sábado, 11 de agosto de 2012

“Tengo que hacer algo, que esto no sea en vano”…

“Claro que vale la pena vivir en esta situación, siempre hay algo por hacer, algo por que vivir, la vida es maravillosa, no importa la circunstancia aparente”


Juan Ángel Ruiz Cantú

Hoy les compartimos la semblanza de un hombre a quien un accidente le inmovilizó el cuerpo, pero le liberó el espíritu.

Juan Ángel Ruiz Cantú, con los pies en el Cielo...

Compilado por Graciela Sepúlveda

La semana pasada tuvimos la oportunidad de asistir a la presentación del libro “32 Superhéroes Mexicanos” de Emilio Cárdenas Monfort, lo estoy leyendo y estoy maravillada de cuántos jóvenes están siendo héroes desde su trinchera y como todos podemos serlo también, se los recomiendo muchísimo, en fin, a lo que voy es que uno de los presentadores del libro fue Juan Ángel Ruiz Cantú, ese extraordinario ser humano que no se dejó y no se deja vencer por la adversidad, y les quiero compartir parte de su vida y de sus maravillosas reflexiones que nos harán ver nuestro entorno con otros ojos…


Juan Ángel Ruiz Cantú siempre fue un niño juguetón, amiguero, espontáneo, alegre, buen amigo y muy deportista, practicaba sobre todo el futbol americano, que es su deporte favorito, lo hizo por 11 años consecutivos, se consideraba el mejor liniero ofensivo del equipo, jugó primero en el club Pumas y después en la Prepa 15. Ya de adolescente realizaba muchas cosas como cualquiera de ellos, iba al cine, al teatro, al antro, salía a divertirse con sus amigos los fines de semana, etc.

Todo esto cambiaría radicalmente el 7 de enero de 1994, Juan Ángel tenía 16 años, cuando después de una fiesta se subió al carro de un amigo si pensar ni preguntarse en qué estado se encontraba al conducir, iban 4 amigos y Juan.  De repente, al ir a gran velocidad, el conductor perdió el control del automóvil, dieron varias vueltas hasta que se detuvieron con un poste de electricidad, el cual penetró por el lado derecho en la parte trasera matando de inmediato a los dos amigos que iban al lado de él y dejándolo a él seriamente lesionado, bronco-aspirado, con paro cardíaco y en coma.

Durante un año permaneció en el hospital luchando entre la vida y la muerte, este accidente causó que Juan Ángel quedara cuadripléjico, esto significa que no puede mover su cuerpo del cuello para abajo, no puede caminar, ni comer solo, o jugar futbol americano, abrazar, bailar, y algo que todos hacemos sin siquiera pensar, no puede respirar por sí mismo, una máquina lo ayuda a respirar continuamente, día y noche, segundo a segundo, si Juan se queda sin supervisión un solo minuto podría morir.

Al despertar después del accidente Juan no podía creer lo que sucedía, no lo quería aceptar, pero después, poco a poco, se fue dando cuenta de su realidad y pensó: “Tengo que hacer algo, que esto no sea en vano” y por su familia, sus amigos y por él mismo empezó con un gran deseo de hacer algo por los demás, no iba a dejar que una silla de ruedas y un respirador le quitaran su espíritu, iba a pelear y no se iba a rendir, y después de 17 años Juan ha sido solicitado en muchas partes del país para dar conferencias a jóvenes y adultos tratando de enseñarles que pueden vencer sus problemas y adversidades, que aprendan a vivir con alegría así como él encontró la manera de apreciar y disfrutar la vida.

Juan Ángel reflexiona que Dios nos pone en el camino para un propósito y nos da siempre la oportunidad de ser cada vez mejores. La vida es muy valiosa y se le puede sacar mucho provecho y mucho aprendizaje en cualquier situación que se esté viviendo, para él la vida es un gran regalo y él no se quiere perder ni un momento y ningún proceso de aprendizaje, y después dar de regreso a los demás ese aprendizaje que se logró para dejar este mundo mejor de como lo encontramos.

El doctor que lo salvó le preguntó un día que tal vez él hubiera preferido morir que vivir así, que tal vez le pudiera tener resentimiento, a lo que Juan respondió: “Claro que vale la pena vivir en esta situación, siempre hay algo por hacer, algo por que vivir, la vida es maravillosa, no importa la circunstancia aparente” y tiempo después Juan fue padrino en la boda del doctor.

Juan también habla de la diferencia entre el dolor y el sufrimiento, pues la gente piensa que él los tiene constantemente, sobre esto comenta: “Mucha gente confunde el dolor con el sufrimiento, son cosas diferentes. El dolor es la respuesta a un estímulo, el sufrimiento es algo cognoscitivo, el dolor a veces uno no puede evitarlo, el estímulo está ahí, sin embargo, el sufrimiento es una decisión que puedes desterrar o aceptar, puedes sufrir toda la vida por cualquier cosa. No tienes que tener dolor para sufrir bastante y viceversa”. En su caso Juan no tiene sufrimiento pues el amor ha llenado su vida, ha llenado su razón de ser, de existir, de vivir, de reír…

Juan Ángel comparte que los momentos de adversidad siempre llegan y lo que uno puede hacer en estos momentos es sacar lo mejor de sí mismo. Muchas veces estamos en una zona de confort y no se tiene la oportunidad de descubrir lo que uno es capaz de hacer, lo que uno tiene dentro, entonces estas son oportunidades para descubrirse uno mismo y ser mejor.

Juan Ángel terminó su licenciatura en Desarrollo Humano en línea y desde hace años fundó el Patronato Juan Ángel Ruiz Cantú A. B. P.  cuyo objetivo es fomentar en la sociedad la participación activa y el trabajo en equipo, orientar a los jóvenes en el uso de su libertad contra los excesos y adicciones, mostrar a los enfermos y discapacitados las oportunidades de superación y capacidades con las que cuentan.

"Clic" aquí para ver la película
Todas estas experiencias que ha tenido Juan Ángel fueron llevadas al cine en un Documental que se llama “Con los pies en el cielo” realizado por cierto por un gran amigo, Vidal cantú, ojalá lo puedan ver sea dando un “Clic” sobre el título o en la liga a Youtube http://www.youtube.com/watch?v=t7FyeZAddv4 en el mismo aparece también Gloria Estefan, Emilio Estefan y Eduardo Verástegui.

Juan Ángel ha recibido muchísimos premios y reconocimientos, pero ninguno como el amor que le han dado sus padres, hermanos y amigos, y la satisfacción que le queda cada día de luchar por un mundo mejor.
 
Juan Ángel ha tenido la determinación de sobreponerse a la adversidad y lo logra día a día. Mientras otros sólo ven limitaciones, él ha encontrado un sentido y propósito para su vida. Aún sin poderse valer por sí mismo físicamente hace de cada día que vive un triunfo y es la prueba de que cuando uno quiere algo y pone todo el empeño, la voluntad y la perseverancia para lograrlo, no hay limitación por grande que parezca que pueda evitarlo.

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