“Vendía en la calle elotes, tortas, lo que
fuera”...
Hoy con gran orgullo les compartimos la semblanza de una mujer indígena zapoteca que se opuso a ser un objeto, una "nada" en un mundo gobernado por hombres. Tuvo un sueño que se convirtió en propósito y hoy en una extraordinaria realidad...
Eufrosina Cruz Mendoza y
la revolución de los alcatraces...
Compilado por Graciela Sepúlveda
Hace unos días regresó mi esposo del Festival
de Cine de Morelia, y uno de los documentales que le causaron muy buena
impresión fue “La Revolución de los Alcatraces” de la Directora Luciana Kaplan y
dedicado a Eufrosina Cruz. Me contó algo de su historia y claro que empecé a
investigar sobre esta valiente mujer, aquí les comparto algo de su vida…
Eufrosina Cruz Mendoza
nació en un pequeño pueblo zapoteco que se llama Santa María Quiegolani, en
Oaxaca, México, donde el zapoteco es la lengua nativa. Su vida inició como la de tantas mujeres zapotecas:
levantarse a las 3 de la mañana, recoger combustible, moler el maíz, preparar
las tortillas, cuidar a los niños y limpiar la casa. La mayoría de las niñas en
esas aldeas tenían pocas posibilidades de completar la escuela primaria ya que
se casaban a una edad muy temprana con los hombres escogidos por sus padres. A
la edad de 11 años, Eufrosina Cruz, consciente de la realidad que le esperaba,
lloró día y noche por dos semanas para arrebatarle un permiso a su padre para
que la dejara estudiar la secundaria con unos parientes. La única condición fue
que no se le ocurriera nunca pedir su ayuda. Y no lo hizo. Tras diez horas de
caminata, llegó al pueblo que sí tenía servicio de autobús. Y de ahí un largo
viaje a casa de unos parientes en Tehuantepec. Vendiendo fruta en las tardes y
trabajando con ahínco logró terminar la secundaria y conseguir una beca para estudiar
la preparatoria en la capital. Y luego la carrera, con el mejor promedio de su
graduación. Ella quería un futuro mejor tanto para ella como para ayudar a
otras mujeres que eran discriminadas y marginadas. Se graduó de la universidad
con un título en contabilidad y obtuvo un trabajo como maestra en las comunidades
indigentes. Ahí se desempeñó como instructora comunitaria para la educación y
fundó tres escuelas secundarias en los municipios indígenas. Después de esto
regresó a su aldea original con la intención de cambiar allí la vida de las
mujeres.
Cuando volvió, todo
seguía igual. Las mujeres seguían trabajando duro, y no tenían derechos. Eran sumisas a los hombres y se
mantenían en silencio cuando ellos estaban alrededor. Además, las mujeres no podían
votar y no tenían voz en la ley. A pesar de ello, Eufrosina se postuló para la
alcaldía de Santa María Quiegolani. Esta idea fue revolucionaria ya que el
poder político local había estado tradicionalmente y exclusivamente en manos de
los hombres, y Eufrosina habría sido la primera mujer Presidenta Municipal de
Santa María Quiegoliani. Fue una lucha difícil. La mayoría de la gente no
quería a una mujer en el gobierno y difundieron rumores sobre ella, la
ridiculizaron y la amenazaron.
Fue en el 2007 cuando
se le permitió participar en las elecciones porque la familia gobernante creía
que nadie en el pueblo se atrevería a violar la tradición y votar por una
mujer. Para sorpresa de todos Eufrosina Cruz ganó las elecciones. Pero esta
victoria no fue aceptada y la elección fue anulada por las autoridades de
hombres de la aldea. Las boletas con los votos a favor de Eufrosina y su
aplicación a la alcaldía fueron arrojadas, literalmente, a la basura. El ex
alcalde de la municipalidad dijo: "las
mujeres no existen aquí" y "las
mujeres fueron creadas para servir a los hombres, para cocinar y cuidar a los
niños, pero no para gobernar".
La autoridad
indígena basó todo este desacuerdo en las tradiciones orales que dicen que las
mujeres no pueden tener posiciones políticas en esa comunidad. Esto, de alguna
forma era válido, ya que la ley de Usos y Costumbres en la Constitución del
estado de Oaxaca dice que las comunidades indígenas pueden elegir y formar
partidos de acuerdo a sus propias tradiciones y costumbres. Oaxaca es el único
estado con esta ley, la cual tiene la intención de respetar las prácticas
democráticas de las comunidades indígenas y proteger sus tradiciones. La
autoridad comunal es en este caso más fuerte que la política general del Estado.
418 de las 570 leyes municipales indígenas se basan en la ley de Usos y
Costumbres, en 95 de estas comunidades las mujeres no tienen voz ni voto y no
se les permitía tomar decisiones para su comunidad.
Eufrosina Cruz no
se dio por vencida y se dirigió a las organizaciones de derechos humanos y a
las autoridades estatales. El asunto fue tomado en serio y se ganó el
reconocimiento nacional. En consecuencia, un acontecimiento revolucionario tuvo
lugar el 18 de enero de 2008. Por primera vez, el ex gobernador visitó la
pequeña comunidad de Eufrosina, para exigirle que las mujeres tuvieran una vida
mejor.
En febrero de 2008 Eufrosina
presentó una queja ante la Comisión de Derechos Humanos. La Comisión reconoció
la violación de sus derechos. Como resultado, el gobierno introdujo una
iniciativa para modificar el artículo 25 de la constitución del estado, la cual
fue aprobada por el congreso del estado. La
Constitución Política de Oaxaca; “…establecerá los mecanismos para garantizar
la plena y total participación de la mujer en dichos procesos electorales, y el
ejercicio de su derecho a votar y ser votada en condiciones de igualdad con el
de los varones, y sancionará su violación”.
El 3 de octubre
2008 Eufrosina Cruz recibió el Premio Nacional de la Juventud en la categoría
de contribución a la cultura política de manos del Presidente de México.
También representó a México en la Conferencia Iberoamericana de Género y
Desarrollo y en las conferencias de mujeres líderes en Iberoamérica.
En marzo de 2008,
Eufrosina Cruz fundó la asociación sin fines de lucro QUIEGO (Queremos UNIR,
Integrando Por La Equidad y Género, a Oaxaca). El objetivo de esta organización
no lucrativa es llamar la atención sobre la situación de las mujeres indígenas,
y asegurar que la injusticia como lo que pasó Eufrosina no vuelva a suceder. QUIEGO
es sinónimo de igualdad entre hombres y mujeres indígenas, y quiere que las
mujeres tengan los mismos derechos en el desarrollo, el progreso y la educación.
Esto se hará a través de la promoción de los derechos humanos y de la creación
de proyectos para mejorar la calidad de vida de las mujeres. Esto no sólo
afectará a Quiegolani, sino también otras comunidades indígenas de Oaxaca.
El 6 de diciembre
de 2008, QUIEGO organizó el primer foro en la historia de la región para
discutir la importancia de la mujer en el desarrollo comunitario y el derecho a
acceder a los programas sociales.
Poco después del
foro, la Secretaría de la Reforma Agraria los apoyó con seis proyectos
productivos exclusivos para mujeres, incluyendo una farmacia, una panadería y
un proyecto de costura. Y su proyecto más importante son los talleres que a lo
largo de los pueblos indígenas empiezan a proliferar, espacios donde las
mujeres se reúnen a conversar y descansar, a descubrir sus derechos y que
sirven también como refugio ante el maltrato y como extensión de la escuela.
En 2009 Eufrosina
fue abordado por varios partidos políticos para participar en las elecciones
para la Cámara de Diputados. El presidente de QUIEGO rechazó las propuestas e
instó a estos mismos partidos a la creación de mecanismos para la participación
de las mujeres en los ayuntamientos gobernados por la costumbre.
En noviembre de
2010 Eufrosina Cruz fue nombrada candidata a diputada del congreso local por el
PAN. Cuando Gabino Cué Monteagudo (PAN) ganó las elecciones, Eufrosina fue
elegida para el cargo de Presidenta de la Junta Directiva del Congreso local, convirtiéndose
en la primera mujer indígena en presidir el Congreso del estado de Oaxaca. El
14 de diciembre del mismo año, Eufrosina fue nombrado coordinadora de asuntos
indígenas del Comité Ejecutivo Nacional del PAN.
“Al inicio fue muy duro, muy doloroso”
confiesa Eufrosina “creo que fue la etapa
que más me ha dolido. Tenía sentimientos encontrados, pensaba que no iba a
resistir. Hasta aquí llegué, yo renuncio”, pensó en varias ocasiones. “A la tercera sesión estaba a punto de
llorar, porque tenía que enfrentar un Congreso nuevo, porque Oaxaca estaba
viviendo un rostro de transición en donde ya no había mayoría, en donde se
podía debatir, en donde se podía señalar. Yo me sentía sin las herramientas
necesarias para debatir, sin las técnicas parlamentarias para coordinar a los
compañeros diputados y diputadas”.
Eufrosina Cruz con la Directora Luciana Kaplan |
Sin embargo,
Eufrosina no se dejó vencer por las críticas, ni los ataques frontales y
velados, ni el hostigamiento. Cuando se le cuestiona sobre cómo se mantiene
firme, su respuesta es contundente: “Poniendo
corazón y alma para que las cosas salgan bien. La gente que te ayuda, la misma
ciudadanía que te dice ‘no estás sola, estamos contigo’, eso me fue
fortaleciendo. Las señoras del pueblo que cada vez que voy me dicen: ‘échale
muchas ganas, Chinita -así me dicen en mi pueblo, La China- estamos orando por ti’. Ese tipo de cosas te
hacen más fuerte”.
Eufrosina Cruz, una mujer que no se calló, que
fue la voz de muchas mujeres oprimidas y humilladas, que se sobrepuso al miedo
y lo convirtió en su fortaleza y que ahora es una mujer respetada en la nación
por su valor y convicción de lograr una mejor vida para las mujeres de Oaxaca y
con ello de toda la nación. Eufrosina es una mujer que a pesar de las
circunstancias ha sabido sortear un medio hostil y lograr para ella y sus
congéneres un mundo mejor.
Eufrosina, una voz que se hace oír... |
Dirección: Luciana Kaplan
Guión: Luciana Kaplan, Diego Delgado
Producción: Diego Delgado
Compañía productora: Centro de Capacitación Cinematográfica
Fotografía: Gabriel Hernández
Edición: Yibran Asuad
Sonido: Santiago Arroyo
Música: Daniel Hidalgo
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