viernes, 31 de marzo de 2017

¿Cuándo vas a tener éxito?... / When are you going to succeed?...


Eric Thomas

Eric D. Thomas (nacido en 1970) es un orador motivacional estadounidense, autor y ministro. Los discursos de Thomas han sido ampliamente vistos y son populares en YouTube.

Eric D. Thomas (born 1970) is an American motivational speaker, author and minister. Speeches by Thomas have been widely viewed and are popular on YouTube.

jueves, 30 de marzo de 2017

El éxito no es un camino en solitario... / Success is not a solo journey...



Napoleon Hill (26 de octubre de 1883 en Pound River, Wise County, Virginia, EE. UU.; † Carolina del Sur, EE. UU., 8 de noviembre de 1970) Escritor estadounidense. Considerado el autor de autoayuda y superación más prestigioso de todo el mundo. Su libro PIENSE Y HÁGASE RICO  (Librería Gandhi) (orig. THINK AND GROW RICH) es considerado como uno de los libros más vendidos del mundo. Al morir Hill en 1970 se habían vendido más de 20 millones de copias.

Napoleon Hill (October 26, 1883 – November 8, 1970) was an American author who was one of the earliest producers of the modern genre of personal-success literature. He is widely considered to be one of the great writers on success. His most famous work, THINK AND GROW RICH (1937), is one of the best-selling books of all time (at the time of Hill's death in 1970, THINK AND GROW RICH had sold 20 million copies).

miércoles, 29 de marzo de 2017

¿Para quién trabajas, para ti o para alguien más?... / Who do you work for? For you, or for someone else?




Farrah Gray fue nombrado como uno de los hombres de color más influyentes en Estados Unidos por la National Urban League. El Ebony Magazine y Black Enterprise lo reconocieron como un icono empresarial y autor de best-sellers.

Farrah Gray was named as one of the most influential Black men in America by the National Urban League. Ebony Magazine and Black Enterprise recognized him as an entrepreneurial icon and best-selling author.

martes, 28 de marzo de 2017

Regla del éxito: “Lo que tienes que hacer ¡Hazlo Ya!...” / Rule of Success: "Do What You Have to Do, Now!...”

“Las personas exitosas no eluden ni postergan sus obligaciones, ni disculpan sus omisiones con excusas o pretextos.”

“Successful people do not evade or postpone their obligations, nor excuse their omissions with excuses or pretextes.”

Andrés Bermea

Andrés Bermea (Diciembre 9 de 1952) Monterrey, NL, México. Conferencista; Blogger; Periodista, Reportero internacional, Productor y Conductor de televisión y radio.

Andrés Bermea (December 9 de 1952) Monterrey, NL, Mexico. Speaker; Blogger; Journalist, International reporter, producer and host (anchor) of television and radio shows.

lunes, 27 de marzo de 2017

No estamos solos… / We are not alone…

“Logramos lo que queremos a través de la ayuda y el apoyo de los demás.
Ser agradable, caer bien, cooperar; todo esto contribuye enormemente a nuestro éxito.
Cuando coordinamos nuestros esfuerzos con los esfuerzos de los demás, aceleramos el camino hacia nuestras metas. La cooperación construye el éxito.”


“We gain what we want through the help and support of others. To be agreeable, to be liked, to cooperate—this contributes immeasurably to our success. When we coordinate our efforts with the efforts of others, we speed the way to our goals. Cooperation builds success.”

Wynn Davis

Wynn Davis es el autor de la compilación The Best of Success: A Treasury of Success Ideas.

Wynn Davis is the author of the compilation The Best of Success: A Treasury of Success Ideas.

domingo, 26 de marzo de 2017

Rehúsate a tener miedo / Refuse To Be Afraid

Tenemos una historia que contarte…
We have a story to tell...
(Please read this story below the Spanish story)

Rehúsate a tener miedo

Tim Wrightman, un ex jugador estrella de fútbol americano de la Universidad de California cuenta una historia sobre cómo, siendo un “liniero” novato en la Liga Nacional de Fútbol, le tocaba enfrentar al legendario ala defensiva  Lawrence Taylor. Taylor no sólo era físicamente fuerte y rápido, también era un maestro de la intimidación verbal.

Un día viendo al joven Tim a los ojos le dijo: "Hijo, prepárate. Voy a pasar por la izquierda y no hay nada que puedas hacer al respecto”.

Wrightman fríamente respondió: "Señor, ¿su izquierda o la mía?"

La pregunta congeló a Taylor el tiempo suficiente para permitir que Wrightman hiciera un bloqueo perfecto sobre él.

Es increíble lo que podemos lograr si nos negamos a tener miedo. El miedo - ya sea al dolor, el fracaso o al rechazo - es una emoción tóxica que crea monstruos en nuestra mente que consumen la confianza en nosotros mismos y nos intimida para dar nuestro mejor esfuerzo y a veces, hasta no nos deja ni siquiera intentarlo.

Como profesor de derecho, vi a decenas de estudiantes competentes fallar en el examen que se les aplica para saber si están calificados para ejercer la ley en alguna jurisdicción dada, no porque no supieran lo suficiente, sino porque su ansiedad obstaculizaba su capacidad de recordar o su coherencia para  expresar lo que sabían.

Para la mayoría de los graduados de Derecho pasar este examen no debería ser más difícil que caminar por una tabla de 20 pies de largo y 2 pies de ancho. El problema es que no caminan normalmente porque se sienten tan intimidados como si la tabla estuviera suspendida a 100 pies de altura y que cruzarla es cuestión de vida o muerte. Pero en la realidad ¿Qué es lo peor que puede sucederles en el examen? Pasar vergüenza, incomodidad y gasto - pero nada de esto es fatal.

Poner las cosas en perspectiva es un antídoto contra el miedo. La mayoría de las cosas que temes nunca van a suceder, e incluso si suceden, las puedes manejar.

Michael Josephson

Michael Josephson (10 de diciembre de 1942) es un ex profesor de derecho y el abogado que fundó la organización no lucrativa Instituto de Ética Joseph y Edna Josephson situado en Los Ángeles, California, E.U.A. desde donde desarrolla su actividad como conferenciante y profesor en la materia de ética. El instituto lleva el nombre de sus padres.

Publicada originalmente en Internet en Insight Of The Day de Bob Proctor

Adaptación al Español: Graciela Sepúlveda y Andrés Bermea

Here the English version…

Refuse To Be Afraid

Tim Wrightman, a former All-American UCLA football player, tells a story about how, as a rookie lineman in the National Football League, he was up against the legendary pass rusher Lawrence Taylor. Taylor was not only physically powerful and uncommonly quick but a master at verbal intimidation.

Looking young Tim in the eye, he said, “Sonny, get ready. I’m going to the left and there’s nothing you can do about it.”

Wrightman coolly responded, “Sir, is that your left or mine?”

The question froze Taylor long enough to allow Wrightman to throw a perfect block on him.

It’s amazing what we can accomplish if we refuse to be afraid. Fear – whether it’s of pain, failure, or rejection – is a toxic emotion that creates monsters in our mind that consume self-confidence and intimidate us from doing our best or sometimes even trying at all.

As a law professor, I saw scores of capable students fail the bar exam, not because they didn’t know enough but because their anxiety hindered their ability to remember or coherently express what they did know.

For most law graduates, passing the bar exam should be no more difficult than walking across a board 20 feet long and two feet wide. The trouble is, they don’t walk normally because they’re intimidated by the illusion that the board is suspended 100 feet in the air and that getting across is a life-or-death matter. What’s the worst thing that could happen? Embarrassment, inconvenience, and expense – but none of these is fatal.

Perspective is an antidote to fear. Most things you fear will never happen, and even if they do, you can handle it.

Michael Josephson

Michael Josephson (born December 10, 1942) is a former law professor and attorney who founded the nonprofit Joseph and Edna Josephson Institute of Ethics located in Los Angeles, California, out of which he operates as a speaker and lecturer on the subject of ethics. The institute is named after his parents.


Originally published on Insight Of The Day from Bob Proctor

sábado, 25 de marzo de 2017

El “Bill Gates de India”


Azim Premji



Compilado por Graciela Sepúlveda

Azim Premji era un joven hindú a quien a los escasos 21 de edad el destino le enfrentaría de manera inesperada con la oportunidad de su vida. Él supo verla y la convirtió en su reto personal. Hoy es un hombre exitoso, pleno de realizaciones, multimillonario y un generoso filántropo. Su fórmula para lograrlo no sólo la conoce sino que además la comparte…

Azim Premji nació el 24 de julio de 1945 en Mumbai, India. Su papá Hasham Premji era dueño de Productos Occidentales de la India, que se dedicaban a la producción de aceites y grasas vegetales hidrogenadas.

Azim Premji hizo sus estudios básicos en la escuela Santa María en Mumbai, y después se trasladó a la Universidad de Stanford, en California, E.U.A. para proseguir con sus estudios universitarios, él eligió estudiar Ingeniería Eléctrica. Sin embargo, y tristemente, Azim tuvo que abandonar sus estudios a la edad de 21 años para manejar el negocio familiar cuando su padre murió repentinamente en 1966. En ese momento el valor neto de la empresa de su papá estaba estimado en $2 millones de dólares.

Azim, poco después pidió y recibió permiso para estudiar los cursos que le faltaban por correspondencia para completar los requisitos para su título en Ingeniería Eléctrica.

La compañía de la que se hizo cargo Azim se llamaba WIPRO que inicialmente era conocida como Western India Vegetable Products Ltd, y fabricaba aceite vegetal, manteca vegetal y jabón para lavar ropa. En la primera reunión general anual de la empresa a la que asistió Azim, un accionista dudaba de la capacidad de este para manejar los negocios a una edad tan joven, y públicamente le aconsejó vender su participación y darle la gestión a una persona con más experiencia. Esto estimuló a Azim y lo hizo aún estar más decidido a hacer de Wipro una historia de éxito.

Al tomar el mando Azim se puso a trabajar muy duro para diversificar y ampliar Wipro. El negocio se diversificó en transmisiones hidráulicas, jabones, artículos de tocador, iluminación y productos para el cuidado del bebé, y la distribución se amplió considerablemente. Pero aún faltaba lo mejor.

A finales de la década de los 70’s, Nueva Delhi (la capital de India) le dijo a IBM que mejoraran las condiciones con que trabajaban en India o que se retiraran del país, ya que IBM les vendía a los hindúes máquinas obsoletas que se habían usado en los países occidentales hacía 10 años, las recuperaban, las restauraban y se las vendían. Nueva Delhi le dijo a la compañía de computadoras más grande del mundo que la India se conformaría sólo con lo último en tecnología, y, además, si IBM quería mantener su filial en el país, tenía que dejar que hindúes pudieran tener participación en la empresa comprando acciones, IBM no aceptó pensando que ningún país puede sobrevivir sin ellos, sin embargo, y afortunadamente, dejaron un hueco que empresas hindúes podían llenar: hacer computadoras.

Y ahí fue donde el empuje de Azim lo llevó a iniciar esta nueva rama del negocio. La era Infotech comenzó a finales de los años setenta y WIPRO estableció su negocio de Tecnologías de la Información en Bangalore en 1980. WIPRO se convirtió en la compañía número 1 de la India en tan sólo 15 años.

Azim Premji transformó WIPRO Ltd. de un fabricante de aceites vegetales en una empresa de Tecnologías de Información robusta, que ocupa el tercer puesto entre los servicios informáticos  proporcionados a las empresas en la India.

Desde su inmigración en el negocio de su padre, Azim transformó una empresa d $ 2 millones de dólares en un grupo de tecnología global con $ 2,5 mil millones de dólares en ventas. La empresa fue certificada con el CMM5, el más alto nivel de madurez en la calidad del software.

Azim Premji con Bill Gates
Azim Premji posee el 84% de la sociedad cotizada en Bombay y Nueva York. Según Forbes, es el hombre 36° más rico del mundo con una fortuna estimada en 16,8 mil millones dólares. Azim Premji es apodado el  “Bill Gates de India”.

La compañía emplea a 80,000 personas en todo el mundo, incluyendo 15,000 fuera del territorio de la India y cuenta entre sus clientes a Sony, Alcatel, Nokia, Siemens y Cisco entre otros. Wipro se organiza en torno a cinco segmentos de negocios: industrial, venta al por menor, salud, energía, y telecomunicaciones.

Premji es un hombre muy sencillo, viaja en clase económica y hace poco cambió su modesto Toyota por un Mercedes Benz usado. Él prefiere los hoteles de tres estrellas cuando viaja.

En el año 2001, Premji estableció la “Fundación Azim Premji”, una organización sin fines de lucro, con una visión de contribuir de manera significativa a la educación primaria de calidad para todos los niños, con el fin de construir una sociedad justa, equitativa, humana y sostenible. La fundación es sostenida solo por él y ha participado con más de 2.5 millones de niños en 20,000 escuelas en 13 Estados a través de una fuerza de trabajo dedicada de más de 250 profesionales y cientos de voluntarios pagados, Premji está entre esas raras razas de empresarios asiáticos que ponen su riqueza para uso filantrópico, es el mayor filántropo de la India. Azim se unió al proyecto de Bill Gates, su esposa Melinda y Warren Buffet llamado “Giving Pledge” donde invitan a las familias más ricas del mundo a donar al menos el 50% de su riqueza en vida, o si no, después de su muerte,  Azim donó 2.2 mil millones de dólares para su fundación “Azim Premji”, siendo en total 4.4 mil millones de dólares lo que ha donado en total.

Azim Premji ha recibido muchos premios y reconocimientos:

Fue galardonado como el Hombre de Negocios del Año en 2000 por Business India y líder de negocios del año en 2004 por el Economic Times.

El Time en abril de 2004 lo nombró como una de las 100 personas más influyentes del mundo.

Fue nombrado por la revista Fortune en agosto de 2003 como uno de los 25 más poderosos líderes de negocios fuera de los EE.UU. También en 2003 lo señaló como una de las diez personas en el mundo que tienen el "poder para efectuar cambios”. Business Week en octubre de 2003 lo presentó en su portada con el sobrenombre de “ India’s Tech King". Ha recibido numerosos doctorados honoris causa de diversas universidades y muchos importantes premios más.

Azim está casado y tiene 2 hijos.

Azim Premji nos comparte: "MIS LECCIONES DE LA VIDA"

1) La primera cosa que aprendí es que hay que empezar siempre con nuestros puntos fuertes.

2) La segunda lección que aprendí es que una Rupia (moneda de la India) ganada es de mucho más valor que cinco encontradas.

3) La tercera lección que aprendí es que en el Cricket nadie gana siempre. La vida tiene muchos desafíos. A veces se gana, otras se pierde. Disfruta las victorias, y cuando pierdas, no pierdas “la lección”.

4) La cuarta lección que aprendí es la importancia de la humildad.

5) La quinta lección que aprendí es que siempre tenemos que luchar por la excelencia.

6) La sexta lección que aprendí es nunca te des por vencido ante la adversidad.

7) La séptima lección que aprendí es que, si bien hay que estar abiertos al cambio, no se deben poner en peligro nuestros valores.

8) Y la última lección aprendida es que debemos tener fe en nuestras propias ideas, incluso si todo el mundo nos dice que estamos equivocados.


viernes, 24 de marzo de 2017

Lo pasado, pasado está... / The past belongs to the past…

“Deja que tus esperanzas, y no tus penas moldeen tu futuro.”

“Let your hopes, not your hurts, shape your future.”


Robert H. Schuller (nacido el 16 de septiembre 1926, en Alton, Illinois) fue un tele-evangelista estadounidense, pastor, conferencista, motivador y autor. Él es principalmente conocido por el programa semanal de televisión “La Hora del Poder” que él inició en 1970. Él es también el fundador de la Catedral de Cristal en Garden Grove, California, donde “La Hora del Poder” se origina.

Robert H. Schuller (born September 16, 1926, in Alton, Iowa) was an American televangelist, pastor, speaker, motivator and author. He is principally known for the weekly Hour of Power television program which he began in 1970. He is also the founder of the Crystal Cathedral in Garden Grove, California, where the Hour of Power program originates.

jueves, 23 de marzo de 2017

Sin excusas ni pretextos… / No excuses or pretexts…

“Atribuyo mi éxito a esto: nunca doy ni acepto excusas.”

“I attribute my success to this: I never gave or took any excuse.”


Florence Nightingale (Florencia, Gran Ducado de Toscana, 12 de mayo de 1820 – Londres, 13 de agosto de 1910), fue una enfermera, escritora y estadística británica, considerada precursora de la enfermería profesional moderna y creadora del primer modelo conceptual de enfermería. Desde muy joven se destacó en matemáticas, y aplicó sus conocimientos de estadística a la epidemiología y a la estadística sanitaria. Fue la primera mujer admitida en la Royal Statistical Society británica, y miembro honorario de la American Statistical Association.

Florence Nightingale was born in Florence, Italy, on May 12, 1820. Part of a wealthy family, Nightingale defied the expectations of the time and pursued what she saw as her God-given calling of nursing. During the Crimean War, she and a team of nurses improved the unsanitary conditions at a British base hospital, greatly reducing the death count. Her writings sparked worldwide health care reform, and in 1860 she established St. Thomas' Hospital and the Nightingale Training School for Nurses. A revered hero of her time, she died on August 13, 1910, in London.

miércoles, 22 de marzo de 2017

¡Ándale!... ¡Ya levántate y a lo que sigue!... / Come on! ... Now get up and do what follows!...

“No importa cuántas veces te derriben, si no cuántas veces te levantas.”

“It does not matter how many times you get knocked down, but how many times you get up.”


Vincent Thomas Lombardi (11 de junio de 1913 - 3 de septiembre de 1970) fue entrenador de fútbol americano estadounidense de ascendencia italiana. Lombardi fue Entrenador en jefe (Head Coach) de los Green Bay Packers de la NFL entre 1959 y 1967 (Ganó con esa franquicia los dos primeros Super Bowls de la historia -en ambos casos como entrenador-), y de los Washington Redskins por una temporada (1969).

Vincent Thomas "Vince" Lombardi (June 11, 1913 – September 3, 1970) was an American football coach. He is best known as the head coach of the Green Bay Packers during the 1960s, where he led the team to three straight league championships and five in seven years, including winning the first two Super Bowls following the 1966 and 1967 NFL seasons. The National Football League's Super Bowl trophy is named in his honor. He was enshrined in the NFL's Pro Football Hall of Fame in 1971.

martes, 21 de marzo de 2017

Tenemos mucho más de lo que pensamos… / We have much more than we think…

“Cuando empecé a contar mis bendiciones, mi vida entera dio la vuelta.”

“When I started counting my blessings, my whole life turned around.”


Willie Hugh Nelson (Abbott, Texas, 30 de abril de 1933) es un compositor, letrista, cantante y guitarrista estadounidense de música country, que se hizo célebre como representante del llamado movimiento outlaw country durante los años 70.

Willie Hugh Nelson ( born April 29, 1933) is an American country music singer-songwriter, as well as an autho r, poet, actor, and activist. The critical success of the album Shotgun Willie (1973), combined with the critical and commercial success of Red Headed Stranger (1975) and Stardust (1978), made Nelson one of the most recognized artists in country music. He was one of the main figures of outlaw country, a subgenre of country music that developed in the late 1960s as a reaction to the conservative restrictions of the Nashville sound. Nelson has acted in over 30 films and co-authored several books.

Photo by Larry Philpot, www.soundstagephotography.com

lunes, 20 de marzo de 2017

Para tener éxito debes asumir el control de tu vida… / To succeed you must take control of your life…

“Tenemos el control en la medida en que nosotros tomamos las decisiones. Para influir en el resultado de cualquier cosa, tenemos que controlar la acción en el momento de tomar las decisiones. Si dejamos que otros decidan por nosotros, no tenemos ningún control. Cuando tenemos el control de las decisiones, tenemos el control de las acciones.”


“We are in control to the degree that we make the decisions. To affect the outcome of anything, we must control the action at the point of decision making. If we let others make decisions for us, we have no control. When we control the decisions, we control the actions.”

Wynn Davis

Wynn Davis es el autor de la compilación The Best of Success: A Treasury of Success Ideas.

Wynn Davis is the author of the compilation The Best of Success: A Treasury of Success Ideas.

domingo, 19 de marzo de 2017

El principio del narciso… / The Daffodil Principle

Tenemos una historia que contarte…
We have a story to tell...
(Please read this story below the Spanish version)


El principio del narciso

Varias veces mi hija me había telefoneado para decirme: "Mamá, tienes que venir a ver los narcisos antes de que se hayan terminado." Yo quería ir, pero era un viaje de dos horas desde Laguna hasta Lake Arrowhead. Ir y venir toma la mayor parte del día - y la verdad es que no tenía un día libre hasta la semana siguiente.

"Iré este martes", le prometí con cierta renuencia, cuando llamó por tercera vez. El martes amaneció frío y lluvioso. Sin embargo, lo había prometido, así que manejé a todo lo largo de la ruta 91, continué en la I-215, y, finalmente tomé la ruta 18 y comencé a conducir por la carretera de la montaña. Las cimas de las montañas estaban cubiertas de nubes, y yo había recorrido pocos kilómetros cuando ya la carretera estaba completamente cubierta con un manto húmedo y gris de niebla. Desaceleré, mi corazón latía con fuerza. El camino se vuelve estrecho y sinuoso hacia la cima de la montaña.

Al mismo tiempo que iba manejando las curvas peligrosas a paso de tortuga, iba rezando para llegar a la desviación en el Blue Jay eso significaría que yo ya había llegado. Cuando finalmente entré a la casa de Carolina y la abracé y saludé a mis nietos le dije: "¡Olvida los narcisos, Carolina! El camino está invisible con las nubes y la niebla, y no hay nada en el mundo, excepto tú y estos queridos niños, que quiera ver ¡y menos si hay que manejar una pulgada más!"

Mi hija sonrió calmadamente: "Nosotros manejamos en estas condiciones todo el tiempo, mamá."

"Bueno, no me vas a hacer volver a la carretera hasta que se despeje - ¡y luego me voy a casa!" Yo le aseguré.

"Tenía la esperanza de que me pudieras llevar al taller para recoger mi coche. El mecánico acaba de llamar, y dijo que ya está listo", respondió ella.

"¿Hasta dónde tenemos que conducir?" Le pregunté con cautela.

"A pocas cuadras," dijo Carolina alegremente.

Así que les pusimos el cinturón de seguridad a los niños y nos subimos a mi coche. "Yo manejo”, ofreció Carolina. "Estoy acostumbrado a esto" y ella comenzó a conducir.

A los pocos minutos me di cuenta de que estábamos de vuelta en el camino en dirección a la cima de la montaña. "¿A dónde vamos?" -Exclamé, preocupada de estar de vuelta en la carretera de la montaña con la niebla. "Este no es el camino hacia el taller!"

"Vamos al taller por el camino más largo", sonrió Carolina, "por el camino de los narcisos".

"Carolina, le dije con firmeza, tratando de sonar como su madre y la responsable de la situación", por favor, da la vuelta. No hay nada en el mundo que quiera ver lo suficiente como para conducir por esta carretera con este tiempo."

"Está bien, mamá" respondió ella con una sonrisa de complicidad. "Yo sé lo que estoy haciendo. Te prometo que nunca te perdonarías haberte perdido esta experiencia."

Y así mi dulce y querida hija, la que nunca me había dado un minuto de dificultad en toda su vida estaba repentinamente a cargo - ¡y me estaba secuestrando! Yo no lo podía creer. Y me guste o no, yo estaba en camino a ver unos narcisos ridículos -manejando a través de la silenciosa y espesa capa de niebla que cubría la montaña en que lo pensaba que era un riesgo para la vida y la integridad física.

Murmuré todo el camino. Después de unos veinte minutos entramos en una pequeña carretera de grava que se bifurcaba hacia abajo en un camino lleno de robles en la ladera de la montaña. La niebla se había disipado un poco, pero el cielo estaba gris y cargado de nubes.

Nos detuvimos en un pequeño estacionamiento junto a una iglesita de piedra. Desde donde estábamos, en la parte superior de la montaña, se podía ver más allá, en la niebla, las crestas de la Sierra de San Bernardino, como si fuera una manada de elefantes encorvados. Por debajo de nosotros, la niebla envolvía valles, montes y llanuras que se extendían hasta el desierto.

Al otro lado de la iglesia vi un camino cubierto de pinos, de árboles de hoja perenne altos y de arbustos de manzanita y un letrero poco visible, que decía: "Jardín de Narcisos."

Cada una tomó la mano de un niño, y yo seguí a Carolina por el camino que serpenteaba entre los árboles. La montaña se inclinaba hacia un lado del camino en huecos irregulares, pliegues y valles, como una falda profundamente arrugada.

Robles, laurel de montaña y arbustos agrupados en los pliegues, y que con el aire gris y la llovizna, el follaje verde se veía oscuro y de un solo color. Me estremecí. Luego doblamos una esquina del camino, y cuando miré quedé boquiabierta. Delante de mí estaba la vista más gloriosa, inesperada y completamente espléndida. Parecía como si alguien hubiera tomado una enorme tina de oro y la hubiera derramado hacia abajo sobre la cumbre y las laderas de la montaña y se hubiera metido en cada grieta y en todo lugar.

Incluso con el aire lleno de neblina, la montaña estaba radiante, vestida con enormes montones y cascadas de narcisos. Las flores estaban plantadas en patrones majestuosos, arremolinados en grandes hileras de colores anaranjado intenso, blanco, amarillo limón, salmón rosado, azafrán y amarillo mantequilla.

Cada variedad de diferente color (más tarde supe que había más de treinta y cinco variedades de narcisos) se plantó como un grupo para que se arremolinaran y fluyeran como un río, con su propio y único matiz.

En el centro de esta increíble y deslumbrante muestra de oro, una gran cascada de jacintos color púrpura bajaba como una catarata de flores enmarcadas en su propia cuenca de rocas, entretejiéndose a través de los narcisos brillantes. Un encantador camino atravesaba el jardín. Había varias estaciones de descanso pavimentadas con piedras y decoradas con bancos de madera victoriana y macetas grandes de tulipanes color coral y carmín. Como si esto no fuera suficiente, la Madre Naturaleza tenía que agregar su maravilloso encanto- por encima de los narcisos, una bandada de azulejos occidentales revoloteaban y lanzaban parpadeos de su brillantez. Estos pajaritos encantadores son del color de los zafiros con los pechos de color rojo magenta. Mientras bailan en el aire sus colores son verdaderamente como joyas sobre los resplandecientes narcisos. El efecto era espectacular.

No importa que el sol no brillara. El brillo de los narcisos era como el resplandor del más brillante día soleado. Las palabras, maravillosas como son, simplemente no pueden describir la increíble belleza de esa cima de la montaña cubierta de flores.

¡Cinco hectáreas de flores! (Esto también lo descubrí más tarde, cuando algunas de mis preguntas fueron contestadas.) "Pero, ¿quién ha hecho esto?" Le pregunté a Carolina. Estaba inmensamente agradecida de que me trajera - incluso en contra de mi voluntad. Esta era una experiencia única en la vida.

"¿Quién?" Le pregunté de nuevo, casi muda de asombro, "¿Y cómo y por qué, y cuándo?"

"Fue sólo una mujer", respondió Carolina. "Ella vive en esta propiedad. Aquella es su casa”. Carolina señaló una casa bien cuidada que se veía pequeña y modesta en medio de toda esa gloria.

Caminamos hasta la casa, mi mente estaba llena de preguntas. En el patio, vimos un cartel."Las respuestas a las preguntas que yo sé que te estás haciendo", era el título. La primera respuesta era simple: "50.000 bulbos", decía. La segunda respuesta fue: "Uno a la vez, por una mujer, dos manos, dos pies, y muy poco cerebro." La tercera respuesta fue: "Comenzó en 1958."

Allí estaba. El Principio del Narciso.

Para mí ese momento fue una experiencia que cambia la vida. Pensé en esa mujer a quien nunca había conocido, quien, más de treinta y cinco años antes, había comenzado – un bulbo a la vez - para traer su visión de belleza y alegría a una oscura cima de una montaña. Un bulbo a la vez.

No había otra manera de hacerlo. Un bulbo a la vez. No hay atajos - simplemente amar el lento proceso de la siembra. Amar el trabajo tal como se va desarrollando.

Amar un logro que creció tan lentamente y que floreció por sólo tres semanas de cada año. Sin embargo, con sólo plantar un bulbo a la vez, año tras año, había cambiado al mundo.

Esta mujer desconocida había cambiado para siempre el mundo en que vivía. Ella había creado algo de inefable magnificencia, belleza e inspiración.

El principio que su Jardín de Narcisos enseñó es uno de los más grandes principios de celebración: aprender a movernos hacia nuestras metas y deseos un paso a la vez - a menudo como un paso de bebé a la vez - aprendiendo a amar lo que hacemos, aprendiendo a usar el tiempo a nuestro favor.

Cuando multiplicamos instantes con pequeños incrementos de esfuerzo diario, nosotros también encontraremos que podemos realizar cosas magníficas. Podemos cambiar el mundo.

"Carolina", dije esa mañana en la cima de la montaña cuando dejábamos el paraíso de los narcisos, nuestras mentes y corazones seguían empapados y desconcertado por el esplendor que habíamos visto "es como si esa mujer excepcional hubiera bordado la tierra! La decoró. Sólo piensa en eso, ella plantó cada bulbo por más de treinta años. Un bulbo a la vez! Y esa es la única manera en que este jardín podía ser creado. Cada bulbo tenía que ser plantado. No había manera de acortar ese proceso. Cinco acres de flores. Esa magnífica cascada de jacintos! Todo, sólo con un bulbo a la vez."

La idea de todo esto llenó mi mente. Me sentí abrumada de repente con las implicaciones de lo que había visto. "Me pone triste, en cierto modo," admití a Carolina. "¿Qué hubiera yo logrado si hubiera pensado en una meta maravillosa hace unos treinta y cinco años y hubiera trabajado ese 'un bulbo a la vez' a través de todos estos años. Basta pensar lo que podría haber sido capaz de lograr!"

Mi sabia hija puso el coche en marcha y resumió el mensaje del día en su forma directa. "Comenzarás mañana", dijo con la misma perspicaz sonrisa que había usado durante la mayor parte de la mañana. ¡Oh, qué gran sabiduría!

No tiene sentido pensar en las horas perdidas del ayer. La manera de hacer del aprendizaje de una lección una celebración, en lugar de una causa de pesar, es preguntar nada más, "¿Cómo puedo usar esto mañana?"

Jaroldeen Asplund Edwards

Adaptación al Español:
Graciela Sepúlveda y Andrés Bermea


Here the English version…


The Daffodil Principle

Several times my daughter had telephoned to say, "Mother, you must come and see the daffodils before they are over." I wanted to go, but it was a two-hour drive from Laguna to Lake Arrowhead. Going and coming took most of a day - and I honestly did not have a free day until the following week.

"I will come next Tuesday," I promised, a little reluctantly, on her third call. Next Tuesday dawned cold and rainy. Still, I had promised, and so I drove the length of Route 91, continued on I-215, and finally turned onto Route 18 and began to drive up the mountain highway. The tops of the mountains were sheathed in clouds, and I had gone only a few miles when the road was completely covered with a wet, gray blanket of fog. I slowed to a crawl, my heart pounding. The road becomes narrow and winding toward the top of the mountain.

As I executed the hazardous turns at a snail's pace, I was praying to reach the turnoff at Blue Jay that would signify I had arrived. When I finally walked into Carolyn's house and hugged and greeted my grandchildren I said, "Forget the daffodils, Carolyn! The road is invisible in the clouds and fog, and there is nothing in the world except you and these darling children that I want to see bad enough to drive another inch!"

My daughter smiled calmly, "We drive in this all the time, Mother."

"Well, you won't get me back on the road until it clears - and then I'm heading for home!" I assured her.

"I was hoping you'd take me over to the garage to pick up my car. The mechanic just called, and they've finished repairing the engine," she answered.

"How far will we have to drive?" I asked cautiously.

"Just a few blocks, "Carolyn said cheerfully.

So we buckled up the children and went out to my car. "I'll drive," Carolyn offered. "I'm used to this." We got into the car, and she began driving.

In a few minutes I was aware that we were back on the Rim-of-the-World Road heading over the top of the mountain. "Where are we going?" I exclaimed, distressed to be back on the mountain road in the fog. "This isn't the way to the garage!"

"We're going to my garage the long way," Carolyn smiled, "by way of the daffodils."

"Carolyn, I said sternly, trying to sound as if I was still the mother and in charge of the situation, "please turn around. There is nothing in the world that I want to see enough to drive on this road in this weather."

"It's all right, Mother," She replied with a knowing grin. "I know what I'm doing. I promise, you will never forgive yourself if you miss this experience."

And so my sweet, darling daughter who had never given me a minute of difficulty in her whole life was suddenly in charge - and she was kidnapping me! I couldn't believe it. Like it or not, I was on the way to see some ridiculous daffodils - driving through the thick, gray silence of the mist-wrapped mountaintop at what I thought was risk to life and limb.

I muttered all the way. After about twenty minutes we turned onto a small gravel road that branched down into an oak-filled hollow on the side of the mountain. The fog had lifted a little, but the sky was lowering, gray and heavy with clouds.

We parked in a small parking lot adjoining a little stone church. From our vantage point at the top of the mountain we could see beyond us, in the mist, the crests of the San Bernardino range like the dark, humped backs of a herd of elephants. Far below us the fog-shrouded valleys, hills, and flatlands stretched away to the desert.

On the far side of the church I saw a pine-needle-covered path, with towering evergreens and manzanita bushes and an inconspicuous, lettered sign "Daffodil Garden."

We each took a child's hand, and I followed Carolyn down the path as it wound through the trees. The mountain sloped away from the side of the path in irregular dips, folds, and valleys, like a deeply creased skirt.

Live oaks, mountain laurel, shrubs, and bushes clustered in the folds, and in the gray, drizzling air, the green foliage looked dark and monochromatic. I shivered. Then we turned a corner of the path, and I looked up and gasped. Before me lay the most glorious sight, unexpectedly and completely splendid. It looked as though someone had taken a great vat of gold and poured it down over the mountain peak and slopes where it had run into every crevice and over every rise. Even in the mist-filled air, the mountainside was radiant, clothed in massive drifts and waterfalls of daffodils. The flowers were planted in majestic, swirling patterns, great ribbons and swaths of deep orange, white, lemon yellow, salmon pink, saffron, and butter yellow.

Each different-colored variety (I learned later that there were more than thirty-five varieties of daffodils in the vast display) was planted as a group so that it swirled and flowed like its own river with its own unique hue.

In the center of this incredible and dazzling display of gold, a great cascade of purple grape hyacinth flowed down like a waterfall of blossoms framed in its own rock-lined basin, weaving through the brilliant daffodils. A charming path wound throughout the garden. There were several resting stations, paved with stone and furnished with Victorian wooden benches and great tubs of coral and carmine tulips. As though this were not magnificent enough, Mother Nature had to add her own grace note - above the daffodils, a bevy of western bluebirds flitted and darted, flashing their brilliance. These charming little birds are the color of sapphires with breasts of magenta red. As they dance in the air, their colors are truly like jewels above the blowing, glowing daffodils. The effect was spectacular.

It did not matter that the sun was not shining. The brilliance of the daffodils was like the glow of the brightest sunlit day. Words, wonderful as they are, simply cannot describe the incredible beauty of that flower-bedecked mountain top.

Five acres of flowers! (This too I discovered later when some of my questions were answered.) "But who has done this?" I asked Carolyn. I was overflowing with gratitude that she brought me - even against my will. This was a once-in-a-lifetime experience.

"Who?" I asked again, almost speechless with wonder, "And how, and why, and when?"

"It's just one woman," Carolyn answered. "She lives on the property. That's her home." Carolyn pointed to a well-kept A-frame house that looked small and modest in the midst of all that glory.

We walked up to the house, my mind buzzing with questions. On the patio we saw a poster. "Answers to the Questions I Know You Are Asking" was the headline. The first answer was a simple one. "50,000 bulbs," it read. The second answer was, "One at a time, by one woman, two hands, two feet, and very little brain." The third answer was, "Began in 1958."

There it was. The Daffodil Principle.

For me that moment was a life-changing experience. I thought of this woman whom I had never met, who, more than thirty-five years before, had begun - one bulb at a time - to bring her vision of beauty and joy to an obscure mountain top. One bulb at a time.

There was no other way to do it. One bulb at a time. No shortcuts - simply loving the slow process of planting. Loving the work as it unfolded.

Loving an achievement that grew so slowly and that bloomed for only three weeks of each year. Still, just planting one bulb at a time, year after year, had changed the world.

This unknown woman had forever changed the world in which she lived. She had created something of ineffable magnificence, beauty, and inspiration.

The principle her daffodil garden taught is one of the greatest principle of celebration: learning to move toward our goals and desires one step at a time - often just one baby-step at a time - learning to love the doing, learning to use the accumulation of time.

When we multiply tiny pieces of time with small increments of daily effort, we too will find we can accomplish magnificent things. We can change the world.

"Carolyn," I said that morning on the top of the mountain as we left the haven of daffodils, our minds and hearts still bathed and bemused by the splendors we had seen, "it's as though that remarkable woman has needle-pointed the earth! Decorated it. Just think of it, she planted every single bulb for more than thirty years. One bulb at a time! And that's the only way this garden could be created. Every individual bulb had to be planted. There was no way of short-circuiting that process. Five acres of blooms. That magnificent cascade of hyacinth! All, just one bulb at a time."

The thought of it filled my mind. I was suddenly overwhelmed with the implications of what I had seen. "It makes me sad in a way," I admitted to Carolyn. "What might I have accomplished if I had thought of a wonderful goal thirty-five years ago and had worked away at it 'one bulb at a time' through all those years. Just think what I might have been able to achieve!"

My wise daughter put the car into gear and summed up the message of the day in her direct way. "Start tomorrow," she said with the same knowing smile she had worn for most of the morning. Oh, profound wisdom!

It is pointless to think of the lost hours of yesterdays. The way to make learning a lesson a celebration instead of a cause for regret is to only ask, "How can I put this to use tomorrow?"

Jaroldeen Asplund Edwards

Every year, high in the San Bernardino mountain range of Southern California, five acres of beautiful daffodils burst into bloom. Amazingly, this special spot, known as "The Daffodil Garden," was planted by one person, one bulb at a time, over a period of thirty-five years. The story of "The Daffodil Principle" originally appeared nearly ten years ago in Jaroldeen Edwards' book Celebration! Since that time, the story has gained international popularity and has been retold innumerable times. Available for the first time as an illustrated gift book, with artwork by Anne Marie Oborn, this story will touch hearts with its simple message: Start today, one step at a time, to change your world.