sábado, 15 de octubre de 2016

"Mi sueño es ayudar a los que sufren"…


Compilado por Graciela Sepúlveda

Que importante tener el cerebro siempre activo para tener una vida de calidad en la vejez, y esto nos lo viene a explicar Rita Levi Montalcini, quien cuando murió, a sus 103 años, se encontraba en pleno uso de sus facultades mentales y además activa profesionalmente, fue una gran mujer, ganadora de un premio nobel y siempre preocupada por los demás, les comparto su semblanza…

Rita Levi Montalcini nació en Turín, Italia el 22 de abril de 1909, dentro de una familia judía de clase media. Ella y su hermana gemela Paola eran las más pequeñas de la familia. Durante su adolescencia consideró ser escritora, su padre desanimaba a sus hijas a estudiar en la universidad pues pensaba que esto interrumpiría la vida que él esperaba que tuvieran de esposas y madres, pero afortunadamente apoyó las aspiraciones de Rita para estudiar medicina. Esto la hizo muy feliz y decidió ingresar a la Universidad de Medicina de Turín después de ver a un familiar cercano morir de cáncer en el estómago.

Mientras estudiaba, el neurólogo Giuseppe Levi la introdujo al conocimiento del desarrollo del sistema nervioso. Se especializó en Neurología y Psiquiatría y después en investigación. Cuando se graduó en 1936 empezó a trabajar como asistente de Guiseppe Levi, pero la carrera académica que estaba logrando se vio truncada por el Manifiesto de Defensa de la Raza de Benito Mussolini y la subsecuente introducción de las leyes que prohibían a los judíos las carreras académicas y profesionales.


Durante la Segunda Guerra Mundial, Rita tuvo que ocultarse y montó en su propio hogar un laboratorio de neuroembriología donde llevó a cabo experimentos sobre el estudio del crecimiento de las fibras nerviosas en embriones de pollo, que sentó las bases para gran parte de su investigación posterior.

Su primer laboratorio de genética se encontraba en su recámara. En 1943, su familia huyó al sur de Florencia, y ella montó otro laboratorio allí también. Durante este tiempo Rita también ofreció voluntariamente su experiencia médica para el servicio de la salud de los aliados. Su familia pudo regresar a Turín en 1945 con el fin de la Segunda Guerra Mundial.

En septiembre de 1946, Rita aceptó una invitación de la Universidad de Washington en St. Louis, Missouri, bajo la supervisión del profesor Viktor Hamburger. A pesar de que la invitación inicial era para un semestre, después de que Rita repitió los emocionantes resultados de su laboratorio casero, donde descubrió la apoptosis, es decir, la muerte programada de las células, Hamburger le ofreció una posición como investigadora asociada. Se quedó en St. Louis durante treinta años. Fue allí donde, en 1952, realizó su obra más importante: Aislar el factor de crecimiento nervioso (NGF ) a partir de observaciones de ciertos tejidos cancerosos que provocan un crecimiento extremadamente rápido de las células nerviosas. En 1958 empezó a dar clases en la Universidad hasta su jubilación en 1977, en 1961 Rita creó y dirigió el Centro de Investigaciones Neurobiológicas y más tarde el Instituto de Biología Celular, los dos centros en Roma.

Rita recibe el Premio Nóbel de Medicina
Rita ha recibido varios reconocimientos y premios por su labor científica: en 1986 le fue otorgado el Premio Nóbel de Medicina por su descubrimiento del "Factor de crecimiento nervioso" junto a Stanley Cohen, cuando le dijeron que había ganado el Nóbel dijo que era un gran honor, sin embargo, también dijo que no había mayor emoción que el momento del descubrimiento. En 1987 recibió la Medalla Nacional de la Ciencia, de la comunidad científica estadounidense, así como un sinfín de premios, reconocimientos y doctorados honoris causa.

No sólo la ciencia le interesaba, sino también la educación y la ecología. Es autora de numerosos libros, en "Tiempo de cambios", se centró en la necesidad de cambiar la educación, pues es la clave del progreso. Creó en 1992 con su hermana gemela Paola, la Fundación Rita Levi-Montalcini Onlus, con el fin de mejorar la instrucción de niñas y mujeres jóvenes africanas, principalmente de Etiopía, el Congo y Somalia.  Rita impulsó en la ONU la Carta Magna de los Deberes Humanos para salvar el planeta de los peligros creados por el hombre.

En el año 2001 a Rita se le designó senadora vitalicia en Italia. El 22 de abril de 2009 cumplió 100 años llena de vitalidad y optimismo, continuando con sus investigaciones y tan lúcida como a los 20 años, pero con más experiencia. En su vida se declaró feminista, laica y siempre abogando por los valores éticos sin esperar recompensa.

Con gran espíritu altruista decía cuando estudiaba: "Mi sueño es ayudar a los que sufren", y tenía como estímulo el ejemplo del Dr. Albert Schweitzer (1875-1965) que estaba en África mitigando los efectos de la lepra.

Y aquí viene a lo que me refería cuando les dije al inicio que nos da esperanza para la vejez, pues Rita afirmaba: "El cerebro no conoce la senilidad, pues aunque mueran neuronas, las restantes se reorganizan para tener las mismas funciones, pero para ello hay que estimular el cerebro, mantenerlo ilusionado, activo, para que funcione y nunca se degenere". Pues a trabajar el cerebro para llegar como Rita a los 103 años como si nada.


Rita murió el 30 de diciembre de 2012 a la edad de 103 años y en pleno uso de sus facultades mentales. Ella decía que no le tenía miedo a la muerte, pues lo más importante es el mensaje que dejas, eso es la Inmortalidad, "la muerte es natural, llegará un día pero no matará lo que hice. Los mensajes que uno deja, persisten".

Rita Levi Montalcini, una mujer de éxito que rompió esquemas para lograr lo que quería, estudiar medicina, y eso la llevó a dejar un legado de suma importancia para la ciencia, y a su vez, con su gran altruismo, buscar ayudar a los que sufren, en su caso con su Fundación, a niñas y mujeres africanas, que con la educación que reciben pueden salir adelante, pues la educación es la clave del progreso.

Te invitamos a ver estos videos con Rita...


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