sábado, 17 de noviembre de 2012

La Revolución de los Alcatraces...

“Vendía en la calle elotes, tortas, lo que fuera”...

Hoy con gran orgullo les compartimos la semblanza de una mujer indígena zapoteca que se opuso a ser un objeto, una "nada" en un mundo gobernado por hombres. Tuvo un sueño que se convirtió en propósito y hoy en una extraordinaria realidad...

 
Eufrosina Cruz Mendoza y
la revolución de los alcatraces...

Compilado por Graciela Sepúlveda


Hace unos días regresó mi esposo del Festival de Cine de Morelia, y uno de los documentales que le causaron muy buena impresión fue “La Revolución de los Alcatraces” de la Directora Luciana Kaplan y dedicado a Eufrosina Cruz. Me contó algo de su historia y claro que empecé a investigar sobre esta valiente mujer, aquí les comparto algo de su vida…



Eufrosina Cruz Mendoza nació en un pequeño pueblo zapoteco que se llama Santa María Quiegolani, en Oaxaca, México, donde el zapoteco es la lengua nativa. Su vida inició  como la de tantas mujeres zapotecas: levantarse a las 3 de la mañana, recoger combustible, moler el maíz, preparar las tortillas, cuidar a los niños y limpiar la casa. La mayoría de las niñas en esas aldeas tenían pocas posibilidades de completar la escuela primaria ya que se casaban a una edad muy temprana con los hombres escogidos por sus padres. A la edad de 11 años, Eufrosina Cruz, consciente de la realidad que le esperaba, lloró día y noche por dos semanas para arrebatarle un permiso a su padre para que la dejara estudiar la secundaria con unos parientes. La única condición fue que no se le ocurriera nunca pedir su ayuda. Y no lo hizo. Tras diez horas de caminata, llegó al pueblo que sí tenía servicio de autobús. Y de ahí un largo viaje a casa de unos parientes en Tehuantepec. Vendiendo fruta en las tardes y trabajando con ahínco logró terminar la secundaria y conseguir una beca para estudiar la preparatoria en la capital. Y luego la carrera, con el mejor promedio de su graduación. Ella quería un futuro mejor tanto para ella como para ayudar a otras mujeres que eran discriminadas y marginadas. Se graduó de la universidad con un título en contabilidad y obtuvo un trabajo como maestra en las comunidades indigentes. Ahí se desempeñó como instructora comunitaria para la educación y fundó tres escuelas secundarias en los municipios indígenas. Después de esto regresó a su aldea original con la intención de cambiar allí la vida de las mujeres.

Cuando volvió, todo seguía igual. Las mujeres seguían trabajando duro, y no tenían derechos. Eran sumisas a los hombres y se mantenían en silencio cuando ellos estaban alrededor. Además, las mujeres no podían votar y no tenían voz en la ley. A pesar de ello, Eufrosina se postuló para la alcaldía de Santa María Quiegolani. Esta idea fue revolucionaria ya que el poder político local había estado tradicionalmente y exclusivamente en manos de los hombres, y Eufrosina habría sido la primera mujer Presidenta Municipal de Santa María Quiegoliani. Fue una lucha difícil. La mayoría de la gente no quería a una mujer en el gobierno y difundieron rumores sobre ella, la ridiculizaron y la amenazaron.

Fue en el 2007 cuando se le permitió participar en las elecciones porque la familia gobernante creía que nadie en el pueblo se atrevería a violar la tradición y votar por una mujer. Para sorpresa de todos Eufrosina Cruz ganó las elecciones. Pero esta victoria no fue aceptada y la elección fue anulada por las autoridades de hombres de la aldea. Las boletas con los votos a favor de Eufrosina y su aplicación a la alcaldía fueron arrojadas, literalmente, a la basura. El ex alcalde de la municipalidad dijo: "las mujeres no existen aquí" y "las mujeres fueron creadas para servir a los hombres, para cocinar y cuidar a los niños, pero no para gobernar".

La autoridad indígena basó todo este desacuerdo en las tradiciones orales que dicen que las mujeres no pueden tener posiciones políticas en esa comunidad. Esto, de alguna forma era válido, ya que la ley de Usos y Costumbres en la Constitución del estado de Oaxaca dice que las comunidades indígenas pueden elegir y formar partidos de acuerdo a sus propias tradiciones y costumbres. Oaxaca es el único estado con esta ley, la cual tiene la intención de respetar las prácticas democráticas de las comunidades indígenas y proteger sus tradiciones. La autoridad comunal es en este caso más fuerte que la política general del Estado. 418 de las 570 leyes municipales indígenas se basan en la ley de Usos y Costumbres, en 95 de estas comunidades las mujeres no tienen voz ni voto y no se les permitía tomar decisiones para su comunidad.

Eufrosina Cruz no se dio por vencida y se dirigió a las organizaciones de derechos humanos y a las autoridades estatales. El asunto fue tomado en serio y se ganó el reconocimiento nacional. En consecuencia, un acontecimiento revolucionario tuvo lugar el 18 de enero de 2008. Por primera vez, el ex gobernador visitó la pequeña comunidad de Eufrosina, para exigirle que las mujeres tuvieran una vida mejor.

En febrero de 2008 Eufrosina presentó una queja ante la Comisión de Derechos Humanos. La Comisión reconoció la violación de sus derechos. Como resultado, el gobierno introdujo una iniciativa para modificar el artículo 25 de la constitución del estado, la cual fue aprobada por el congreso del estado. La Constitución Política de Oaxaca; “…establecerá los mecanismos para garantizar la plena y total participación de la mujer en dichos procesos electorales, y el ejercicio de su derecho a votar y ser votada en condiciones de igualdad con el de los varones, y sancionará su violación”.

El 3 de octubre 2008 Eufrosina Cruz recibió el Premio Nacional de la Juventud en la categoría de contribución a la cultura política de manos del Presidente de México. También representó a México en la Conferencia Iberoamericana de Género y Desarrollo y en las conferencias de mujeres líderes en Iberoamérica.

En marzo de 2008, Eufrosina Cruz fundó la asociación sin fines de lucro QUIEGO (Queremos UNIR, Integrando Por La Equidad y Género, a Oaxaca). El objetivo de esta organización no lucrativa es llamar la atención sobre la situación de las mujeres indígenas, y asegurar que la injusticia como lo que pasó Eufrosina no vuelva a suceder. QUIEGO es sinónimo de igualdad entre hombres y mujeres indígenas, y quiere que las mujeres tengan los mismos derechos en el desarrollo, el progreso y la educación. Esto se hará a través de la promoción de los derechos humanos y de la creación de proyectos para mejorar la calidad de vida de las mujeres. Esto no sólo afectará a Quiegolani, sino también otras comunidades indígenas de Oaxaca.

El 6 de diciembre de 2008, QUIEGO organizó el primer foro en la historia de la región para discutir la importancia de la mujer en el desarrollo comunitario y el derecho a acceder a los programas sociales.
Poco después del foro, la Secretaría de la Reforma Agraria los apoyó con seis proyectos productivos exclusivos para mujeres, incluyendo una farmacia, una panadería y un proyecto de costura. Y su proyecto más importante son los talleres que a lo largo de los pueblos indígenas empiezan a proliferar, espacios donde las mujeres se reúnen a conversar y descansar, a descubrir sus derechos y que sirven también como refugio ante el maltrato y como extensión de la escuela.

En 2009 Eufrosina fue abordado por varios partidos políticos para participar en las elecciones para la Cámara de Diputados. El presidente de QUIEGO rechazó las propuestas e instó a estos mismos partidos a la creación de mecanismos para la participación de las mujeres en los ayuntamientos gobernados por la costumbre.
En noviembre de 2010 Eufrosina Cruz fue nombrada candidata a diputada del congreso local por el PAN. Cuando Gabino Cué Monteagudo (PAN) ganó las elecciones, Eufrosina fue elegida para el cargo de Presidenta de la Junta Directiva del Congreso local, convirtiéndose en la primera mujer indígena en presidir el Congreso del estado de Oaxaca. El 14 de diciembre del mismo año, Eufrosina fue nombrado coordinadora de asuntos indígenas del Comité Ejecutivo Nacional del PAN.

Al inicio fue muy duro, muy doloroso” confiesa Eufrosina “creo que fue la etapa que más me ha dolido. Tenía sentimientos encontrados, pensaba que no iba a resistir. Hasta aquí llegué, yo renuncio”, pensó en varias ocasiones. “A la tercera sesión estaba a punto de llorar, porque tenía que enfrentar un Congreso nuevo, porque Oaxaca estaba viviendo un rostro de transición en donde ya no había mayoría, en donde se podía debatir, en donde se podía señalar. Yo me sentía sin las herramientas necesarias para debatir, sin las técnicas parlamentarias para coordinar a los compañeros diputados y diputadas”.

Eufrosina Cruz con la Directora Luciana Kaplan
Sin embargo, Eufrosina no se dejó vencer por las críticas, ni los ataques frontales y velados, ni el hostigamiento. Cuando se le cuestiona sobre cómo se mantiene firme, su respuesta es contundente: “Poniendo corazón y alma para que las cosas salgan bien. La gente que te ayuda, la misma ciudadanía que te dice ‘no estás sola, estamos contigo’, eso me fue fortaleciendo. Las señoras del pueblo que cada vez que voy me dicen: ‘échale muchas ganas, Chinita -así me dicen en mi pueblo, La China-  estamos orando por ti’. Ese tipo de cosas te hacen más fuerte”.

Eufrosina Cruz, una mujer que no se calló, que fue la voz de muchas mujeres oprimidas y humilladas, que se sobrepuso al miedo y lo convirtió en su fortaleza y que ahora es una mujer respetada en la nación por su valor y convicción de lograr una mejor vida para las mujeres de Oaxaca y con ello de toda la nación. Eufrosina es una mujer que a pesar de las circunstancias ha sabido sortear un medio hostil y lograr para ella y sus congéneres un mundo mejor.

Eufrosina, una voz que se hace oír...
La revolución de los alcatraces
Dirección: Luciana Kaplan
Guión: Luciana Kaplan, Diego Delgado
Producción: Diego Delgado
Compañía productora: Centro de Capacitación Cinematográfica
Fotografía: Gabriel Hernández
Edición: Yibran Asuad
Sonido: Santiago Arroyo
Música: Daniel Hidalgo

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