domingo, 13 de noviembre de 2011

A partir de hoy, un curso de éxito...

¿QUIÉN dijo qué no podía hacerse? ¿Y qué grandes victorias se le reconocen a esa persona, que la capaciten para juzgar a otras correctamente?


Andrés Bermea
Hoy iniciamos con gran entusiasmo una nueva etapa en VITAMINAS PARA EL ÉXITO y que quiero compartir con ustedes. Se trata de un curso basado en los textos de Napoleon Hill llamados LA LEY DEL ÉXITO (The Law of Success). Cada domingo publicaré en este espacio mis apuntes a cada uno de los temas que junto con ustedes iré descubriendo y aplicando cada semana. Para mi hoy el éxito radica en descubrir la vocación propia y tus fortalezas individuales, en encontrar para que eres bueno o buena, en hallar lo que te hace verdaderamente feliz cuando lo haces y ponerte a hacerlo. El éxito es más que tener fama o fortuna, pero no está peleado con ellas. El éxito verdadero es algo bueno para ti, tu familia y los demás. El éxito para mí, estriba en descubrir la misión de tu vida y ponerte a trabajar -decidida, con gran gozo y permanentemente- en ella con un espíritu de trascendencia.

Hago esto no porque me sienta el hombre que ha alcanzado el éxito total, sino porque quiero aprender a hacerlo mío, a vivir con éxito cada día de manera más completa y plena. Entonces no se trata de que yo sea el maestro, por el contrario, soy el alumno que busca aprender, el compañero y amigo que quiere compartir contigo sus hallazgos a través de estos resúmenes. Lo hago a través de este blog porque de esta manera establezco un compromiso conmigo mismo y contigo de llevar este curso hasta el final y ver como semana a semana nuestra vida se transforma como la semilla de una planta que germina -a veces lentamente- pero que acaba floreciendo y dando su fruto.

Napoleon Hill
La pregunta ahora es ¿Quién es Napoleon Hill? Me remito a la Wikipedia pues creo que en unas pocas líneas lo explica claramente y justifica a plenitud la autoridad de Napoleon Hill sobre el tema del éxito:

Napoleon Hill (* 26 de octubre de 1883 en Pound River, Wise County, Virginia, EE. UU.; † Carolina del Sur, EE. UU., 8 de noviembre de 1970) fue un escritor estadounidense. Es considerado el autor de autoayuda y superación más prestigioso de todo el mundo. Fue asesor de varios presidentes de Estados Unidos: Woodrow Wilson y Franklin Delano Roosevelt. Su libro Piense y hágase rico (Título original: Think and Grow Rich) es considerado como uno de los libros más vendidos del mundo.

En 1908 Napoleón Hill tuvo la gran oportunidad de su vida: entrevistar al industrial Andrew Carnegie, quien era no solo el hombre más rico del mundo en aquella época, sino el segundo hombre más rico que la humanidad haya conocido jamás, después de John D. Rockefeller. El encuentro marcó el inicio de una relación muy fructífera.

Andrew Carnegie
Andrew Carnegie le reveló al joven Napoleón Hill que era posible identificar en hombres exitosos características que podrían ser puestas en práctica por el hombre común: o sea, descubrir una especie de fórmula para el triunfo: una selección de virtudes, que si llegaban a estar reunidas en una sola personalidad garantizarían el completo éxito de tal individuo, sugiriendo al joven Hill que elaborara el curso, y gracias a Henry Ford el cual le proporcionó gran parte del material, desarrolló el curso, resultado de un detenido análisis de la vida laboral de más de cien hombres y mujeres que han alcanzado un éxito insólito en sus respectivas profesiones.

Napoleón Hill dedicó más de veinte años, reuniendo, clasificando, probando y organizando las leyes en las que se basa el curso, recibiendo ayuda en persona o mediante el estudio de la obra de su vida, de los siguientes hombres: Henry Ford, Thomas A. Edison, Harvey S. Firestone, John D. Rockefeller, Charles M. Schwab, Woodrow Wilson, Darwin P. Kingsley, Edward Bok, Cyrus H. K. Curtis, George W. Perkins, Henry L. Doherty, George S. Parker, doctor C. O. Henry, General Rufus A. Ayers, Wm. Wrigley, Jr., A. D. Lasker, E. A. Filene, James J. Hill, Capitán George M. Alexander (de quien N. Hill fue asistente), Hugh Chalmers, doctor E. W. Strickler, Edwin C. Barnes, Robert L. Taylor ("Fiddling Bob"), George Eastman, E. M. Statler, Andrew Carnegie, Jhon Wanamaker, Marshall Field, Wm. H. French, Juez Elbert H. Gary, William Howard Taft, doctor Elmer Gates, John W. Davis, Samuel Insul, F. W. Woolworth, Juez Daniel T. Wright (profesor de leyes del autor), Elbert Hubbard, Luther Burbank, O. H. Harriman, John Burroughs, E. H. Harriman, Charles P. Steinmetz, Frank Vanderlip, Theodore Roosevelt, doctor Alexander Graham Bell (al que Hill atribuye el mérito por la mayor parte de la primera lección).

El éxito según lo define el Diccionario de la Lengua Española es:
...el “Resultado feliz de un negocio, de una actuación”... 
Resultado, lo que resulta de una actuación, de actuar, de hacer algo, de llevarlo a feliz término… El éxito es pues un acto de la voluntad; es algo que se desea y se consigue, no viene solo, es una elección… depende de nosotros… Les invito a que a partir de hoy nos embarquemos a buscar el éxito en la más grande de las aventuras, en la más importante de las empresas: nuestra propia vida.

El curso es abundante, son 16 lecciones y aun no sé si cada una de ellas la podremos agotar en una semana o la continuemos en la siguiente; pero algo que en lo personal he encontrado en las entrevistas que he realizado con grandes celebridades y personas exitosas (y que pueden encontrar en los videos que ya he publicado en este blog) es un común denominador: dos de las herramientas utilizadas por TODOS son: la disciplina y la perseverancia.

A título personal quiero decirte que en nuestra cultura hay un vicio muy arraigado: la incredulidad en nosotros mismos, frecuentemente no nos creemos capaces o merecedores de lograr de lograr el éxito y esa es la primera idea que hay que desterrar de nuestra mente y de nuestro corazón. Me parece absolutamente válido y cierto lo que escribió el magnate automotriz Henry Ford y me uno a ello:

“Si piensas que puedes hacer una cosa o crees que no puedes hacerla, tienes razón.”

Si decides que podrás, podrás. Si te es fácil encontrar pretextos y excusas y les das cabida y los aceptas, pues como dijo Ford, también tendrás razón y no podrás. “El que tenga ojos que vea…”

La moneda que compra el éxito tiene en una de sus caras: La fe, la fe en ti mismo y en que eres una criatura de Dios arropada con infinitos dones y bendiciones; y en la otra: La perseverancia, es decir -tu voluntad diaria y hasta el final de tus días, mientras vivas- de no dejar que las adversidades y obstáculos te detengan para lograrlo. Es frecuente que lograr el éxito tome tiempo.

Espero que nos encontremos aquí cada domingo, y adicionalmente podrás encontrar cada resumen en una nueva pestaña en la parte superior del blog titulada precisamente con el nombre del curso LA LEY DEL ÉXITO.

Quiero también compartir la liga al DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA, ponlo en tus favoritos o instálalo en la barra, por si de repente encuentras palabras de las que quisieras conocer más completamente su significado, créeme que al igual que yo, te vas a maravillar.

Andrés Bermea

LA LEY DEL ÉXITO

Introducción:

Frank W. Gunsaulus
Al inicio del curso Napoleon Hill en su declaración personal narra como a principios del pasado siglo XX un joven clérigo llamado Frank W. Gunsaulus publicó en los periódicos de la ciudad de Chicago que el siguiente domingo por la mañana en su predicación daría una charla titulada: “LO QUE YO HARÍA SI TUVIERA UN MILLÓN DE DÓLARES”. Hill comenta que el anuncio llamó la atención de Philip D. Armour, el millonario rey de las carnes enlatadas y quien decidió asistir a oír la plática. En su charla el doctor Gunsaulus describió su imagen de un gran instituto de tecnología en donde se les enseñaría a muchachos y chicas a tener éxito en la vida desarrollando su capacidad de PENSAR en forma más práctica que teórica, y en donde se le enseñaría a “aprender haciéndolo”. “Si yo tuviera un millón de dólares” dijo el predicador “iniciaría una escuela así”.

Philip D. Armour
Terminado el sermón el señor D. Armour se acercó y se presentó con el predicador y le dijo: “Joven, yo creo que usted puede hacer todo lo que dijo que podría, y si viene a mi oficina mañana por la mañana le daré el millón de dólares que requiere.”

Siempre hay abundancia de capital para quienes pueden crear proyectos útiles para emplear esos recursos. Así se fundó el Armour Institute of Technology, una de las escuelas verdaderamente prácticas de los Estados Unidos. Esta academia nació en la “imaginación” de un joven y se completó con el capital del señor D. Armour.

Las grandes ferrocarrileras (-y hoy también las aerolíneas-), cada institución financiera sobresaliente, todas las colosales industrias, comercios o negocios, y todos los grandes inventos, tuvieron su inicio en la imaginación de alguna persona. F. W. Woolworth “imaginó” primero en su mente la tienda que le convertiría después en multimillonario. Tomás A. Edison “diseñó y creó mentalmente” el reproductor de discos, el foco eléctrico y muchos otros valiosos inventos antes de que estos se convirtieran en una realidad.

Afortunado el joven o la jovencita que aprende de manera temprana en la vida a usar su imaginación, y más aún en esta época de grandes oportunidades. La imaginación es una capacidad de la mente que puede ser cultivada, desarrollada, extendida y ensanchada con el uso.

En donde quiera que te encuentres, seas quien seas, cualquiera que sea tu ocupación actual, hay espacio para puedas ser más útil, y más productivo, mediante el desarrollo y el uso de tu "imaginación".

El éxito en este mundo es siempre cuestión de esfuerzo personal, pero no se puede lograr plenamente sin la participación y colaboración de los demás. Para lograr esto primero debes estar dispuesto a cooperar con ellos.

El propósito del curso “LA LEY DEL ÉXITO” según afirma Napoleon Hill, es permitirte encontrar como puedes ser más capaz en el área de trabajo que has elegido. También es posible que no estés contento en el trabajo que ahora tienes. Hay dos maneras de salir de él. Una es poner muy poco interés en lo que estás haciendo y hacer apenas lo suficiente para salir del paso. Así hallarás una salida muy pronto, porque tus servicios ya no serán requeridos. La otra manera y que es mucho mejor, es convertirte en alguien tan útil y eficiente en lo que haces actualmente que atraerás la atención favorable de quienes tienen el poder de promoverte a un mejor empleo de myor responsabilidad y más acorde a tu gusto. Es privilegio tuyo elegir que camino seguirás.

Russell Conwell nos dice: “¡No es preciso que busquemos la oportunidad en la lejanía, ya que es posible encontrarla justo donde estamos!” ¡ESTA ES UNA VERDAD QUE VALE LA PENA RECORDAR! Napoleon Hill.

Felicitaciones por llegar hasta este punto y ya que te decidiste, te invito para que el próximo domingo aprendamos la Primera Lección: LA MENTE MAESTRA.

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