Tenemos una historia que contarte…
We have a story to tell...
(Please read this story
below the Spanish version)
200 pies a la vez
Tengo el gran placer
de trabajar con jóvenes. Están tan llenos de promesas y de un gran potencial al
estar frente al umbral de su vida adulta.
A veces, sin embargo,
veo la lucha de los jóvenes con la creencia de que antes de lanzarse a realizar
su sueño primero deben conocer el plan preciso a seguir y el resultado exacto a
lograr.
Parte del trabajo que
hago es ayudar a una persona a entender que el no saber está bien; no es ni
siquiera necesario. Y les ayudo a darse cuenta de que su don particular está
siempre ahí con ellos, a pesar de que podrían tener un poco de dificultad para
reconocerlo. Porque a veces parece muy diferente de lo que esperábamos.
Ese fue precisamente
mi caso…
“¡Tú! ¡Una modelo!... ¿Estás bromeando, verdad?”
Como si fuera ayer,
todavía puedo recordar la mirada atónita en su rostro mientras yo me armaba de
valor y compartía mi sueño a una amiga cercana de la secundaria.
Pero yo no estaba
bromeando. No sólo me convertiría en modelo, tenía toda la intención de
convertirme en la próxima top model
del mundo (aunque decidí que ese momento probablemente no era el mejor para
compartir este detalle en particular con mi amiga).
Para ser justa con
ella, yo diría que a la mayoría de la gente le habría sido difícil compartir mi visión. Yo estaba muy por abajo
para los estándares de cualquiera, de ser digamos al menos “glamorosa”.
En realidad, yo
estaba muy lejos de ser lo glamorosa que cualquiera podría imaginar. Sí, yo era
más alta que todos los que conocía, incluso que los chicos de mi escuela. Pero
también estaba muy delgada, pecosa, con el pelo muy rizado y usaba frenos en mi
boca. Ah, y ¿les he mencionado torpe y terriblemente tímida?
No importa. Yo sabía
que lo iba a “lograr”, era sólo cuestión de tiempo. Cómo lo iba a
hacer era algo completamente distinto. La verdad era que no tenía idea de cómo
iba a pasar de mi escuela en una pequeña ciudad, a las portadas de las revistas
de moda más importantes del mundo.
Pero ahí radica el
verdadero poder de perseguir un sueño. Se inicia con la visión de tu destino de
manera clara y poniéndote en marcha hacia él, aunque no puedas decir con
certeza cómo lo vas a alcanzar.
El motivador Bob Proctor ha comparado esto a cuando
conduces un coche en una noche oscura y estoy de acuerdo con él. Todo lo que se
puede ver son 200 pies (60.9 metros) adelante con la iluminación de los faros,
pero eso es suficiente para avanzar los siguientes 200 pies, y así
sucesivamente hasta llegar a tu destino.
A veces puede pasar
que el camino se abre en dos y descubres que tu destino cambia como resultado
de esto, y eso está bien también. De hecho, si mi nombre no es muy conocido hoy
en día, eso es porque mi propio destino cambió a lo largo del camino.
No me malinterpreten,
yo esperaba ser la próxima supermodelo mundial, e hice todo lo que sabía para
llegar ahí. Pero pronto me di cuenta de un hecho fundamental, no soy
particularmente fotogénica. Y cuando se trata de supermodelos, ser muy
fotogénica es seguramente "el punto
de partida".
La “luz de mis faros” me había hecho
consciente de que no iba a ser la chica en la portada de revistas internacionales.
Esto fue un golpe duro tanto para mi ego como para mis planes. Pero como ya
había iniciado el 'camino', estaba a
punto de descubrir algo acerca de mí misma de lo que no me había dado cuenta
antes.
El "camino que se abrió en dos” se me presentó
un poco más tarde en San Francisco, donde yo estaba tratando de conseguir un
trabajo como modelo, o de aparecer en algún anuncio impreso. Yo habría sido feliz con
aparecer en un volante para un servicio de lavado de autos de la ciudad, pero
ningún cliente estaba interesado.
Entonces, un día
Calvin Klein en persona llegó a la ciudad para hacer un desfile de modas de
gala en el San Francisco Opera House.
Trajo con él varias modelos de Nueva York, pero hizo un casting para seleccionar también algunas modelos locales.
Cualquier chica en
San Francisco que se hacía llamar modelo estaba allí, incluyendo las más
exitosas así como las modelos de los anuncios impresos como los que yo estaba
tratando de conseguir.
Me acuerdo de mi
entrevista con Calvin Klein. Estaba sonriente y amable. Él me pidió que caminara
para él, y lo hice. Entonces, vi cómo su sonrisa se hizo más amplia ¡y me contrató enseguida!
Y entonces llegó la
noche del show. Todo cambió para mí en esa pasarela. Me sentí totalmente
natural, a gusto e inspirada. Podía sentir que había encontrado mi "verdadero lugar", podía decir “de aquí soy”.
Después la gente vino
a los camerinos y me preguntó dónde había aprendido a caminar de esa manera. Yo
les respondí: "¡No sé!" y
era verdad. Yo no sabía ¡porque nunca lo
había hecho antes!
Durante todo este
tiempo yo había estado tratando con todas mis fuerzas de ser una modelo de
portada cuando ya estaba claro para mí que la pasarela era mi don. Pero yo
nunca lo hubiera sabido si no hubiera creído en mi sueño original y comenzado a
moverme hacia él lo mejor que pudiera, “200
pies a la vez”.
Poco después me mudé
a Europa, donde, a diferencia de San Francisco, el mercado del alta costura y
la pasarela eran muy importantes. Fui primero a Milán y luego a París, donde
todavía vivo hasta el día de hoy.
Finalmente me
convertí en una modelo internacional de pasarela de alta costura, trabajando
para los mejores diseñadores como Armani,
Dior, Yves Saint Laurent, Versace, y muchos otros. He disfrutado de una
fantástica carrera que abarca más de una década.
He viajado por más de
50 países y realizado shows frente a la realeza y jefes de estado. He conocido
a la gente más interesante y fascinante del mundo, algunos ricos y famosos, algunos
completamente desconocidos pero ricos de otras maneras.
Y obtuve la educación
de toda una vida.
Nada de esto habría
sucedido si yo hubiera seguido "aferrada"
a una sola opción posible y hubiera continuado tratando de convertirme en una
modelo internacional de portada a toda costa. Como Ken Keesey Jr. dice: "Molestarse por lo que no tenemos es
perder lo que si tenemos."
Cada uno de nosotros
tiene lo que yo llamo una "Dotación
Personal"; esa combinación singular de nuestro ser único interior y
exterior. Y a través de esa dotación vienen nuestros dones.
Descubrir cuáles son
nuestros dones y luego expresarlos y compartirlos es para lo que estamos todos
aquí. No hay "mejores"
conjuntos de dones y talentos. Todos ellos son necesarios. Todos somos
necesarios.
O como dicen los
franceses, "Il faut de tout faire un
vertido monde", que traducido significa: "Se requiere de todos para hacer el mundo".
El sueño que llevas
dentro no está ahí por casualidad. Hay una razón por la que te está llamando.
Creo firmemente que
si caminas por el sendero de tus sueños, dando siempre lo mejor, el Universo se
va a intensificar y te presentará más de lo que esperas.
E incluso si cambia tu
destino, como el mío, puedo prometerte esto: Definitivamente vas a tener más, a hacer más y sobre todo ser más, por
haber hecho el viaje.
Kim Luret
Publicada
originalmente en Internet en InsightOf The Day de Bob Proctor
Here the English
version
200 Feet At A Time
I have the great
pleasure of working with young people. They are so full of promise and
potential as they stand at the threshold of their adult lives.
Sometimes, though, I'll
see a young person struggle with the belief that before they set out for their
dream they must first know the precise plan to follow and its exact outcome.
Part of the work I do
is to help such a person understand that not knowing is OK; it's not even
necessary. And I help them realize that their unique gift is always right there
with them; though they might have a little trouble recognizing it. Because
sometimes it looks very different than what they were expecting.
That was certainly the
case for me...
“You! A model??... You're kidding, right?”
As if it was yesterday,
I can still remember the stunned look on her face as I gathered up my courage and
admitted my dream to a close high school friend.
But I wasn't kidding.
Not only would I become a model, but I had every intention of becoming the
world's next supermodel (though I decided that moment probably wasn't the best
time to share this particular detail with my friend).
In fairness to her, I
should say that most people would have been hard pressed to share my vision. I
was by anyone's account less than, shall we say, "glamorous".
Actually I was about as
far away from glamorous as one could get. Yes, I was taller than everyone I
knew, including the boys in my school. But I was also rail thin, freckle-faced,
with frizzy hair and braces. Oh, and did I mention awkward and painfully shy?
No matter. I knew I was
going to 'make it'; it was only a question of time. How I would make it was
something else entirely. The truth was, I had no idea how I would get from my
small town school to the covers of the world's top fashion magazines.
But therein lies the
true power of pursuing your dream. It begins with seeing your destination
clearly and starting to move towards it, even if you can't say for sure how you
will reach it.
Bob Proctor has
compared this to driving in a car on a dark night and I agree. All you can ever
see is 200 feet at a time by the glow of the headlights, but that's enough to
advance you the next 200 feet, and so on all the way to your destination.
Sometimes you may take
a fork in the road and discover that your destination changes as a result, and
that's OK too. In fact if my name is not a household word today, that's because
my own destination changed along the way.
Don't misunderstand-I
fully expected to be the world's next supermodel and I did all I knew how
towards that end. But early on I realized one crucial fact-I'm not particularly
photogenic. And when it comes to supermodels, being very photogenic is pretty
much 'Square One'.
The 'light of my
headlights' had brought me to the awareness that I would not be an
international cover girl. This was a blow to both my ego and my plans. But
because I had begun the 'drive', I was about to discover something about myself
I hadn't realized beforehand.
My 'fork in the road'
presented itself to me a while later in San Francisco, where I was attempting
to get a modeling job, or 'booking'-any booking-in print work. I would have
been happy to appear in a flyer for the local car wash, but no client seemed to
want me.
Then one day Calvin
Klein himself came to town to put on a gala fashion show at the San Francisco Opera House. He brought with
him several models from New York, but he was holding a casting to select a few
local models as well.
Any girl in San
Francisco who called herself a model was there, including the most successful
and in demand print models I was trying so hard to emulate.
I remember my interview
with Calvin Klein. He was smiling and gracious. He asked me to try something on
and walk for him, and I did. Then, I watched as his smile grew wider and he
booked me on the spot!
And then came the
evening of the show. Everything changed for me on that runway. I felt totally
natural, at ease and inspired there. I could sense that I had found my 'true
place'.
Afterwards people came
backstage and asked me where I'd learned to walk like that. I answered, "I
don't know!" and it was true. I didn't know because I'd never done it
before!
All this time I'd been
trying with all my might to be a cover girl when it was now clear to me that
runway was my gift. But I never would have known that had I not believed in my
original dream and started moving towards it as best I could, '200 feet at a
time'.
Soon afterwards I moved
to Europe where, unlike San Francisco, 'high fashion' was the look and the
runway market was very strong. I went first to Milan and then to Paris, where I
still live today.
Ultimately I became an
international high fashion runway model, working with top designers such as Armani, Dior, Yves Saint Laurent, Versace,
and many others. I enjoyed a fantastic career spanning more than a decade.
I traveled to over 50
countries and have done shows before royalty and heads of state. I met some of
the world's most interesting and fascinating people; some of them rich and
famous, some completely unknown but rich in other ways.
And I got the education
of a lifetime.
None of this would have
happened if I had been 'stuck' on just one possible outcome and continued to
try and become a top international cover girl at all costs. As Ken Keesey Jr.
says “To be upset about what we don't have
is to waste what we do have.”
Each of us has what I
call a 'Unique Package'; that
singular combination of our unique inner and outer selves. And through that
package comes our gifts.
Discovering what our
gifts are and then expressing and sharing them is what we're all here for.
There are no 'better' sets of gifts and talents. They are all needed. We are
all needed.
Or as the French say,
"Il faut de tout pour faire un monde," which translated means, "It takes everyone to make a
world."
The dream you have
inside is not there by accident. There's a reason it's calling to you.
I firmly believe that
if you'll step onto the path of your dream, always giving your best, the
Universe will step up and meet you more than half way.
And even if your
destination changes, as did mine, I can promise you this: You will definitely
have more, do more and above all be more, for having made the journey.
Kim Luret
Published
on Insight OfThe Day from Bob Proctor