Compilado por Graciela Sepúlveda
Me
encantó lo que dijo un día Sir Ken Robinson, un conferencista y autor asiduo en
la idea de promover una educación basada en la creatividad, él dijo: “es un
error creer que sólo unos pocos superdotados tienen talento… Todos somos
superdotados en algo, se trata de descubrir en qué”, ¡qué bonito! Y la
biografía de hoy es un ejemplo de esto, se trata de Gillian Lynne, una gran
bailarina y famosa coreógrafa, que si no se hubiera topado con un psicólogo que
supo ver más allá, quién sabe que hubiera sido de ella…
Gillian Barbara Pyrke nació el 20 de
febrero de 1926, en Bromley, Kent, Inglaterra y no es difícil descubrir que ya cumplió
90 años.
Cuando Gillian tenía 8 años su vida en la
escuela era un desastre, según sus profesores, pues entregaba sus deberes
tarde, su caligrafía era horrible y pasaba los exámenes muy apenas, además de
ser muy inquieta, hacer ruido y pasarse el tiempo viendo por la ventana,
causando con esto grandes molestias a sus compañeros, y teniendo el maestro que
interrumpir la clase para que Gillian volviera a prestar atención. Todo esto
causaba mucha preocupación en los maestros, lo que los obligó a citar a los
padres de Gillian a una junta para exponerles la problemática que ella
provocaba en el salón de clases.
Los maestros pensaban que Gillian tenía
problemas de aprendizaje y que tal vez fuera más apropiado que estuviera en un
centro para niños con necesidades especiales, como esto era en los años 30
todavía no se conocía el trastorno por déficit de atención e hiperactividad
(TDAH), con el que seguramente la hubieran etiquetado, le hubieran recetado Ritalin o algo parecido y ya sería una
niña “normal”.
En fin, la mamá llevó a Gillian con el
psicólogo, mientras él platicaba con la mamá, Gillian permanecía sentada,
aunque sin dejar de moverse, escuchando y pensando que ella no tenía ningún
problema, aunque pareciera que el mundo opinaba todo lo contrario. Después de
un rato de preguntas, el psicólogo se dirigió a Gillian y le pidió que se
quedara un momento en el consultorio porque él debía de hablar a solas con su
mamá, antes de salir, el psicólogo prendió el radio y salieron.
En cuanto salieron y llegaron al pasillo,
el doctor le dijo a la madre de Gillian: “Quédese
aquí un momento y observe lo que hace”. Se quedaron de pie al lado de una
ventana de la habitación que daba al pasillo, desde donde Gillian no podía
verlos. Casi de inmediato, Gillian se levantó y comenzó a moverse por todo el
consultorio siguiendo el ritmo de la música. Los dos adultos la observaron en
silencio durante unos minutos, deslumbrados por la gracia de la niña.
Cualquiera se habría dado cuenta de que había algo natural en los movimientos
de Gillian. Y cualquiera habría notado la expresión de absoluto placer en su
cara.
Por fin, el psicólogo se volvió hacia la
madre de Gillian y dijo: “Señora Lynne,
Gillian no está enferma. Es bailarina. Llévela a una escuela de danza”. Mis
respetos para este maravilloso psicólogo, esto cambió por completo la vida de
la pequeña Gillian.
Afortunadamente la mamá de Gillian le hizo
caso al doctor y la inscribió en una escuela de danza, al llegar Gillian no podía
creer lo maravilloso que era encontrarse con gente como ella, niñas y niños que
no podían quedarse quietos, que tenían que moverse para pensar. Gillian iba a
la escuela de danza una vez por semana y practicaba todos los días en casa. Con
el tiempo hizo una prueba en la Royal
Ballet School de Londres y la aceptaron. Siguió adelante hasta ingresar en
la Royal Ballet Company donde llegó a
ser solista y tuvo presentaciones alrededor del mundo.
Cuando esta parte de su carrera terminó,
Gillian formó su propia compañía de teatro musical y produjo una serie muy
grande de espectáculos en Londres y Nueva York que tuvieron mucho éxito. Con el
tiempo, conoció a Andrew Lloyd Webber (compositor y empresario de teatro
musical) y crearon juntos algunas de
las más célebres producciones musicales para teatro de todos los tiempos, entre
ellas “Cats” y “El Fantasma de la Ópera”. También ha trabajado en 11 largometrajes y 100
producciones de televisión como productora, directora, coreógrafa o intérprete.
Todo esto la hizo multimillonaria.
A finales de 2014, a los 88 años, Gillian regresó al teatro Palladium de Londres para la nueva producción de “Cats”. La producción marcó, además de
sus muchas apariciones en baile, el tercer musical más importante que ella ha
puesto en este icónico lugar.
A principios de ese mismo año, 2014,
Gillian lanzó un DVD de ejercicios dirigido al público adulto llamado “Longevidad a través del ejercicio” y en
octubre recreó “Milagro en Gorbals”
para el Birmingham Royal Ballet. Gillian
escribió un libro llamado “A Dancer in
Wartime”.
Gillian ha recibido numerosos premios,
incluyendo dos premios Olivier, el
cual es considerado como el más prestigioso premio en el teatro británico,
estos fueron por el logro excepcional por su coreografía de “Cats” en 1981, mientras que el segundo
fue en 2013 donde se le otorgó un Lifetime
Achievement 'Especial' Olivier, por su larga y exitosa trayectoria en el
teatro. También dos de los reconocimientos más importantes son el CBE en 1997,
que es “Comendadora de la Orden del
Imperio Británico” y el otro reconocimiento es el DBE en el 2014, que
significa “Dama de la Más Excelente Orden
del Imperio Británico” por sus servicios en la danza y teatro musical, la
primera mujer en ser honrada de esta manera.
Cuando le preguntan a Gillian sobre cuál es
la clave de su éxito y si se retirará, ella dice: “Yo creo que todos tenemos un propósito en la vida, la palabra
retirarse debería estar confinada en el fondo del mar, porque es una palabra
peligrosa, yo creo que todos al levantarnos por la mañana necesitamos un
propósito para llevar a cabo en el día, y yo supongo que mi propósito siempre
ha sido el oficio del teatro, amo el teatro”.
Y
esta es la historia de una niña inquieta, quien afortunadamente se topó con un
profesional que supo ver y entender sus fortalezas y canalizarlas, y con ello
Gillian pudo dar rienda suelta a su creatividad, lo que la llevó a lograr el
éxito en su vida, una vida que ha vivido plena y muy feliz, haciendo cada día
lo que más ama, y haciendo disfrutar con ello a millones de personas. Y termino
con otra frase de Sir Ken Robinson: “Descubrir tu pasión lo cambia todo”.
Te invitamos a ver una entrevista con Gillian Lynne a los 87 años: