sábado, 3 de septiembre de 2016

Gillian no está enferma...


Compilado por Graciela Sepúlveda

Me encantó lo que dijo un día Sir Ken Robinson, un conferencista y autor asiduo en la idea de promover una educación basada en la creatividad, él dijo: “es un error creer que sólo unos pocos superdotados tienen talento… Todos somos superdotados en algo, se trata de descubrir en qué”, ¡qué bonito! Y la biografía de hoy es un ejemplo de esto, se trata de Gillian Lynne, una gran bailarina y famosa coreógrafa, que si no se hubiera topado con un psicólogo que supo ver más allá, quién sabe que hubiera sido de ella…

Gillian Barbara Pyrke nació el 20 de febrero de 1926, en Bromley, Kent, Inglaterra y no es difícil descubrir que ya cumplió 90 años.

Cuando Gillian tenía 8 años su vida en la escuela era un desastre, según sus profesores, pues entregaba sus deberes tarde, su caligrafía era horrible y pasaba los exámenes muy apenas, además de ser muy inquieta, hacer ruido y pasarse el tiempo viendo por la ventana, causando con esto grandes molestias a sus compañeros, y teniendo el maestro que interrumpir la clase para que Gillian volviera a prestar atención. Todo esto causaba mucha preocupación en los maestros, lo que los obligó a citar a los padres de Gillian a una junta para exponerles la problemática que ella provocaba en el salón de clases.

Los maestros pensaban que Gillian tenía problemas de aprendizaje y que tal vez fuera más apropiado que estuviera en un centro para niños con necesidades especiales, como esto era en los años 30 todavía no se conocía el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), con el que seguramente la hubieran etiquetado, le hubieran recetado Ritalin o algo parecido y ya sería una niña “normal”.

En fin, la mamá llevó a Gillian con el psicólogo, mientras él platicaba con la mamá, Gillian permanecía sentada, aunque sin dejar de moverse, escuchando y pensando que ella no tenía ningún problema, aunque pareciera que el mundo opinaba todo lo contrario. Después de un rato de preguntas, el psicólogo se dirigió a Gillian y le pidió que se quedara un momento en el consultorio porque él debía de hablar a solas con su mamá, antes de salir, el psicólogo prendió el radio y salieron.

En cuanto salieron y llegaron al pasillo, el doctor le dijo a la madre de Gillian: “Quédese aquí un momento y observe lo que hace”. Se quedaron de pie al lado de una ventana de la habitación que daba al pasillo, desde donde Gillian no podía verlos. Casi de inmediato, Gillian se levantó y comenzó a moverse por todo el consultorio siguiendo el ritmo de la música. Los dos adultos la observaron en silencio durante unos minutos, deslumbrados por la gracia de la niña. Cualquiera se habría dado cuenta de que había algo natural en los movimientos de Gillian. Y cualquiera habría notado la expresión de absoluto placer en su cara.

Por fin, el psicólogo se volvió hacia la madre de Gillian y dijo: “Señora Lynne, Gillian no está enferma. Es bailarina. Llévela a una escuela de danza”. Mis respetos para este maravilloso psicólogo, esto cambió por completo la vida de la pequeña Gillian.

Afortunadamente la mamá de Gillian le hizo caso al doctor y la inscribió en una escuela de danza, al llegar Gillian no podía creer lo maravilloso que era encontrarse con gente como ella, niñas y niños que no podían quedarse quietos, que tenían que moverse para pensar. Gillian iba a la escuela de danza una vez por semana y practicaba todos los días en casa. Con el tiempo hizo una prueba en la Royal Ballet School de Londres y la aceptaron. Siguió adelante hasta ingresar en la Royal Ballet Company donde llegó a ser solista y tuvo presentaciones alrededor del mundo.

Cuando esta parte de su carrera terminó, Gillian formó su propia compañía de teatro musical y produjo una serie muy grande de espectáculos en Londres y Nueva York que tuvieron mucho éxito. Con el tiempo, conoció a Andrew Lloyd Webber (compositor y empresario de teatro musical)    y crearon juntos algunas de las más célebres producciones musicales para teatro de todos los tiempos, entre ellas “Cats” y “El Fantasma de la Ópera”. También  ha trabajado en 11 largometrajes y 100 producciones de televisión como productora, directora, coreógrafa o intérprete. Todo esto la hizo multimillonaria.

A finales de 2014, a los 88 años, Gillian  regresó al teatro Palladium de Londres para la nueva producción de “Cats”. La producción marcó, además de sus muchas apariciones en baile, el tercer musical más importante que ella ha puesto en este icónico lugar.

A principios de ese mismo año, 2014, Gillian lanzó un DVD de ejercicios dirigido al público adulto llamado “Longevidad a través del ejercicio” y en octubre recreó “Milagro en Gorbals” para el Birmingham Royal Ballet. Gillian escribió un libro llamado “A Dancer in Wartime”.

Gillian ha recibido numerosos premios, incluyendo dos premios Olivier, el cual es considerado como el más prestigioso premio en el teatro británico, estos fueron por el logro excepcional por su coreografía de “Cats” en 1981, mientras que el segundo fue en 2013 donde se le otorgó un Lifetime Achievement 'Especial' Olivier, por su larga y exitosa trayectoria en el teatro. También dos de los reconocimientos más importantes son el CBE en 1997, que es “Comendadora de la Orden del Imperio Británico” y el otro reconocimiento es el DBE en el 2014, que significa “Dama de la Más Excelente Orden del Imperio Británico” por sus servicios en la danza y teatro musical, la primera mujer en ser honrada de esta manera.

Cuando le preguntan a Gillian sobre cuál es la clave de su éxito y si se retirará, ella dice: “Yo creo que todos tenemos un propósito en la vida, la palabra retirarse debería estar confinada en el fondo del mar, porque es una palabra peligrosa, yo creo que todos al levantarnos por la mañana necesitamos un propósito para llevar a cabo en el día, y yo supongo que mi propósito siempre ha sido el oficio del teatro, amo el teatro”.

Y esta es la historia de una niña inquieta, quien afortunadamente se topó con un profesional que supo ver y entender sus fortalezas y canalizarlas, y con ello Gillian pudo dar rienda suelta a su creatividad, lo que la llevó a lograr el éxito en su vida, una vida que ha vivido plena y muy feliz, haciendo cada día lo que más ama, y haciendo disfrutar con ello a millones de personas. Y termino con otra frase de Sir Ken Robinson: “Descubrir tu pasión lo cambia todo”.


Te invitamos a ver una entrevista con Gillian Lynne a los 87 años: