus familia o negocio, culpar a algo externo de lo que nos pasa.
Evitemos pensamientos amargos, como: yo no puedo, no tengo,
no nací para eso, etc.
Evitemos también pensamientos impuros, es decir todos
aquellos que ensucien nuestra mente
y nuestra conciencia.
Feliz fin de semana y hasta el próximo lunes.
Feliz fin de semana y hasta el próximo lunes.
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