domingo, 10 de agosto de 2014

La Felicidad es una Elección

Tenemos una historia que contarte…
We have a story to tell...

(Please read this story below the Spanish version)


La Felicidad es una Elección


Recuerdo la alegría que sentí cuando pensé en mi hermosa niña llegando a los dos años justo antes de que el nuevo bebé se uniera a nuestra familia para la Navidad. Estábamos creando nuestro sueño de una casa llena de niños y era un momento muy feliz para mí.
Pero el desastre llegó en mi cuarto mes de embarazo.

Mi marido tuvo una crisis nerviosa y fue internado en una institución. Deseaba, esperaba y rezaba para que él mejorara. Mientras que los días se convertían en semanas y luego en meses - sin ningún cambio en la condición de mi marido - empecé a temer que nuestro sueño podría no resultar exactamente como lo habíamos planeado.

El nacimiento de nuestro hijo fue un momento agridulce para mí. Los médicos pensaron que el nacimiento de su hijo podría ayudar a mi marido, así que lo sedaron y nos fuimos al hospital.
Esas palabras gloriosas, "¡Es niño!" fueron emocionantes y excitantes, pero muy tristes porque supe en ese momento que mi marido no iba a mejorar. A pesar de que estaba allí para el nacimiento del bebé, su mente estaba en algún lugar lejos, muy lejos.

Los meses que siguieron fueron difíciles mientras luchaba por equilibrar ser una madre soltera y cuidar a un enfermo. Siete meses después de que nació nuestro hijo y sólo cinco semanas antes del tercer cumpleaños de nuestra hija, mi marido se suicidó. Yo estaba devastada.

Cuando murió, sentí que él se llevaba todas mis esperanzas y sueños. Estaba triste, estaba enojada y tenía miedo.

¿Cómo iba a criar a dos bebés cuando apenas podía respirar por el dolor aplastante en el pecho? Al principio, el dolor era insoportable. Pero a medida que los días se convirtieron en semanas, luego en meses, el dolor se volvió un poco menos insoportable.

Entonces tomé una decisión. Decidí que iba a ser feliz de nuevo. A pesar del dolor que era mi compañero constante, empecé a hacer cosas que me hacían feliz en los días previos a la enfermedad de mi marido.

Comencé a tomar clases de guitarra. Me reencontré con mi playa favorita y empecé a hablar con mis amigos, no de cómo me iba, sino sobre la vida en general.

¡Mi familia estaba encantada! Cuando le pregunté a mi madre por qué estaba tan insistente en que fuera con mis amigos a nuestra fogata semanal y a cantar a la playa, ella sonrió triste y me dijo: "¿No te das cuenta de cuánto tiempo ha pasado sin escucharte reír? Pensamos que también te habíamos perdido".

Qué trágico hubiera sido si hubiera seguido siendo como la cáscara vacía de un ser humano como lo había sido por tanto tiempo,  moviéndome en piloto automático, tratando solo de pasar el momento. Mis amados hijos habrían perdido a ambos padres.

Cuando me di cuenta de esto, empecé a buscar las bendiciones en mi vida. Cuanto más buscaba, más evidente se hacía que estaban allí desde el principio. Mis hijos estaban sanos y felices, tenía una familia amorosa y que me  apoyaba y algunos muy buenos amigos. Empecé a disfrutar y apreciar la vida de nuevo.

Entonces conocí a mi futuro marido. Tuvimos una conexión instantánea, diferente de cualquiera que había experimentado. Él había perdido a su padre debido al cáncer la misma semana que yo perdí a mi marido y sospecho que nuestra determinación compartida para ser felices nos unió. Eso fue hace casi dos años y seguimos siendo completamente felices. Nuestra familia ahora de seis es la gran familia de mis sueños. Somos un equipo de cada manera posible y nunca he disfrutado de la vida más de lo que lo hago en estos momentos.

Cuando me estaba ahogando en la desesperación, me acerqué al Universo y el Universo me lanzó un salvavidas. En el mismo momento que decidí ser feliz, se me mostró el camino de la felicidad. Esa es una lección que guardo cerca de mi corazón:
“No siempre se pueden elegir tus circunstancias, pero si buscas bien, incluso en tus horas más oscuras, puedes estar seguro que la encontrarás”.

No puedo explicar por qué algunas cosas suceden en la vida. Me gustaría tener una varita mágica que limpie los reveses y tristezas que enfrentan las personas. Sin embargo, sé que siempre hay esperanza y siempre hay bien. Sólo tienes que tomar la decisión de encontrarlo.

La vida puede ser difícil a veces, pero cada obstáculo que superas te hace más fuerte y más vivo. Busca siempre el bien, sobre todo frente a la adversidad. Busca, encuentra y aprecia lo bueno en la vida, seguramente tu esfuerzo será recompensado.

Jennifer Vokey

Jennifer Vokey es madre de dos hijos, y autora del maravilloso libro “Manejando la Maternidad: Cambios Simples Para Ayudarte a Convertirte en la mejor Mamá del Planeta”. Lo recomiendo mucho, y te animo a visitar el sitio web de Managing Mothering para más información: www.managingmothering.com

Here the English version

Happiness is a Choice


I remember the joy I felt when I thought of my beautiful little girl turning two just before the new baby joined our family for Christmas. We were creating our dream of a house full of children and it was a very happy time for me.
But disaster struck in my fourth month of pregnancy.

My husband had a mental breakdown and was institutionalized. I wished, hoped, and prayed that he would get better. As days turned into weeks, then into months - with no change in my husband’s condition - I began to fear that our dream might not turn out exactly as we had planned.

Our son’s birth was a bittersweet moment for me. The doctors thought the birth of his child might help my husband so they sedated him and off we went to the hospital. 
Those glorious words, “It’s a boy!” were thrilling and exciting but so very sad because I knew at that moment my husband was not going to get better. Though he was there for the baby’s birth, his mind was somewhere far, far away.

The months that followed were difficult as I struggled to balance being a single parent and a caregiver.  Seven months after our son was born and just five weeks before our daughter’s third birthday, my husband committed suicide. I was devastated.

When he died, I felt like he took all my hopes and dreams with him. I was grieving, I was angry, and I was scared.

How could I possibly raise two babies when I could hardly breathe from the crushing pain in my chest? At first, the pain was overwhelming. But as days turned into weeks, then into months, the pain became slightly less unbearable.

Then I made a decision. I decided I was going to be happy again. Despite the pain that was my constant companion, I began doing things that made me happy in the days before my husband’s illness.

I started taking guitar lessons. I reacquainted myself with my favorite beach and I began to talk to friends, not about how I was doing, but about life in general.

My family was thrilled! When I asked my mom why she was so insistent I join my friends for our weekly fire and sing-along on the beach, she gave me a sad smile and said, “Don’t you realize how long it’s been since we heard you laugh? We thought we had lost you too.”

How tragic it would have been if I had remained the empty shell of a human being that I was for so long - moving on autopilot, just trying to get through a moment. My beloved children would have lost both of their parents.

When I recognized this, I began to search for the blessings in my life. The more I searched, the more apparent it became that they were there all along. My children were healthy and happy, I had a loving and supportive family and I had some really great friends. I began to enjoy and appreciate life again.

Then I met my husband-to-be. We had an instant connection unlike any I have ever experienced. He lost his father to cancer the same week I lost my husband and I suspect our shared determination to be happy drew us together. That was almost two years ago and we are still blissfully happy. Our blended family of six is the large family of my dreams. We are a team in every possible way and I have never enjoyed life more than I do right now.

When I was drowning in despair, I reached out to the Universe and the Universe threw me a lifeline. The very moment I decided to be happy, the road to happiness was shown. That is a lesson I hold close to my heart:
“You can’t always choose your circumstances, but if you seek good, even in your darkest hours, you will be sure to find it.

I cannot explain why some things happen in life. I wish I had a magic wand that would wipe away the setbacks and sorrows people face. However, I do know there is always hope and there is always good. You just need to make the decision to find it.

Life can be tough sometimes, but each obstacle you overcome makes you stronger and more alive. Always look for the good, especially in the face of adversity. Search for, find, and appreciate the good in life and you will surely be rewarded for your effort.

Jennifer Vokey

Jennifer Vokey is a mother of two, and author of the wonderful new book Managing Mothering: Simple Shifts to Help You Become the Best Mom on the Planet. I recommend it enthusiastically, and strongly encourage you to visit her Managing Mothering website for more information: www.managingmothering.com