Compilado por Graciela Sepúlveda
Judi Henderson quería ser una emprendedora, pero no se decidía, tras laborar en
una empresa por 10 años, de tratar de emprender un negocio sin buenos resultados,
y nuevamente trabajar para otra compañía, por fin le llegó su momento, a los 43
años, cuando y donde menos se lo esperaba, y ahora, tiene un negocio propio,
próspero, creativo y entretenido, veamos cómo Judi logró lo que tanto había
deseado…
Judi Henderson nació en Brownsville, Tennesse, Estados
Unidos, en 1958, sus abuelos eran granjeros, y su papá fue entrenado como
ingeniero electricista, era una época muy difícil para que una persona
afroamericana encontrara trabajo, así que se trasladaron a California, donde
había más oportunidades para ellos.
Judi pudo graduarse de la Universidad del Sur de California
y empezó a trabajar en la empresa Johnson y Johnson como contadora ejecutiva,
así estuvo por 10 años, hasta que decidió independizarse e inició una agencia
representando fotógrafos comerciales, sin embargo, no obtuvo las ganancias
necesarias para seguir sosteniendo la agencia y regresó a un nuevo empleo ahora
en United Airlines, por 10 años más, hasta que empezó a trabajar en una pequeña
empresa de las que se llaman “dot-com” y cuya operación está basada principalmente
en trabajar con el Internet. Así pasaba la vida de Judi, queriendo hacer algo
más creativo, ¿pero qué?...
Un día del 2001 Judi estaba buscando por internet boletos
para un concierto de Tina Turner cuando vio un anuncio de la venta de un
maniquí, le llamó mucho la atención porque ella quería uno para ponerlo de
adorno en su jardín, así que se puso en contacto y pasó a recogerlo, el dueño
tenía 50 maniquís más, y le dijo que como se iba a ir a vivir a otra ciudad iba
a cerrar el negocio de renta de maniquís y ya no iba a haber nadie en San
Francisco que se dedicara a ello, que si le gustaría comprárselos, Judi compró
impulsivamente todo el inventario, los 50 maniquíes, pensando que sería un
pasatiempo divertido, y a pesar de que nunca había tocado un maniquí antes o
trabajado en el comercio minorista, lo que comenzó como un negocio paralelo a
lo que hacía por internet, se ha convertido en su empresa de tiempo completo
durante los últimos 13 años.
Desde entonces, Judi ha pasado la mayor parte de sus horas
de trabajo vendiendo y rentando piezas de todo tipo - manos, cabezas, pies, piernas y torsos - sin hablar de los cuerpos
completos de hombres, mujeres y niños. El primer reto fue encontrar más
inventario. Entonces le preguntó a grandes almacenes si le podían dar o vender
sus maniquíes usados, y así poderlos esencialmente "reciclar" mediante la venta a tiendas más pequeñas
minoristas, vendedores de eBay o cualquier persona que tuviera interés en un
maniquí. Fue un buen negocio para los minoristas, que a menudo tenían que pagar
una cuota grande para deshacerse de las formas voluminosas y no biodegradables.
La primera tienda que trabajó con Judi fue Sears, que le envió cientos de maniquíes
usados. Tenía 500 maniquíes en su sótano, en su patio trasero, en su garaje,
realmente era una locura, así que le pusieron al negocio “Mannequin Madness” (Locura de Maniquís), Nordstrom, Ralph Lauren y
Kohl también le entraron a trabajar con Judi. En 2003, ganó un premio de la
Agencia de Protección Ambiental por el reciclaje de más de 100,000 libras de
maniquís en un año. Ella también ganó un subsidio en tecnología de $100,000
dólares por Intel Corporation, superando a otras 2,500 empresas. En 2005, el
banco Wells Fargo la eligió para su Premio Haciendo
Historia Viva, y que se otorga cada año a un afroamericano dueño de algún negocio.
Hace unos siete años, Judi se cambió a un almacén de 1,300
metros cuadrados. "Regresamos de
unas largas vacaciones y nos encontramos una nota de las autoridades
municipales porque teníamos todo este inventario que salía de nuestra
casa", platica Judi. "A
veces se necesita un empujón".
Y qué bueno que le dieron el empujón, pues gracias a este espacio
más grande pudo permitirse intensificar su negocio. Decidió convertirse en “la proveedora” de maniquíes, creó una
red de cerca de 40 proveedores de maniquís independientes en todo el país. Al
igual que con la cadena de flores que se venden en muchas ciudades, ella sirve
como una corredora, que conecta a los minoristas que deseen reciclar o comprar
maniquíes con los pequeños proveedores en una gran variedad de las principales
ciudades de Estados Unidos y Europa. Además de su almacén, tiene una oficina en
Los Angeles y una en Nueva York, solo tiene un empleado de tiempo completo, uno
de medio tiempo y ocho contratistas independientes para llevarle los libros, la
página web, etc. Judi dice que prefiere trabajar con los maniquís que no le
repelan ni se quejan de nada.
Además de tiendas que le compran o rentan maniquís, Judi
también tiene una serie de clientes muy diferentes, por ejemplo, abogados que
compran maniquíes para demostrar a los jurados cómo una víctima recibió un
disparo o una puñalada, o compañías de cine y museos que los necesitan para
fines de exhibición. Uno de los clientes compró una chaqueta de Elton John en
una subasta y quería la parte superior del torso de un maniquí para poder
mostrar la chaqueta en su comedor. También les vende a los empresarios de ropa
que venden sus productos en eBay y quieren mostrar la ropa en fotografías. Y si
el negocio se detiene o se va para abajo, Judi le mete creatividad y renta su
almacén para sesiones de fotos muy creativas.
A Judi le gustaría que las tiendas les pagaran por llevarse
los maniquíes así como pagan porque se lleven la basura. Con el movimiento de
hoy hacia la prohibición de las bolsas de plástico, llegará un momento en que
no se puedan tirar los maniquíes y ahí podrá haber otro ingreso más.
"Nuestro objetivo
es ser un negocio de un millón de dólares y ya está cerca, sin embargo, los
ingresos y la rentabilidad no siempre son los mismos. Trabajar en nuestro
crecimiento es la clave”, comenta Judi.
Sin duda Judi es una persona de éxito que vio una
oportunidad que se le presentó y la aprovechó, supo sacarla adelante de manera
divertida y creativa. Quiero compartirles algunos consejos que le han servido
para salir adelante como emprendedora: uno es nunca dejar de prepararse, de
tomar diferentes clases y cursos que siempre te servirán de base para un
futuro, otro consejo que ofrece es el valor que tiene salirte de tu zona de
confort, cuando sales y buscas personas y organizaciones fuera de tu mundo
normal, descubrirás oportunidades y recursos que de otra manera no se hubieran
cruzado en tu camino. Judi también dice que las competencias son una gran
herramienta ya que lo que se necesita para participar es como si hicieras tu
plan de negocios, por lo que te obliga a hacerte un montón de preguntas y
búsquedas profundas, de esta manera puedes evaluar tu negocio de una manera
diferente, incluso si no ganas. Judi entra al menos a dos concursos cada año y
normalmente gana uno.
Judi
Henderson-Townsend, una mujer exitosa y emprendedora que supo hacer negocio
donde tal vez otros nunca lo hubieran visto, y nos demuestra que en cuestión de
negocios nada está escrito, puedes hacer lo que quieras y lograr el éxito de
muchas y muy diferentes maneras, lo único que necesitas es un sueño y muchas
ganas de lograrlo luchando y perseverando.