"Nuestro futuro no es una cuestión de
suerte, es una asunto de elección. No es algo por lo que se espera, sino que es
algo que debe lograrse."
“Destiny is not a matter of chance; it is a matter of choice. It is not
a thing to be waited for; it is a thing to be achieved.”
William Jennings Bryan nació en una familia de pequeños
propietarios agrícolas, en la zona rural de Illinois en los Estados Unidos. Bryan
acudió a estudiar a Jacksonville (Illinois) y luego a Chicago, a estudiar
Derecho, admirando los ideales políticos del antiguo presidente Andrew Jackson.
Ejerció la abogacía en Jacksonville desde 1883 y al año siguiente se casó; pero
se mudó a Lincoln (Nebraska) en 1887. En dicha ciudad entró en política en 1888
afiliándose al Partido Demócrata y prontamente alcanzó gran reputación como
orador. Fue elegido para un escaño en la Cámara de Representantes de los EEUU
en 1890, ganando así fama nacional.
William Jennings Bryan (March 19, 1860 – July 26, 1925) was a leading
American politician from the 1890s until his death. He was a dominant force in
the populist wing of the Democratic Party, standing three times as its
candidate for President of the United States (1896, 1900 and 1908). He served
in Congress briefly as a Representative from Nebraska and was the 41st United
States Secretary of State under President Woodrow Wilson (1913–1915), taking a
pacifist position on the World War. Bryan was a devout Christian, a supporter
of popular democracy, and an enemy of the gold standard as well as banks and
railroads. He was a leader of the silverite movement in the 1890s, a peace
advocate, a prohibitionist, and an opponent of Darwinism on religious and
humanitarian grounds. With his deep, commanding voice and wide travels, he was
one of the best known orators and lecturers of the era. Because of his faith in
the wisdom of the common people, he was called "The Great Commoner."
Reportaje especial...
“Mi padre era armas y letras”...
Creador de la
Revista Armas y Letras, el escritor Raúl Rangel Frías es homenajeado en el
centenario de su natalicio con una edición especial de la publicación cultural
de la UANL, así como la traducción al francés de su cuento “Kato y otros
relatos”.
Mensaje del Rector Dr. Jesús Ancer Rodríguez |
No hay mejor homenaje para un autor, que publicar su
obra. Y en conmemoración del centenario de su natalicio, Raúl Rangel Frías fue
recordado por su faceta de escritor, con la publicación bilingüe
(español-francés) de su libro Kato y otros
relatos, editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Fue la maestra Alejandra Rangel Hinojosa, hija de este
ilustre universitario, quien habló de la obra publicada por primera vez en 1981
y traducida al francés por la escritora Paulette Patou; en el marco de la Feria
Universitaria UANLeer y de su octogésimo aniversario, la Máxima Casa de
Estudios publica este texto que ha sido distribuido en forma gratuita durante
los días de esta fiesta de las letras.
En la Capilla Alfonsina -el 15 de marzo- tuvo lugar esta
celebración, a la que se sumó un número especial de la revista Armas y Letras, publicación que fundó
Rangel Frías y que en esta edición le dedica todos los artículos; encabezó este
acto el Rector Jesús Ancer Rodríguez.
Recuerdan a
Rangel Frías, el escritor
Alejandra Rangel Hinojosa, al tomar la palabra primero
dedicó un agradecimiento: “para nosotros, como familia, este homenaje
representa un momento intenso, de recuperación de lo que es la identidad, la
historia, y de lo que ha significado para nosotros tener un hombre de esa
magnitud y visión. Tan cercano y al mismo tiempo tan lejano, verdaderamente fue
un sabio y es en estos momentos en que nos damos cuenta quién era, qué hacía y
cómo pudo construir una visión de toda una región, de un estado y de un país”.
Para iniciar la presentación de Kato
y otros relatos, refirió que Paulette Patou, quien tradujo esta
obra al francés, es una maestra dedicada al estudio de Alfonso Reyes y de ahí
viene esa amistad entre ella y don Raúl Rangel Frías, por los estudios la obra
alfonsina.
Explicó que Kato y otros
relatos es la historia que pasa por un lenguaje que tiene que
ver con los animales, con el erotismo, con las plantas, con el amor, con la
entrega y el entendimiento de que somos parte de la misma naturaleza; de una
mujer que se deja llevar por su pareja, un japonés; situada la obra en
Tecolutla, Veracruz.
“Este lenguaje del cual mi padre no pudo disfrutar
realmente -su talento literario- porque hasta el final él se puso a escribir;
Alfonso Reyes le insistía a irse al Colegio de México, pero mi padre era armas
y letras, no podía quedarse exclusivamente con las letras, se dio cuenta de las
dificultades para poder estudiar, y toda su misión, sueño y deseo era tener una
universidad pública para que quienes tuvieran menos oportunidades pudieran
acceder al conocimiento, a la belleza, a la vida misma”, dijo conmovida.
Hinojosa Rangel agregó que Rangel Frías supo escuchar y
que fue un mensajero, “mi padre pertenece a una generación de hombres vasconcelistas,
con ese llamado a la educación, todos seres mucho más libres de lo que somos
nosotros actualmente; que lo mismo se dedicaban a la filosofía que a la
literatura, que impulsaban la ciencia y la verdadera política, la alta
política; eran los intelectuales que tenían su proyecto de nación, que vibraban
con la filosofía y que intentaron –y lo lograron- incorporarlo a la vida
misma”.
La nueva edición de la revista Armas
y Letras UANL, está dedicada exclusivamente a conmemorar el
centenario del natalicio de Raúl Rangel Frías, ejemplar que ofrece materiales
gráficos y textos originales de este personaje, y otros que abundan sobre su
vida y obra; es una pieza única en la colección de esta publicación
universitaria.
“Con estas ediciones, la Universidad pretende contribuir
a convocar a más lectores para Rangel Frías y descubrir en nuestro ex rector a
una escritor prominente, porque sin duda alguna el mejor homenaje de un autor
es leerlo y releerlo, para descubrir más posibilidades para la imaginación, la
sensibilidad y la esperanza”, pronunció Celso Garza Acuña, Director de
Publicaciones.
Por: Esperanza Armendáriz
Fotografía: Efraín Aldama
Villa y Carmen Garza Arangua