domingo, 13 de noviembre de 2016

Es cuestión de carácter / It’s All About Character

Tenemos una historia que contarte…

We have a story to tell...
(Please read this story below the Spanish version)


Es cuestión de carácter

No hay duda alguna de que nuestro carácter tiene un profundo impacto en nuestro futuro. Sin embargo, lo que debemos recordar, no es simplemente lo poderoso que es el carácter al influir en nuestro destino, sino lo poderoso que somos en la conformación de nuestro propio carácter y, por tanto, nuestro propio destino. El carácter puede determinar nuestro destino, pero el carácter no está determinado por el destino.

Es un error muy común pensar en el carácter como algo que está totalmente formado y asentado desde muy temprano en la vida. Recuerda viejas máximas como "Un leopardo no puede cambiar sus manchas" y "Chango viejo no aprende maromas nuevas". Esta perspectiva de que nuestro carácter está "grabado en piedra" está apoyada en una gran medida por la Psicología moderna que insiste en la auto aceptación. Como dice Popeye el personaje de las caricaturas, "Yo soy lo que soy". El mensaje oculto es: No esperes ser más, mejor o diferente.

A fin de cuentas, esos puntos de vista del ser humano minimizan totalmente y para siempre el potencial de crecimiento que viene con el poder de reflexión y elección. Qué deprimente sería creer que no podemos elegir ser mejores - más honestos, más respetuosos, más responsables y más cariñosos. Ninguno de nosotros debe renunciar a la búsqueda personal para mejorar nuestro carácter. No porque seamos malos - tampoco tenemos que estar enfermos para mejorar - sino porque no somos tan buenos como podríamos serlo.

Hay muchas cosas en la vida que no podemos controlar - si somos apuestos, bellas o inteligentes, si tenemos buenos padres o malos, si crecimos a base de afirmaciones o  negaciones – levanta el ánimo recordar que sólo necesitamos aplicar el poder de la voluntad para hacernos mejores personas.

No, claro que no es fácil. Pero si nos esforzamos por ser más conscientes de los hábitos emocionales y mentales que impulsan nuestra conducta, podemos comenzar a poner un nuevo y mayor énfasis en nuestros valores superiores que nos ayuden a lograr lo que queremos que nuestros hijos piensen que somos.

Michael Josephson
www.whatwillmatter.com

Publicada originalmente en Internet en InsightOf The Day de Bob Proctor

Adaptación al Español: Graciela Sepúlveda y Andrés Bermea

Here the English version…

It’s All About Character

There’s no doubt that our character has a profound effect on our future. What we must remember, however, is not merely how powerful character is in influencing our destiny, but how powerful we are in shaping our own character and, therefore, our own destiny. Character may determine our fate, but character is not determined by fate.

It’s a common mistake to think of character as something that is fully formed and fixed very early in life. It calls to mind old maxims like “A leopard can’t change its spots” and “You can’t teach an old dog new tricks.” This perspective that our character is “etched in stone” is supported by a great deal of modern psychology emphasizing self-acceptance. As Popeye says, “I am what I am.” The hidden message is: Don’t expect me to be more, better, or different.

Ultimately, these views of humanity totally undervalue the lifelong potential for growth that comes with the power of reflection and choice. How depressing it would be to believe that we can’t choose to be better – more honest, more respectful, more responsible, and more caring. None of us should give up the personal quest to improve our character. Not because we’re bad – we don’t have to be sick to get better – but because we’re not as good as we could be.

There are so many things in life we can’t control – whether we’re beautiful or smart, whether we had good parents or bad, whether we grew up with affirmation or negation – it’s uplifting to remember that nothing but moral will power is needed to make us better.

No, it isn’t easy. But if we strive to become more aware of the habits of heart and mind that drive our conduct, we can begin to place new emphasis on our higher values so that we become what we want our children to think we are.

Michael Josephson
www.whatwillmatter.com

Originally published on Insight Of The Day from Bob Proctor