sábado, 31 de enero de 2015

Locura de Maniquís


Compilado por Graciela Sepúlveda

Judi Henderson quería ser una emprendedora, pero no se decidía, tras laborar en una empresa por 10 años, de tratar de emprender un negocio sin buenos resultados, y nuevamente trabajar para otra compañía, por fin le llegó su momento, a los 43 años, cuando y donde menos se lo esperaba, y ahora, tiene un negocio propio, próspero, creativo y entretenido, veamos cómo Judi logró lo que tanto había deseado…

Judi Henderson nació en Brownsville, Tennesse, Estados Unidos, en 1958, sus abuelos eran granjeros, y su papá fue entrenado como ingeniero electricista, era una época muy difícil para que una persona afroamericana encontrara trabajo, así que se trasladaron a California, donde había más oportunidades para ellos.

Judi pudo graduarse de la Universidad del Sur de California y empezó a trabajar en la empresa Johnson y Johnson como contadora ejecutiva, así estuvo por 10 años, hasta que decidió independizarse e inició una agencia representando fotógrafos comerciales, sin embargo, no obtuvo las ganancias necesarias para seguir sosteniendo la agencia y regresó a un nuevo empleo ahora en United Airlines, por 10 años más, hasta que empezó a trabajar en una pequeña empresa de las que se llaman “dot-com” y cuya operación está basada principalmente en trabajar con el Internet. Así pasaba la vida de Judi, queriendo hacer algo más creativo, ¿pero qué?...

Un día del 2001 Judi estaba buscando por internet boletos para un concierto de Tina Turner cuando vio un anuncio de la venta de un maniquí, le llamó mucho la atención porque ella quería uno para ponerlo de adorno en su jardín, así que se puso en contacto y pasó a recogerlo, el dueño tenía 50 maniquís más, y le dijo que como se iba a ir a vivir a otra ciudad iba a cerrar el negocio de renta de maniquís y ya no iba a haber nadie en San Francisco que se dedicara a ello, que si le gustaría comprárselos, Judi compró impulsivamente todo el inventario, los 50 maniquíes, pensando que sería un pasatiempo divertido, y a pesar de que nunca había tocado un maniquí antes o trabajado en el comercio minorista, lo que comenzó como un negocio paralelo a lo que hacía por internet, se ha convertido en su empresa de tiempo completo durante los últimos 13 años.

Desde entonces, Judi ha pasado la mayor parte de sus horas de trabajo vendiendo y rentando piezas de todo tipo - manos, cabezas, pies, piernas y torsos - sin hablar de los cuerpos completos de hombres, mujeres y niños. El primer reto fue encontrar más inventario. Entonces le preguntó a grandes almacenes si le podían dar o vender sus maniquíes usados, y así poderlos esencialmente "reciclar" mediante la venta a tiendas más pequeñas minoristas, vendedores de eBay o cualquier persona que tuviera interés en un maniquí. Fue un buen negocio para los minoristas, que a menudo tenían que pagar una cuota grande para deshacerse de las formas voluminosas y no biodegradables.

La primera tienda que trabajó con Judi fue Sears, que le envió cientos de maniquíes usados. Tenía 500 maniquíes en su sótano, en su patio trasero, en su garaje, realmente era una locura, así que le pusieron al negocio “Mannequin Madness” (Locura de Maniquís), Nordstrom, Ralph Lauren y Kohl también le entraron a trabajar con Judi. En 2003, ganó un premio de la Agencia de Protección Ambiental por el reciclaje de más de 100,000 libras de maniquís en un año. Ella también ganó un subsidio en tecnología de $100,000 dólares por Intel Corporation, superando a otras 2,500 empresas. En 2005, el banco Wells Fargo la eligió para su Premio Haciendo Historia Viva, y que se otorga cada año a un afroamericano dueño de algún negocio.

Hace unos siete años, Judi se cambió a un almacén de 1,300 metros cuadrados. "Regresamos de unas largas vacaciones y nos encontramos una nota de las autoridades municipales porque teníamos todo este inventario que salía de nuestra casa", platica Judi. "A veces se necesita un empujón".

Y qué bueno que le dieron el empujón, pues gracias a este espacio más grande pudo permitirse intensificar su negocio. Decidió convertirse en “la proveedora” de maniquíes, creó una red de cerca de 40 proveedores de maniquís independientes en todo el país. Al igual que con la cadena de flores que se venden en muchas ciudades, ella sirve como una corredora, que conecta a los minoristas que deseen reciclar o comprar maniquíes con los pequeños proveedores en una gran variedad de las principales ciudades de Estados Unidos y Europa. Además de su almacén, tiene una oficina en Los Angeles y una en Nueva York, solo tiene un empleado de tiempo completo, uno de medio tiempo y ocho contratistas independientes para llevarle los libros, la página web, etc. Judi dice que prefiere trabajar con los maniquís que no le repelan ni se quejan de nada.

Además de tiendas que le compran o rentan maniquís, Judi también tiene una serie de clientes muy diferentes, por ejemplo, abogados que compran maniquíes para demostrar a los jurados cómo una víctima recibió un disparo o una puñalada, o compañías de cine y museos que los necesitan para fines de exhibición. Uno de los clientes compró una chaqueta de Elton John en una subasta y quería la parte superior del torso de un maniquí para poder mostrar la chaqueta en su comedor. También les vende a los empresarios de ropa que venden sus productos en eBay y quieren mostrar la ropa en fotografías. Y si el negocio se detiene o se va para abajo, Judi le mete creatividad y renta su almacén para sesiones de fotos muy creativas.

A Judi le gustaría que las tiendas les pagaran por llevarse los maniquíes así como pagan porque se lleven la basura. Con el movimiento de hoy hacia la prohibición de las bolsas de plástico, llegará un momento en que no se puedan tirar los maniquíes y ahí podrá haber otro ingreso más.

"Nuestro objetivo es ser un negocio de un millón de dólares y ya está cerca, sin embargo, los ingresos y la rentabilidad no siempre son los mismos. Trabajar en nuestro crecimiento es la clave”, comenta Judi.

Sin duda Judi es una persona de éxito que vio una oportunidad que se le presentó y la aprovechó, supo sacarla adelante de manera divertida y creativa. Quiero compartirles algunos consejos que le han servido para salir adelante como emprendedora: uno es nunca dejar de prepararse, de tomar diferentes clases y cursos que siempre te servirán de base para un futuro, otro consejo que ofrece es el valor que tiene salirte de tu zona de confort, cuando sales y buscas personas y organizaciones fuera de tu mundo normal, descubrirás oportunidades y recursos que de otra manera no se hubieran cruzado en tu camino. Judi también dice que las competencias son una gran herramienta ya que lo que se necesita para participar es como si hicieras tu plan de negocios, por lo que te obliga a hacerte un montón de preguntas y búsquedas profundas, de esta manera puedes evaluar tu negocio de una manera diferente, incluso si no ganas. Judi entra al menos a dos concursos cada año y normalmente gana uno.


Judi Henderson-Townsend, una mujer exitosa y emprendedora que supo hacer negocio donde tal vez otros nunca lo hubieran visto, y nos demuestra que en cuestión de negocios nada está escrito, puedes hacer lo que quieras y lograr el éxito de muchas y muy diferentes maneras, lo único que necesitas es un sueño y muchas ganas de lograrlo luchando y perseverando.