Tenemos una historia que contarte…
We have a story to
tell...
(Please read this
story below the Spanish version)
La bondad puede transformar las cosas
Es ingenuo pensar que nunca hay un momento en el que se
requiere ejercer la fuerza o el poder. Los padres a veces tienen que usar su
autoridad con el fin de civilizar y educar a los niños rebeldes. Los jefes de
vez en cuando tienen que despedir a personas que están trabajando en contra de
las políticas de la empresa y el interés superior.
En términos generales, sin embargo, el poder de la bondad
humana es una forma superior al poder de la fuerza bruta. Un intento de tratar
de resolver las cosas por la persuasión siempre debe ir antes del último
recurso de la confrontación y el obligar a hacer las cosas por poder.
A Gail Halvorsen se le enseñaron estas ideas sobre la
bondad, el servicio a los demás, y esas cosas desde la escuela dominical cuando
era un niño. Hoy, un coronel retirado de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, no
se cansa de platicar acerca de una situación en la que puso sus convicciones a
trabajar ayudando a cambiar el curso de la historia. Ayudó a convertir a un
enemigo en un aliado.
Halvorsen fue piloto en Europa durante y después de la
Segunda Guerra Mundial. En la Alemania de posguerra, él estaba destacado en
Berlín. Algunos de los muchos niños que pasaban hambre en la otrora próspera
Alemania que Adolf Hitler había reducido a la penuria acudían a él y a sus
amigos para pedirles comida. Tenían hambre. Rogaban por un trozo de pan o las
migajas de las raciones de los soldados.
Halvorsen no tenía comida para el grupo de unos 30 niños.
Solo tenía dos barras de chicle en el bolsillo. Se las entregó a un par de
niños - y tuvo una brillante idea. La próxima vez que arrojaran comida en la
zona bloqueada por los soviéticos en Berlín, él arrojaría también desde su avión chicles y
dulces para los niños. Cuando sus superiores se enteraron de lo que él y ahora
otros pilotos estaban haciendo, hubo una molestia por sus "actividades no autorizadas." Pero un general defendió lo
que los pilotos estaban haciendo. Los animó a seguir así. Y pronto varias
compañías norteamericanas de dulces estaban proporcionando barras de chocolate
y chicles por toneladas.
Como Halvorsen dice,
"No era el chocolate. ¡Era la esperanza!" Los niños pequeños y
sus atribulados padres fueron alentados a creer que las cosas algún día serían
mejor para ellos. Los historiadores de la época han acreditado a los
lanzamientos de dulces a ayudar a cambiar las actitudes del pueblo alemán hacia
sus recientes enemigos en la guerra. El mismo programa no gubernamental también
acredita a esto el cambio de actitud de los estadounidenses hacia el pueblo
alemán.
Tal vez haya niños a los que puedas ayudar en tu comunidad,
a través de la participación de tu compañía en la localidad, o en algún
ministerio de tu iglesia. Tal vez las personas en las que puedas pensar ya no
son niños. Tal vez es sólo alguien que
necesita un acto de bondad positiva que tú le puedes proporcionar. Ciertamente,
no hay resultados garantizados, pero probablemente no haces daño al ser amable.
Mejor aún, podrías dar esperanza o incluso podrías
convertir a un enemigo en un amigo.
Rubel Shelly
Rubel Shelly es un predicador y profesor de Religión y
Filosofía ubicada en Rochester Hills, Michigan. Además de la iglesia y las
responsabilidades académicas, ha trabajado activamente con este tipo de
proyectos comunitarios como Hábitat para la Humanidad, la Cruz Roja Americana,
de Nashville con Amor, Metro (Nashville) de las Escuelas Públicas y Faith
Family Medical Clinic. Para aprender más sobre Rubel por favor ve a:
Publicada originalmente
en Internet en Insight Of The Day de Bob Proctor
Adaptación al Español:
Graciela Sepúlveda y Andrés Bermea
Here the English
version…
Kindness Can Change
Things
It is naive to think
there is never a time when force will be required or when legitimate power has
to exert itself. Parents sometimes have to use their authority in order to
civilize and mentor unruly children. Bosses occasionally have to fire people
who are working against the company’s policies and best interests.
Generally speaking,
however, the power of human kindness is a superior form of power to brute
force. An attempt to lead by persuasion should always go before the last-ditch
requirement of confrontation and pulling rank.
Gail Halvorsen was
taught these ideas about kindness, service to others, and the like back in
Sunday School as a boy. Now a retired colonel of the U.S. Air Force, he never
tires of telling about a situation where putting his convictions to work helped
change the course of history. It helped turn an enemy into an ally.
Halvorsen was a pilot
in Europe during and after World War II. In post-war Germany, he was on the
ground in Berlin. Some of the many hungry children in the once-prosperous
Germany that Adolf Hitler had reduced to penury flocked around him and his
buddies to ask for food. They were hungry. They were begging for a scrap or
bread or a handout from the soldiers’ rations.
Halvorsen didn’t have
any food for the group of about 30 kids. He had two sticks of gum in his
pocket. He handed them to a couple of the children – and had a bright idea. The
next time he dropped food into the Soviet-blockaded area of Berlin, he dropped
gum and candy out for the children as well. When word got back to his superiors
of what he and now other pilots were doing, there was a chewing out for their “unauthorized activities.” But one
general defended what the pilots were doing. He encouraged them to keep it up.
And soon American candy companies were providing chocolate bars and chewing gum
by the tons.
As Halvorsen puts it,
“It wasn’t the chocolate. It was hope!”
Little children and their beleaguered parents were encouraged to believe that
things would someday be better for them. Historians of the period have credited
the candy drops for helping change the attitudes of the German people toward
their recent enemies in war. The same non-government program is also credited
with altering American attitudes toward the German people.
Maybe there are
children for you to help in your neighborhood, through your company’s
involvement in the larger community, or in some ministry of your church. Maybe
the people to think about aren’t even children. Maybe there is just someone who
needs an act of positive kindness that you can provide. There are certainly no
guaranteed outcomes, but it probably won’t do harm to be gracious.
Better yet, it could
give hope or might even turn an enemy into a friend.
Rubel Shelly
Rubel Shelly is a
Preacher and Professor of Religion and Philosophy located in Rochester Hills,
Michigan. In addition to church and academic responsibilities, he has worked
actively with such community projects as Habitat for Humanity, American Red
Cross, From Nashville With Love, Metro (Nashville) Public Schools, Faith Family
Medical Clinic. To learn more about Rubel please go to: www.RubelShelly.com
Originally published
on Insight Of The Day from Bob Proctor