Tenemos una historia que contarte…
We have a story to tell...
(Please read this story below the Spanish story)
El mejor antídoto para una pérdida
En diciembre de 1999, 21
meses después de que mi primer libro, Unstoppable,
(Imparable) fuera publicado, mi esposo y yo nos separamos después de 20 años de
casados. Nos habíamos conocido en la universidad y yo tenía toda la intención
de permanecer casada con él por el resto de mi vida. Para aquellos de ustedes
que han experimentado este tipo de pérdida, saben lo difícil y doloroso que
puede ser.
Ese año, mi marido tenía la
intención de unirse a mí y a mi hijo para las vacaciones navideñas en la casa
de mis padres en Florida pero ahora, nos iríamos solos. Los primeros días en
casa de mis padres fueron insoportables. Yo sentía un gran dolor y había
perdido momentáneamente mi esperanza de un futuro feliz. Después de unos días
de sentir lástima por mí, me di cuenta de que no podía controlar lo que estaba
pasando. Lo único que podía controlar era la respuesta a mis circunstancias. En
ese momento, me prometí que la próxima Navidad no estaría sintiendo lástima por mí en la casa
de mis padres. Me dedicaría a hacer algo por alguien más.
Cuando llegué a casa, llamé
a mi maestro y amigo, Millard Fuller, fundador de Habitat for Humanity International (HFH), a quien había conocido
cuando lo entrevisté para mi libro. Me
dijo que cuando se tiene un gran dolor en la vida, se requiere de contar con un
propósito muy grande y me animó a que construir una casa para una familia
necesitada podría ser un gran proyecto.
Millard acababa de regresar
de un viaje a Nepal, uno de los países más pobres del mundo. Siguiendo el
consejo de Millard, me pregunté: "¿Cuántas
casas necesitaría construir para compensar este dolor en mi vida? Cuando
llegue a la número 100 - se sentiría más grande que mi dolor.”
Yo nunca había estado en
Nepal, nunca había recaudado dinero para un proyecto como este anteriormente, y
no tenía idea de cómo iba a llevarlo a cabo, pero tener este propósito me lleno
de energía, y lo más importante, mantuvo mi mente alejada de mí misma y mis "problemas". A pesar de que
hubo muchas ocasiones en que me sentía tan deprimida que no quería ni
levantarme de la cama, entonces pensaba en estas familias nepalíes que no
tenían un lugar decente para dormir por la noche. Eso puso mi vida en
perspectiva y seguí adelante.
En diciembre de 2000, ya
había recaudado $ 200.000 dólares y llevé un equipo de 20 personas a Nepal y construimos
las tres primeras de las 100 casas de este proyecto. Una de las casas era para
una mujer soltera llamada Chandra,
que estaba apoyando a siete miembros de su familia, incluyendo sus padres,
hermanos y hermanas. Todos habían estado viviendo en una choza de un pequeño
dormitorio. A pesar de que ella siempre ahorraba dinero cada semana de su
trabajo en una fábrica de galletas, nunca hubiera sido suficiente para
construir una casa sin la ayuda de HFH.
A pesar de que no
hablábamos el mismo idioma, Chandra y yo nos conectamos. Cuando llegó el
momento de irnos, ella comenzó a llorar y dijo: "Por favor, nunca me olvides". Yo pensé: "¿Cómo podría olvidarte? Fuiste el
propósito que me mantuvo en marcha durante el año más difícil de mi vida".
Esa experiencia fue
verdaderamente una de las experiencias más transformadoras de mi vida y fue la primera
vez que personalmente experimenté el poder de dar. Lo que es aún más
interesante es que durante ese año hice más dinero del que había hecho en mi
vida, a pesar de que esa no era mi intención.
Creo que esta historia
representa la esencia de la ley de dar y recibir. No es necesario estar
experimentando dolor o pérdida para sentir los inmensos beneficios de ayudar a otros. Tampoco es necesario que te
propongas construir 100 viviendas. Empieza poco a poco, empieza ayudando a
proveer de agua limpia a un niño o dándole un almuerzo escolar a los niños que
se van sin desayunar.
Las Escrituras dicen: "Da, y se te dará". No dice
que esperes hasta que tu vida esté funcionando y luego das o que esperes hasta
que sientas que tienes algo que dar antes de dar. Simplemente dice DA. No necesitas saber cómo todo se
arreglará, sólo necesitas tener fe que cuando estás comprometido con algo, se
te apoyará. Cuando te conectas con un llamado divino que es más grande que tú,
milagros te esperan.
Directora Humanitaria, Fundación Unstoppable
Publicada originalmente en Internet en Insight Of The Day de Bob Proctor
Adaptación al Español:
Graciela Sepúlveda y Andrés
Bermea
Here the English version…
Best Antidote for Loss
In December 1999, 21 months after my first book, Unstoppable was published, my husband of
20 years and I separated. We had met in college and I fully intended to be
married to him for the rest of my life. For those of you who have experienced
this type of loss, you know how difficult and painful it can be.
That year, my husband had intended on joining me
and my son for the holidays at my parent's house in Florida and now, we would
be going alone. The first few days at my parent's house were excruciating. I
was in great pain and had momentarily lost my hope for a happy future. After a
few days of feeling sorry for myself, I realized that I couldn't control what
was happening. The only thing I could control was my response to my
circumstances. In that moment, I vowed that next Christmas, I would not be
feeling sorry for myself at my parent's house. I would dedicate myself to doing
something for someone else.
When I got home, I called my mentor and friend,
Millard Fuller, the founder of Habitat
for Humanity International (HFH) who I had met when I interviewed him to be
in my book. He told me that when you have a great pain in your life, you need a
greater purpose and encouraged me that building a house for a family in need
might be a great project.
Millard had just returned from a trip to Nepal, one
of the poorest nations in the world. Following Millard's advice, I asked myself
the question, "How many houses would I need to build to offset this pain
in my life? When I got to the number of 100 - that felt bigger than my pain.
I had never been to Nepal, I'd never raised money
for a project such as this before, and I had no idea how I would pull it off,
but having that purpose invigorated me and most importantly, it kept my mind
off of myself and my "problems".
Even though there were many times when I felt so depressed I didn't even want
to get out of bed, I'd think about these Nepalese families who didn't have a
simple decent place to sleep at night. That put my life back in perspective and
I continued to move forward.
By December 2000, I had raised $200,000 and took a
team of 20 people to Nepal and we built the first three of the 100 houses in
that project. One of the homes was for a single woman named Chandra who was
supporting seven other family members including her parents, brothers and
sisters. They had all been living in a small one bedroom shack. Even though she
consistently saved money every week from her job at a cookie factory, it would
never have been enough to build a home without the help of HFH.
Even though we didn't speak the same language,
Chandra and I connected. When it was time for us to leave, she began to cry and
said, "Please don't ever forget
me." I thought, "How could
I forget you? You were the purpose that kept me going through the most
difficult year of my life."
That experience was truly one of the most
transformational experiences in my life and was the first time that I
personally experienced the power of giving. What was even more interesting is
during that year, I made more money than I ever made in my life even though
that was not my primary intention.
I believe this story represents the essence of the
law of giving and receiving. You don't need to be experiencing pain or loss to
feel the immense rewards of helping others. You also don't need to set out to
build 100 homes. Start small; start with helping to provide clean water for a
child or a school lunch for children who are going without.
The scriptures say, "Give and it shall be given unto you." It doesn't say
wait until your life is working and then give or wait until you feel you have something
to give before you give. It simply says GIVE.
You don't need to know how it will all work out, you only need to have faith
that when you are committed, you will be supported. As you connect with a
Divine calling that is bigger than yourself, miracles await you.
Chief Humanitarian
Officer, Unstoppable Foundation
Originally published on Insight Of The Day from BobProctor