Tenemos una historia que contarte…
We have a story to tell...
(Please read this story below the Spanish version)
La
Felicidad es una Elección
Recuerdo la alegría que sentí cuando pensé en mi hermosa
niña llegando a los dos años justo antes de que el nuevo bebé se uniera a
nuestra familia para la Navidad. Estábamos creando nuestro sueño de una casa
llena de niños y era un momento muy feliz para mí.
Pero el desastre llegó en mi cuarto mes de embarazo.
Mi marido tuvo una crisis nerviosa y fue internado en una
institución. Deseaba, esperaba y rezaba para que él mejorara. Mientras que los
días se convertían en semanas y luego en meses - sin ningún cambio en la
condición de mi marido - empecé a temer que nuestro sueño podría no resultar
exactamente como lo habíamos planeado.
El nacimiento de nuestro hijo fue un momento agridulce para
mí. Los médicos pensaron que el nacimiento de su hijo podría ayudar a mi marido,
así que lo sedaron y nos fuimos al hospital.
Esas palabras gloriosas, "¡Es
niño!" fueron emocionantes y excitantes, pero muy tristes porque supe
en ese momento que mi marido no iba a mejorar. A pesar de que estaba allí para
el nacimiento del bebé, su mente estaba en algún lugar lejos, muy lejos.
Los meses que siguieron fueron difíciles mientras luchaba
por equilibrar ser una madre soltera y cuidar a un enfermo. Siete meses después
de que nació nuestro hijo y sólo cinco semanas antes del tercer cumpleaños de
nuestra hija, mi marido se suicidó. Yo estaba devastada.
Cuando murió, sentí que él se llevaba todas mis esperanzas y
sueños. Estaba triste, estaba enojada y tenía miedo.
¿Cómo iba a criar a dos bebés cuando apenas podía respirar
por el dolor aplastante en el pecho? Al principio, el dolor era insoportable.
Pero a medida que los días se convirtieron en semanas, luego en meses, el dolor
se volvió un poco menos insoportable.
Entonces tomé una decisión. Decidí que iba a ser feliz de
nuevo. A pesar del dolor que era mi compañero constante, empecé a hacer cosas
que me hacían feliz en los días previos a la enfermedad de mi marido.
Comencé a tomar clases de guitarra. Me reencontré con mi
playa favorita y empecé a hablar con mis amigos, no de cómo me iba, sino sobre
la vida en general.
¡Mi familia estaba
encantada! Cuando le pregunté a mi madre por qué estaba tan insistente en
que fuera con mis amigos a nuestra fogata semanal y a cantar a la playa, ella sonrió
triste y me dijo: "¿No te das cuenta
de cuánto tiempo ha pasado sin escucharte reír? Pensamos que también te habíamos
perdido".
Qué trágico hubiera sido si hubiera seguido siendo como la
cáscara vacía de un ser humano como lo había sido por tanto tiempo, moviéndome en piloto automático, tratando solo
de pasar el momento. Mis amados hijos habrían perdido a ambos padres.
Cuando me di cuenta de esto, empecé a buscar las bendiciones
en mi vida. Cuanto más buscaba, más evidente se hacía que estaban allí desde el
principio. Mis hijos estaban sanos y felices, tenía una familia amorosa y que
me apoyaba y algunos muy buenos amigos.
Empecé a disfrutar y apreciar la vida de nuevo.
Entonces conocí a mi futuro marido. Tuvimos una conexión
instantánea, diferente de cualquiera que había experimentado. Él había perdido
a su padre debido al cáncer la misma semana que yo perdí a mi marido y sospecho
que nuestra determinación compartida para ser felices nos unió. Eso fue hace
casi dos años y seguimos siendo completamente felices. Nuestra familia ahora de
seis es la gran familia de mis sueños. Somos un equipo de cada manera posible y
nunca he disfrutado de la vida más de lo que lo hago en estos momentos.
Cuando me estaba ahogando en la desesperación, me acerqué al
Universo y el Universo me lanzó un salvavidas. En el mismo momento que decidí
ser feliz, se me mostró el camino de la felicidad. Esa es una lección que
guardo cerca de mi corazón:
“No siempre se pueden
elegir tus circunstancias, pero si buscas bien, incluso en tus horas más
oscuras, puedes estar seguro que la encontrarás”.
No puedo explicar por qué algunas cosas suceden en la vida.
Me gustaría tener una varita mágica que limpie los reveses y tristezas que
enfrentan las personas. Sin embargo, sé que siempre hay esperanza y siempre hay
bien. Sólo tienes que tomar la decisión de encontrarlo.
La vida puede ser difícil a veces, pero cada obstáculo que
superas te hace más fuerte y más vivo. Busca siempre el bien, sobre todo frente
a la adversidad. Busca, encuentra y aprecia lo bueno en la vida, seguramente tu
esfuerzo será recompensado.
Jennifer Vokey
Jennifer Vokey es madre de dos hijos, y autora del
maravilloso libro “Manejando la
Maternidad: Cambios Simples Para Ayudarte a Convertirte en la mejor Mamá del
Planeta”. Lo recomiendo mucho, y te animo a visitar el sitio web de Managing Mothering para más información:
www.managingmothering.com
Here the English version
Happiness is a Choice
I remember
the joy I felt when I thought of my beautiful little girl turning two just
before the new baby joined our family for Christmas. We were creating our dream
of a house full of children and it was a very happy time for me.
But
disaster struck in my fourth month of pregnancy.
My husband
had a mental breakdown and was institutionalized. I wished, hoped, and prayed
that he would get better. As days turned into weeks, then into months - with no
change in my husband’s condition - I began to fear that our dream might not
turn out exactly as we had planned.
Our son’s
birth was a bittersweet moment for me. The doctors thought the birth of his
child might help my husband so they sedated him and off we went to the
hospital.
Those
glorious words, “It’s a boy!” were
thrilling and exciting but so very sad because I knew at that moment my husband
was not going to get better. Though he was there for the baby’s birth, his mind
was somewhere far, far away.
The months
that followed were difficult as I struggled to balance being a single parent
and a caregiver. Seven months after our
son was born and just five weeks before our daughter’s third birthday, my
husband committed suicide. I was devastated.
When he
died, I felt like he took all my hopes and dreams with him. I was grieving, I
was angry, and I was scared.
How could I
possibly raise two babies when I could hardly breathe from the crushing pain in
my chest? At first, the pain was overwhelming. But as days turned into weeks,
then into months, the pain became slightly less unbearable.
Then I made
a decision. I decided I was going to be happy again. Despite the pain that was
my constant companion, I began doing things that made me happy in the days
before my husband’s illness.
I started
taking guitar lessons. I reacquainted myself with my favorite beach and I began
to talk to friends, not about how I was doing, but about life in general.
My family
was thrilled! When I asked my mom why she was so insistent I join my friends
for our weekly fire and sing-along on the beach, she gave me a sad smile and
said, “Don’t you realize how long it’s
been since we heard you laugh? We thought we had lost you too.”
How tragic
it would have been if I had remained the empty shell of a human being that I
was for so long - moving on autopilot, just trying to get through a moment. My
beloved children would have lost both of their parents.
When I
recognized this, I began to search for the blessings in my life. The more I
searched, the more apparent it became that they were there all along. My
children were healthy and happy, I had a loving and supportive family and I had
some really great friends. I began to enjoy and appreciate life again.
Then I met
my husband-to-be. We had an instant connection unlike any I have ever
experienced. He lost his father to cancer the same week I lost my husband and I
suspect our shared determination to be happy drew us together. That was almost
two years ago and we are still blissfully happy. Our blended family of six is
the large family of my dreams. We are a team in every possible way and I have
never enjoyed life more than I do right now.
When I was
drowning in despair, I reached out to the Universe and the Universe threw me a
lifeline. The very moment I decided to be happy, the road to happiness was
shown. That is a lesson I hold close to my heart:
“You can’t always choose your circumstances,
but if you seek good, even in your darkest hours, you will be sure to find it.”
I cannot
explain why some things happen in life. I wish I had a magic wand that would
wipe away the setbacks and sorrows people face. However, I do know there is
always hope and there is always good. You just need to make the decision to
find it.
Life can be
tough sometimes, but each obstacle you overcome makes you stronger and more
alive. Always look for the good, especially in the face of adversity. Search
for, find, and appreciate the good in life and you will surely be rewarded for
your effort.
Jennifer
Vokey
Jennifer
Vokey is a mother of two, and author of the wonderful new book Managing Mothering: Simple Shifts to Help
You Become the Best Mom on the Planet. I recommend it enthusiastically, and
strongly encourage you to visit her Managing
Mothering website for more information: www.managingmothering.com